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Un modelo presente para construir el futuro
Declaración del IMFC por el 99.º Día Internacional de las Cooperativas.
Desde la creación precursora de los Pioneros de Rochdale, en 1844, las cooperativas tienen por finalidad satisfacer las necesidades económicas, sociales y culturales de sus asocia­dos. Así, a partir de la primera cooperativa de consumo, estas empresas asociativas y solida­rias fueron ampliando su objeto para resolver la construcción de viviendas, canalizar el aho­rro popular e instrumentar la asistencia crediticia, brindar servicios educativos y de salud, instrumentar los más diversos seguros; organizar la producción, el acopio y la comercializa­ción de los productos agropecuarios; brindar los más diversos servicios esenciales, tales como la energía eléctrica, el agua potable y las redes cloacales, entre otras múltiples presta­ciones, a través de la ayuda mutua y el esfuerzo propio de sus integrantes.
 
Además del carácter voluntario, por el cual un grupo de personas deciden asociarse para crear una empresa de propiedad conjunta y administrada democráticamente, estas entidades tienen una impronta transformadora, tal como lo destacó la Organización de las Naciones Unidas en 2012, al consagrar el Año Internacional de las Cooperativas bajo el lema “Las em­presas cooperativas construyen un mundo mejor”.
 
“La gran virtud de nuestro movimiento ha sido su espíritu innovador, que nos ha permitido construir a lo largo de casi 180 años empresas sostenibles en todas las circunstancias histó­ricas y en todos los territorios. Así fue como llegamos a ser el mayor movimiento empresarial del mundo: casi tres millones de empresas con 1.200 millones de asociados”, expresa Ariel Guarco, presidente de la Alianza Cooperativa Internacional en su libro “Principios Coopera­tivos en Acción” *
 
En efecto, tal como lo señaló el IMFC en su declaración por el 85° Día Internacional de las Cooperativas, en 2007, “La racionalidad de la economía solidaria que encarna la cooperación le otorga plena vigencia y creciente gravitación en el futuro. Y es oportuno subrayar esa cua­lidad en este tiempo histórico, cuando se acentúan los dramáticos interrogantes sobre las consecuencias del calentamiento global, el aprovechamiento de las fuentes energéticas re­novables y otros temas de importancia estratégica para la humanidad.
 
Hace mucho que desde nuestro movimiento se señala la necesidad de repensar el mundo y producir cambios profundos en los modos de producción y distribución de la riqueza, ha­bida cuenta que la concentración de los frutos del trabajo de millones de mujeres y hombres sigue siendo una tendencia universal, cada vez más acelerada”.
 
Lo expuesto adquiere especial relevancia con motivo de la pandemia provocada por el Covid-19, una crisis sanitaria que puso de manifiesto la profunda desigualdad que exhibe la realidad contemporánea y la urgente necesidad de cambiar al mundo para salvarlo.
 
Como manifestó el Instituto Movilizador en la citada declaración, “Existe una economía del despilfarro que crece pareja con la brecha entre los que más tienen y los desposeídos. Se­mejante contradicción, además de alterar la vida sobre la tierra, da lugar a convulsiones so­ciales, luchas entre quienes reclaman el legítimo derecho a una existencia digna y los que se resisten a distribuir equitativamente los beneficios de la ciencia, la tecnología y todos los avances de la modernidad”.
 
Aunque parezca un sueño inalcanzable, sería necesario predicar con la palabra y el ejem­plo que se puede diseñar y construir una sociedad donde cada uno aporte según su capaci­dad y reciba según sus necesidades.
 
“Cada cooperativa y cada uno de sus miembros –dice Guarco– deben reconocerse en la identidad cooperativa y estar orgullosos de ella. Y esto será así cuando cada hombre y mu­jer, al tomar contacto con una cooperativa, sepa que lo está haciendo con una empresa ba­sada en valores, que ha incorporado en su organización temas como la paz, la defensa del planeta, la igualdad de género, el trabajo decente y el desarrollo sostenible.
 
Para esto es necesario construir un vínculo estrecho y dinámico entre la Identidad Coope­rativa y los desafíos que hoy enfrenta la humanidad. Esto requiere un gran esfuerzo de todo el movimiento que incluya el trabajo diario y responsable de cada cooperativa en su localidad y al cooperativismo global como actor protagónico de los esfuerzos de la cooperación inter­nacional por la paz y el desarrollo sostenible”.
 
Llevará tiempo y perseverancia, pero es el camino a transitar para la preservación de la naturaleza, conservar el aire puro, mantener la productividad de la tierra, garantizar que flo­rezca la vida y que cada día renazca la esperanza de que habrá un futuro mejor para todas y todos.
 
Consejo de Administración del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos Coop. Ltda.
 
 
* “Principios Cooperativos en Acción” “Frente a los desafíos de la agenda global” - Ariel Guarco - Intercoop Editorial Cooperativa Limitada (octubre 2020).