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RESEÑAS
Economía popular: entre la emergencia y la estrategia. José Luis Coraggio y Érika Loritz. Ediciones Ciccus, 2022.
Número 240 / Año 2023 / Por Sánchez, Juan José

Revista Idelcoop nº 240 - Julio 2023 - ISSN Electrónico 2451-5418 /  Sección Reseñas

Idelcoop Fundación de Educación Cooperativa

 

 

 Economía popular: entre la emergencia y la estrategia. José Luís Coraggio y Erika Loritz  Ediciones Ciccus, 2022.

Juan José Sánchez[1]

 

 

El objetivo del libro Economía popular: entre la emergencia y la estrategia es contribuir a la reflexión y a la práctica de una economía popular (EP) superadora de la existente dentro del sistema capitalista, y dar cuenta de la necesidad de construir una Economía Popular Solidaria (EPS). En la primera parte, presenta los conceptos que, si bien son clásicos en el pensamiento de la “Nueva Economía Social” (Economía Social y Solidaria - ESS) vinculada a la escuela de la Maestría en Economía Social (MAES) de la Universidad Nacional de General Sarmiento (ICO - UNGS), entran en diálogo con otros pensamientos de lo que se autodefine como “Economía Popular” (EP) por los Nuevos Movimientos Sociales. El libro parte de la necesidad de presentar un sistema coherente de conceptos entre la EP y la ESS. En particular, se exterioriza un contrapunto con las interpretaciones vigentes hoy en Argentina sobre la EP, con el objeto de precisar conceptos que permitan pensar políticas para el campo. Incluye este primer apartado definiciones sobre “lo económico” y sobre “lo popular”. Se destaca la centralidad del trabajo, en una mirada que abreva en la corriente sustantivista polanyiana. La Economía Popular es la economía del pueblo. Es decir, no se presenta como economía de las y los pobres, sino que expande este universo a todas/os las/os que dependen de la realización de su capacidad de trabajo para sobrevivir y sostener proyectos de vida digna. De esta forma se sugiere la necesidad de alianzas estratégicas entre las organizaciones populares/sociales y las gremiales/sindicales.

La obra presenta un esquema analítico que les autores denominan “Sistema de Economía Mixta”, conformado por tres subsistemas, subordinados por la acumulación del capital: un subsistema de Economía Popular, en coexistencia con uno de Economía Empresarial Capitalista y otro de Economía Pública. Este esquema macrosistémico se vincula con el microsocioeconómico,  en el que las unidades domésticas imprimen su lógica de reproducción de la vida, pero se agremian con otras unidades domésticas en diversas formas organizativas para lograr la reproducción de la vida más allá de la inmediatez del hogar. Esta mirada difiere de la del (micro)emprendimiento mercantil, que ha constituido la unidad predominante de los enfoques más difundidos sobre la EP. Precisamente es esta lógica de reproducción de la vida la que impulsa relaciones económicas subjetivas y materiales de solidaridad. La idea de una transición posible a otra economía, social y solidaria, se plantea como proceso de construcción política, en oposición a la economía capitalista de mercado.

Les autores plantean la necesidad estratégica de movernos hacia una economía popular y conscientemente solidaria. Se proponen tres ejes para esta EPS, como transición a otra economía: 1) un primer eje centrado en la lucha reivindicativa de la sociedad organizada; 2) un segundo eje que busca la generación de excedentes, mejorando la productividad socioeconómica y aumentando escala y complejidad; 3) un tercer eje basado en la producción de una desconexión defensiva con los mercados concentrados (oligo y monopólicos).

Un tema central del libro es la prescripción sobre políticas públicas. Al respecto propone reorientar recursos públicos hacia las unidades domésticas (UD) populares y sus formas de agremiación en cooperativas y asociaciones de primer y segundo grado. Las políticas públicas constituyen el primer nivel institucional de reconocimientos de derecho y redistribución. El fortalecimiento de cada UD debe realizarse en articulación con el resto de la economía popular. [a1] Este fortalecimiento no debe asumirse como una ayuda puntual, o como una plataforma para la evolución hacia la sustentabilidad mercantil estricta (trampolín a la empresa). Les autores proponen superar la tendencia a la integración a través del consumo con empleos precarios y redistribución, por la incorporación de subsistemas productivos y reproductivos de bienes y servicios útiles.

Un tema polémico puede ser la idea de incidir en la economía empresarial capitalista para que, a través de acciones de responsabilidad social (¿corporativa?), desarrollen crecientes grados de “solidaridad”. Más clara resulta la sugerencia de la superación del clientelismo partidario por el diálogo entre agentes públicos y los actores colectivos de EPS en cada territorio de todas las escalas. Todo este proceso debe ser participativo y respetuoso de la autosuficiencia y la autonomía relativa y los tiempos. Sobre la institucionalidad de la EPS, les autores aconsejan no ceñirse a formas prototípicas como las cooperativas, sino abrirse a la posibilidad de nuevas formas. Pero esto también requiere avanzar en el reconocimiento legal y administrativo, pasando desde el “sector informal” a institucionalizar y reconocer derechos al/la trabajador/a asociativo/a autogestionado/a. La responsabilidad por las consecuencias de la producción y el consumo debe ser motivo de atención y preocupación permanente.

 

La segunda parte del libro se interroga sobre la construcción de un posible sujeto de la economía popular. El texto muestra una minuciosa investigación sobre la movilización social relativa al trabajo en Argentina de las últimas décadas. También, estudia las transformaciones en el mercado de trabajo argentino de 1980 a 2022. Las propuestas, los cambios en las demandas e identidades colectivas de los movimientos sociales, se analizan con su interacción con las políticas estatales, sus resultados, aprendizajes y transformaciones. El libro analiza la transformación de los/as trabajadores/as sindicalizados/as que devinieron desocupados/as y piqueteros/as, y, posteriormente, excluidos/as, a -en la actualidad- trabajadores de la economía popular. La continuidad la encontramos en la condición deficitaria del mercado laboral argentino a partir de las políticas neoliberales que le niegan al pueblo la posibilidad de vivir dignamente. ¿Pero qué sucede con el movimiento sindical tradicional durante el neoliberalismo? Se analiza el surgimiento de una central de trabajadores/as nueva, abierta a los desocupados/as (piqueteros/as), y enfrentada abiertamente a las ideas neoliberales. El análisis histórico lleva a examinar la revitalización de los sindicatos durante el gobierno kirchnerista. Ya durante el gobierno de Mauricio Macri, se observa la ofensiva patronal contra les trabajadores en su conjunto. Como así también, brevemente se mencionan los efectos de la pandemia y de las políticas laborales del gobierno de Alberto Fernández.

Desde la otra punta, se mencionan las experiencias del movimiento de trabajadores/as desocupados/as o excluidos/as del mercado formal, desde el comienzo del movimiento piquetero, su consolidación, el reclamo por autogestionar la ayuda, y la respuesta estatal a través de “planes”. Luego se analizan las asambleas populares, los lazos de solidaridad entre los movimientos de trabajadores/as desocupados/as, las fábricas recuperadas, y las asambleas barriales muchas veces conformadas por sectores medios de la sociedad. Seguidamente se pone el acento en las empresas recuperadas por sus trabajadores/as (ERT).

Poco a poco, y a pesar de la estabilización económica del país, se va consolidando un sector de la población económicamente activo, “que ronda el 30%” (Coraggio & Loritz, 2022: 115), que no puede acceder al trabajo formal con derechos. Estamos frente a una población que trabaja y trabaja mucho. Trabajadores/as que se inventan su propio trabajo y que al mismo tiempo van fundando su propio sindicato: la Confederación de los Trabajadores de la Economía Popular (CTEP, luego UTEP). Aquí les autores se interrogan sobre la construcción de un nuevo sujeto colectivo. Concluyen que, a diferencia de otros países de América Latina, en Argentina la irrupción del neoliberalismo trajo aparejada la constitución de un nuevo sujeto colectivo: el/la trabajador/a de la EP. Se percibe un proceso de acumulación política que interpela al Estado y a la sociedad respecto de las transformaciones estructurales en el mercado de trabajo y la pobreza. El libro contrasta las motivaciones y las representaciones propias del mundo piquetero de los 90-2000, con las que fundaron la CTEP y luego la UTEP en las últimas dos décadas. Se trazan puentes y se indaga sobre las diferencias, para dar cuenta del proceso por el cual termina acuñándose el nombre de EP y la lucha para legitimar frente al Estado y la sociedad la condición de trabajadores/as. Si bien, tanto los movimientos piqueteros como los de la EP realizan una crítica al asistencialismo, el primero lucha también por el control de la producción y reproducción de sus vidas a través del manejo de los “planes”, mientras que para la CTEP/UTEP la acumulación en proyectos productivos a nivel meso, es aún limitada. La participación en procesos asamblearios y la delegación funcional, además de la coordinación entre unidades productivas, es todavía muy escasa. Este déficit es profundizado por la vocación intervencionista de los Estados. Incluso los gobiernos populares del período, no buscaron la autonomía de las organizaciones. Los lineamientos de política de promoción del trabajo se orientaron siempre hacia la creación de “empleo” dependiente formal, desoyendo el pedido de autogestión.[2] Mayoritariamente, los planes sociales se aplicaron y se aplican de manera individual y centralizada por el Estado, cancelando la capacidad de control por parte de los movimientos sociales. Incluso los tres gobiernos kirchneristas se mantuvieron dentro del paradigma de “sociedad salarial”. Por otro lado, partiendo de relaciones con partidos políticos, las organizaciones ya no buscan su autonomía, sino todo lo contrario. Respecto a la dimensión territorial de la política, existe una resignificación del territorio por parte de las organizaciones piqueteras, principio importante para una reconfiguración de una propuesta de EPS de base territorial, comunitaria, con desarrollo endógeno, frente a prácticas desterritorializadas.

Sobre lo identitario, les autores ponen de relieve la lucha por las denominaciones. Desde los movimientos piqueteros en los 90, la referencia fue siempre la de “pueblo” enfrentada a la de “clase política”, y el reclamo era por trabajo, no por planes. Este sentido se mantiene en el tiempo, aunque se modificó el de “trabajador/a desocupado/a” que se transformó en “trabajador/a de la economía popular. Quienes forman parte de las organizaciones de la EP han rechazado siempre la mirada que los/as identifica como “pobres” y, hoy, se rechaza la idea  de que “cambian planes por trabajo”, ya que se afirma que los/as receptores/as de los “planes” ya trabajan. Parece ser que, en Argentina, a diferencia de otros países de América Latina donde el sujeto se construye a partir de subjetividades específicas como “campesino”, “indígena”, etc., el sujeto social se construye a partir de la memoria de reivindicaciones de los sectores subalternos que aquí encarnó y encarna todavía el peronismo (aunque hoy en disputa con otras identidades de la izquierda que han venido creciendo en representación). Una convicción recorre el ideario de las organizaciones de EP: el trabajo que no sea creado por la autogestión no va a ser creado por el mercado laboral formal. Deben inventar su propio trabajo. Décadas de experiencia fue mellando la memoria de la sociedad asalariada de pleno empleo. Y la tendencia es irreversible, por ello la urgencia de la organización del sector de los descartados del sistema y la lucha por la legitimación de sus derechos laborales. Les autores manifiestan en este punto la riqueza del proceso de la CTEP, máxime cuando se trata de trabajadoras y trabajadores que se encontraban dispersos/as y aislados/as. Aparecen, si, algunas preguntas sobre la proyección de estas experiencias que quedan expuestas en el libro, concluyendo que para otra economía es necesario otra política, otra forma de pensar y proyectar el futuro. Al respecto, se destaca una rica casuística en donde se deja entrever que la EP no debe encasillarse en les trabajadores pobres informales, sino que se trata de todos/as los/las trabajadores y trabajadoras, al menos de aquellos que viven amenazados constantemente por las crisis del capitalismo periférico. En palabras de les autores:

 

Ante estos problemas, la estrategia no puede seguir siendo la lucha reivindicativa de los trabajadores asalariados, por un lado, y, por el otro, con su problemática particular, la lucha por la reinserción en el mismo mercado que los excluyó de los desocupados o informales. Se trata de unificar estratégicamente todas las luchas por un cambio en las estructuras y lógicas económicas, más que de poner parches momentáneos ante la urgencia. (Coraggio y Loritz, 2022: 163).

 

Les autores plantean que la rica experiencia de los movimientos piqueteros hasta la conformación de CTEP/UTEP constituye al menos el germen de un sujeto colectivo de una EPS, en donde es fundamental que la dirigencia social asuma el desafío de la autarquía económica relativa, la autonomía política y la radicalización de la democracia participativa.

 

En la tercera parte les autores se proponen algunas apuestas para consolidar una EPS en Argentina. Hacen referencia a una extensa sistematización de publicaciones diversas, de la última década, en línea con ideas y experiencias de economías alternativas, actualizando el debate sobre el campo de la EP/ESS. En general, el concepto de EP se plantea en oposición al de “economía informal”. Para muchos, EP refiere a las prácticas heterogéneas orientadas a la reproducción de la vida de los sectores populares en contextos de pobreza. En estas nuevas conceptualizaciones de EP se analizan: patrones de consumo, endeudamiento, subjetividades sobre el trabajo autogestionado, concentrándose en las cuestiones comerciales y financieras y no tanto en las productivas. Aparecen acá las ideas sobre el “neoliberalismo desde abajo” (Gago, 2014) y el vínculo con las cadenas de valor globales. Desde estas estructuras se explican, a partir de la posición subordinada, nuevos mecanismos de explotación, no ya en la producción, sino en los procesos de circulación y consumo. Estos desarrollos son interpelados desde los conceptos de las dos primeras partes del libro, entrando en un rico diálogo con las miradas recientes.

Antes de los muchos anexos donde con la colaboración de otres autores se da cuenta de experiencias relevantes tanto por su continuidad como por su alcance,[3] en el capítulo 11 se analizan las potencialidades de la EPS para transformarse en un proyecto de alta calidad, escala y complejidad, con capacidad para contribuir a la construcción de otra economía nacional, que supere la versión débil de EP que prima en la actualidad. Si bien les autores plantean que este capítulo no debe tomarse como “prescripciones utópicas”, es inevitable caer en principios de tipo normativos-declarativos que confieren a las praxis que se exponen, connotaciones utópicas, del “como deberían ser”. Se aclara también que una condición de posibilidad de estas propuestas es que sea asumida por fuerzas sociales con capacidad suficiente.

En este punto el libro analiza distintas formas de comprender los alcances de la EPS:

  • una versión débil que la caracteriza como fragmentos del trabajo autogestionado (microemprendimientos de familias o grupos empobrecidos), dependiente de las políticas públicas de turno, basada en trabajos simples sin capacidad de quienes la llevan adelante de constituirse en posibles sujetos socioeconómicos colectivos;
  • una versión intermedia, con sujetos socioeconómicos colectivos que desarrollan subsistemas orgánicos de EPS, que entrelazan proyectos particulares en territorios diversos, aún con la actual correlación de fuerzas, pero articulando con sectores orgánicos de asalariados/as sindicalizados/as. Deberán también contar con la capacidad de desarrollar unidades productivas complejas.
  • una versión fuerte, que la caracteriza como enfrentando de manera unificada a los poderes económicos monopólicos, construyendo redes institucionales que superen el alcance nacional, con economías solidarias complementarias, integradas con sindicatos y con gremios, pymes, como parte de una alianza popular contrahegemónica. Debería incorporar, además, modelos macroeconómicos alternativos.

 

CONCLUSIONES:

Les autores han realizado un importante esfuerzo por encontrar las maneras de dialogar con las principales corrientes que analizan y se proyectan respecto a la EP y la ESS. La sistematización de los conceptos y el recorrido histórico sobre las prácticas revela un punto de partida para encontrar formas de relacionarnos entre quienes nos proponemos y militamos las causas populares.

Respecto de las propuestas, y más allá del peligro siempre presente de la prescripción desde el púlpito:

  • Sobre el sujeto social de la EPS, vemos la importante recomendación respecto a la articulación entre trabajadores/as de la EP y trabajadores/as asalariados/as, como subsistema económico centrado en el trabajo, es decir, en la reproducción ampliada de la vida de todos/as. Esto se propone como núcleo del sujeto social de la EPS. En el libro se plantea que el sujeto social de la EPS debería integrarse además por quienes se solidarizan desde otros lugares, por ejemplo, las clases medias comprometidas con el Pueblo como horizonte de destino. Si bien esta propuesta resulta poco operativa, es muy interesante desde una dimensión estratégica y política. Les autores plantean que la EPS debería ser un proyecto de sociedad alternativo al de la competencia fratricida de la economía capitalista, superador del neoliberalismo y del neodesarrollismo. Para esto se debería superar la versión débil de la EPS que predomina hoy en la Argentina.
  • Este paso de la economía para pobres a la EPS no será posible sin el rol de redistribución mediado por el Estado, garantizando derechos y generando las posibilidades de ejercerlos. Como se plantea en el libro, esto implica reformas institucionales profundas, por ejemplo: del régimen general de propiedad privada, pública y de los comunes, de la propiedad de la tierra agraria, del suelo urbano, de los organismos financieros y del sistema de ciencia y técnica, y del acceso al espacio público.
  • Respecto de la construcción de autarquía y autonomía, se propone el reconocimiento de la multiplicidad de relaciones propias del subsistema de economía popular, es decir, además del intercambio mercantil y por fuera de los sistemas de redistribución secundaria estatal. En este punto, el libro corre el riesgo de contradecirse y caer en voluntarismos, ya que ningún sistema de EPS puede desarrollarse sin alianzas fuertes con los Estados. Esta alianza es necesaria, pero además es un acto de justicia para quienes orientan su acción con el principio ético de la reproducción ampliada de la vida, de toda vida, de todo estilo de vida. En este punto, la única alternativa posible es la de gobiernos realmente populares, es decir, de quienes se reconocen en los intereses propios del pueblo. La articulación horizontal es la única alternativa de articulación con los Estados manteniendo la autonomía relativa (con interdependencia).

 

Como lo plantea el título del libro, se trata de pasar de la emergencia a la estrategia:

 

La economía popular puede y debe ser de alta calidad, escala y complejidad, no hay razón lógica para que no lo sea. Una condición imprescindible para encarar la construcción de una Economía Popular Solidaria es no reducirse a ver a los trabajadores como sujetos de necesidades (insatisfechas), sino también como fuerza productiva que contribuye a la liberación de las tenazas del capital global. Una vez puesta en marcha con una perspectiva estratégica, esa fuerza productiva podrá ir generando, con grados variables de autarquía y autonomía, buena parte de las condiciones de su propia reproducción. (Coraggio y Loritz, 2022: 201).

 

 

[1] Licenciado en Administración y licenciado en Comercio Internacional, especialista en Gestión de la Economía Social y Solidaria (EGESS) Universidad Nacional de Quilmes UNQ, y Maestrando en Economía Social (MAES) Universidad Nacional de General Sarmiento UNGS. Presidente de la Comisión de Asociados de la Filial 253 del Banco Credicoop Cooperativo Limitado. Correo electrónico: juanjosanchez61@gmail.com.

[2] Quizás, la única política específica de promoción del trabajo autogestionado sea precisamente el “Programa Autogestionado” del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social” de la Nación. Pero incluso la Línea 1 de este programa, línea específica de fortalecimiento de los ingresos laborales de los/as miembros de cooperativas de trabajo, se aplica de manera individual, depositándose directamente en la cuenta bancaria del/a asociado/a.

[3] Algunas experiencias con más de cuarenta años de continuidad. En algunos casos con presencia en países enteros, otras concentradas densamente en poblaciones completas.