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REFLEXIONES Y DEBATES
Cercamientos, comunalizaciones, territorios geofísicos y digital-virtuales. Una propuesta conceptual y metodológica para su análisis
Número 245 / Año 2025 / Por Heras, Ana Inés - Herrera, Pablo Matías - Buchbinder, Sharon Berenice
Este artículo analiza el campo digital y los procesos históricos en los se fue privatizando (cercamientos), al tiempo que se fueron desarrollando alternativas de usos cooperativos, solidarios. El trabajo profundiza en los aspectos vinculados con lo digital-virtual, proponiendo un relevamiento de literatura que da cuenta tanto de las acciones de privatización como del denominado cooperativismo de plataformas (un modo distinto al privativo). Se introducen las nociones de común y comunalización como distintas a las de cercamiento y acumulación, a través de un recorrido por literatura clásica de las ciencias sociales críticas. A partir de toda esta reposición conceptual se describe y analiza la creación de un Archivo de Memoria Popular en un barrio de la Ciudad de Buenos Aires. Finalmente, se reflexiona sobre la memoria como un bien común y su gestión en entornos digitales.
Enclosures, communalizations and geophysical and digital-virtual territories. A conceptual and methodological proposal for their analysis This article analyzes the digital field and the historical processes in which it was privatized (enclosures), while alternatives of co-operative and solidary uses were developed. The paper delves into the aspects related to the digital-virtual territory, proposing a literature survey that accounts for both privatization actions and the so-called platform co-operativism (different from the privative). The notions of common and communalization are introduced as distinct from those of enclosure and accumulation, through a survey of classic critical social science literature. Based on all this conceptual repositioning, the creation of a Popular Memory Archive in a neighborhood of the City of Buenos Aires is described and analyzed. Finally, we reflect on memory as a common good and its management in digital environments.
Cercamentos, comunalizações e territórios geofísicos e digitais-virtuais. Uma proposta conceitual e metodológica para sua análise Este artigo analisa o campo digital e os processos históricos em que ele foi privatizado (cercamentos), ao mesmo tempo em que se desenvolveram alternativas de usos cooperativos e solidários. O artigo se aprofunda nos aspectos digitais e virtuais, propondo uma pesquisa bibliográfica que explica tanto as ações de privatização quanto o chamado cooperativismo de plataforma (uma abordagem distinta da privativa). As noções de bens comuns e comunalização são apresentadas como distintas daquelas de fechamento e acumulação, por meio de uma pesquisa da literatura crítica clássica das ciências sociais. Com base em todo esse reposicionamento conceitual, é descrita e analisada a criação de um Arquivo de Memória Popular em um bairro da cidade de Buenos Aires. Por fim, reflete-se sobre a memória como um bem comum e seu gerenciamento em ambientes digitais.

Revista Idelcoop nº 245 - Marzo 2025 - ISSN Electrónico 2451-5418 /  Sección Reflexiones y Debates

Idelcoop Fundación de Educación Cooperativa

 

 

Cercamientos, comunalizaciones, territorios geofísicos y digital-virtuales. Una propuesta conceptual y metodológica para su análisis.

Ana Inés Heras[1]

Pablo Matías Herrera[2]

Sharon Berenice Buchbinder[3]

 

Introducción

Este artículo parte de tomar en cuenta la opacidad y nitidez epistémica en las plataformas digitales-virtuales para desarrollar un argumento en el que describimos y analizamos con más detalle algunos procesos de cercamiento en el espacio digital-virtual.[4] El escrito se organiza en distintas secciones. En la primera se abordan los procesos históricos de clausura de los comunes y se produce una elaboración conceptual al respecto. En la segunda se elabora sobre las tendencias en el territorio digital-virtual, más específicamente. Por último, en la tercera sección se analiza la Construcción del Archivo de la Memoria Popular en Villa 20 (CAMPV20 de ahora en más) y se pone en relación este caso con preguntas acerca de las organizaciones social solidarias en el territorio digital-virtual. A partir de estas tres partes presentadas, se señalan algunas conclusiones y algunos puntos abiertos a continuar investigando como aportes a un campo transdisciplinar que se pregunta acerca de las relaciones entre clausura y apertura en la producción de los comunes.

Para abordar estas cuestiones hemos desarrollado una metodología entre disciplinas. Combinamos así un análisis histórico y filosófico, en particular desde fuentes secundarias de la filosofía política, con un análisis que se construye a partir de reponer narrativas sobre y con grupos de trabajo con los que desarrollamos una práctica co-elaborativa, según ha sido definida por Heras (2023; 2022). Este aspecto de la metodología analítica se construye a partir de procesos de largo tiempo junto con organizaciones de distintos tipos con las cuales nuestro Programa de investigación se vincula.

Al producir esta metodología combinada entre la historia, la filosofía política y la reposición de narrativas, combinamos procedimientos de trabajo con fuentes secundarias (a partir de textos históricos y filosóficos) y con fuentes primarias, con una perspectiva etnográfica, tal como se ha descrito en numerosas publicaciones de nuestro Programa. Esta perspectiva etnográfica co-elaborativa, de modo sintético, se basa en participar de prácticas que realizamos junto con los grupos; a partir de ese modo de estar con los grupos, vamos produciendo formas de documentarlas conjuntamente con elles a través de múltiples soportes (notas escritas, notas de audio, registro de video y fotografía, trabajo con archivos de las organizaciones). Asimismo, sostenemos espacios de análisis conjuntos y generamos producciones a partir de estos procedimientos y técnicas. De este modo, también los conceptos que se toman para los análisis son elaborados en distintos momentos y se van produciendo re-elaboraciones de los mismos a lo largo del tiempo, en co-elaboración.

En este escrito tomamos en cuenta los conceptos de opacidad y nitidez epistémicas para describir tendencias en el territorio digital-virtual, como documentamos en Herrera y Heras (2023). Hemos ya argumentado que existen empresas cuyo cometido es el negocio de plataformas digitales y que proceden por acumulación y cercamiento del territorio digital-virtual. Se comportan además con opacidad ya que no despliegan abiertamente diversos aspectos de la captura, acumulación y cercamiento con que trabajan y más bien intentan convencer al público de que todo es abierto y está disponible. De modo diferente, existen plataformas que se llevan adelante de forma social solidario, se diseñan e implementan con código abierto y generan intercambios no lucrativos donde se comparten conocimientos nuevos. Éstas actúan con lo que hemos denominado nitidez.

Esos aspectos vinculados al territorio digital-virtual son similares, en aspectos que a continuación desarrollaremos, a las situaciones histórico sociales y políticas generadas a partir del desarrollo de la economía capitalista en la época moderna. Sin embargo, existen diferencias sustanciales entre ambos procesos. Una de ellas es la temporalidad: mientras que el desarrollo del modo de producción capitalista tiene lugar durante el período que transcurre entre el siglo XVI y el presente, lo ocurrido en el territorio digital-virtual tiene tan solo algunas décadas. A continuación, explicamos en más detalle algunos de estos aspectos para orientar a quien lee en las coordenadas sobre las que se construyen nuestros argumentos analíticos posteriores en este texto. Por ello, volvemos sobre las nociones de común y comunalización como distintas a las de cercamiento y acumulación, a través de un recorrido por literatura clásica de las ciencias sociales críticas.

Como primera orientación, señalamos que, en relación a los conceptos de cercamiento, adoptamos una perspectiva histórica y filosófica presentada inicialmente por Engels, Marx y también más adelante por Luxemburgo para referirse a la forma en que la desposesión y el arrasamiento permiten cercar y acumular (Engels, 1844; Marx, 1844; Luxemburgo, 1913). En relación con el concepto de territorio, tomamos una perspectiva desde la geografía, informada por la etnografía y construida como elaboración propia en un texto anterior (Heras et al, 2023). Este concepto se diferencia de otros con los que aparece continuamente vinculado, a saber, lugar y espacio. En nuestra conceptualización, el uso del término territorio hace visibles las disputas alrededor de su ocupación, propiedad y construcción de legalidad asociada a formas que se van naturalizando como obvias (por ejemplo, propiedad privada como algo obvio del sistema capitalista). Para estas distinciones en su momento hemos abrevado en la geografía económica feminista (Gibson-Graham y Dombroski, 2020), la etnografía crítica (de la Cadena, 2015; Tsing, 2011; 2017; 2021) y la geografía política crítica (Hawthorne, 2019 y McKittrick, 2015).

Tomando en cuenta las nociones de cercamiento y territorio, en las secciones subsiguientes elaboramos primero acerca del concepto de plantación-ceno, acuñado por Tsing (2017) en diálogo con otras autoras, para explicar cómo el capitalismo, modo de producción hegemónico desde la modernidad, se construyó a partir de desposesión, desplazamiento, cercamiento y exacerbación de una perspectiva tecno-autoritaria. Ese modo económico tuvo una construcción tal que se conjugaron procesos de acumulación (por desplazamiento de grupos humanos enteros y por desposesión de sus tierras), de expropiación de la fuerza del trabajo y por tendencia a la financiarización de las relaciones económicas. Asimismo, la imposición paulatina de estos procesos concurrentes hizo que se tornaran naturalizados, dados por obvios como el modo predominante y lógico de organizar las relaciones económicas.[5] Seguidamente, para el territorio digital-virtual situamos el inicio de este proceso durante la segunda guerra mundial y los años inmediatos de posguerra. Elaboraremos así una relación entre las prácticas de cercamiento de los espacios digital-virtuales, acontecidas más recientemente, y las prácticas desarrolladas históricamente para la formación del capitalismo, que tuvieron lugar en temporalidades mucho más extensas. Explicaremos ambos procesos. Por último, en la sección subsiguiente, presentamos el análisis relativo a la construcción del archivo de la memoria que se desarrolla en Lugano como un lugar de observación y análisis de procesos virtuales-digitales que caracterizamos como social-solidarios.

 

Clausura de los comunes y plantación-ceno

La antropóloga chino-norteamericana Anna L. Tsing propuso las nociones de economía de plantación y plantacion-ceno[6]  para hacer visible la lógica de explotación de los seres que se tornó en un régimen con tendencia totalizante. Ella marca el advenimiento de esta lógica desde el momento en que el secuestro y venta de cuerpos humanos fue el pilar que sostuvo el régimen económico-social que permitió una acumulación desigual y depredadora. Desde esta perspectiva, el plantación-ceno refiere a la forma desigual en que se construye en nuestro presente un modo predatorio de estar en el mundo. Así, el plantación-ceno es un neologismo que define el modo de producción por el cual se esclaviza, somete y destruye a la mayoría de los seres que habitamos el planeta en beneficio de la acumulación por parte de una minoría que ejerce, continuamente, cercamientos y destrucción a través de ocupaciones ilegítimas, guerras, traslados masivos de especies [a1] (humanas y más que humanas), entre sus características fundamentales. Tsing indica que este modo de plantación arrasa con seres de distintos tipos y no permite procesos regenerativos que ocurren cuando diversas especies conviven y van produciendo tejidos de la vida.

Gran parte de la producción de Tsing está enfocada en el análisis actual de dos situaciones concurrentes y vinculadas entre sí: por un lado, las situaciones de desigualdad que se producen por la combinación de fuerzas de distinto tipo, tamaño, ubicación y capacidad (por ejemplo, es el núcleo de su libro Friction: An Ethnography of Global Connection), y, por otro, las formas en que la combinación de elementos puede provocar reconstrucciones, resurgencias y recuperaciones (Tsing, 2017). Según su perspectiva, sin embargo, la cuestión regenerativa no debe tomarse como un posicionamiento optimista de su parte, en el sentido de suponer que todo va a estar bien. Para modificar el curso de lo que ocurre hoy, es importante tomar conciencia y realizar acciones concretas, a la vez que es igualmente importante conocer datos que ella se preocupa por difundir (Tsing, 2021). Por ejemplo, que la huella del ser humano en la tierra, con su carácter depredador y extractivo, se aceleró desde fines del siglo XVIII: en doscientos cincuenta años, está destruyendo un proceso que llevó aproximadamente 12.000 años configurar. Otro dato importante que Tsing pone a consideración permanentemente en sus charlas públicas, publicaciones y sitios multimedia, es que esta destrucción se produce a través de complejos entramados globales que desfavorecen marcadamente a ciertos grupos y, a la vez, construyen una suerte de sentido común acerca de que el modo “plantación-ceno” es el único posible y debe ser preferido (Tsing, 2011; 2017; 2021; Tsing y otrxs, 2021).

De acuerdo con Tsing, y con autores/as muy anteriores a ella (les ya citados Engels, Marx y Luxemburgo), entre los siglos XVIII y XIX en Europa, África y las Américas, se establecieron formas de acumulación por depredación y desposesión continuas.[7] Este patrón de acumulación procedió por cercamientos de tierra. Estos cercamientos estuvieron asociados al secuestro, captura y control de las vidas (humanas y más que humanas); esta forma de construir las sociedades se asienta sobre lo que Mbembé (2011) ha denominado política de muerte y Foucault, microfísica del poder (1992), vinculada a un control de los cuerpos (biopolítica). Pero como la misma Tsing demuestra, junto con esta tendencia de muerte coexisten, resurgen y re emergen formas diversas de la vida. En muchos casos, éstas se proponen desarmar las estructuras totalizantes de la dominación. En ese mismo sentido, Stengers y Pignarre (2018) proponen lo que llamaron prácticas de desembrujo para conjurar la opresión, muerte y dominación.

También otres autores, en y desde América Latina y el Caribe (Apffel Marglin, 1998; Castro Gómez, 2005 o Sylvia Wynter, en conversación con McKittrick, 2015) destacan que la acumulación es parte constitutiva del proyecto de la modernidad y que esta impronta continúa vigente a través de un andamiaje neocolonial. Les autores coinciden en que sostener una acción constante en el día a día y en cada uno de los lugares/espacios/territorios que habitamos podría permitir desmontar y desarticular el modo hegemónico actual. Aquí hay una diferencia entre el pensamiento de Tsing y el de estes autores, por cuanto Tsing no tiene, hasta el momento, una posición optimista acerca de dicha posible desarticulación.

Escribiendo en inglés y ubicada en los Estados Unidos, Haraway (2016) denominó “dictados del Anthropos y del Capital” (p. 2) a estas tendencias destructivas y extractivas; también sugiere que existe una respuesta a las formas de despojo. Haraway ha llamado a fierce response a esa respuesta, una respuesta con ferocidad, y recopiló abundante información sobre esas formas que se obstinan y que de ningún modo son simples, proveyendo ejemplos en diferentes escalas geográficas y mundos en distintos escritos de su autoría. Este modo que existe y persevera con ferocidad, nos dice, procede a través de estar ahí con el problema, en el sentido de que oponerse a la dominación es un trabajo continuo y se plantea como un problema abierto. Su filosofía política es la del feminismo anarquista comunitario y posiciona la efectuación de la vida -e inclusive la forma de morir- como actos en que estamos comprometides y participamos: estaríamos eligiendo las formas del vivir y del morir porque son decisiones indelegables, según su filosofía. En otros libros de su autoría ha analizado en detalle las relaciones entre seres humanos y animales, insistiendo en la posibilidad de que nuestra especie puede ser compañera de las otras especies en tanto y en cuanto podamos atender a las maneras de trabar amistad y compañía (Haraway, 2008), una perspectiva muy distinta a considerar a los animales -u otras especies- al servicio de los humanos.

Por su parte, escribiendo originalmente en francés y situando su pensamiento desde Europa, Stengers (2005) propuso los términos cosmopolitics y cosmopolitical para referirse a esta cualidad de hacer con otres y tomar decisiones para la vida: las decisiones deben ser tomadas en presencia de y junto a quienes están siendo afectades por tales actos. Sin embargo, esto no supone una noción pre-definida del bien común como criterio rector, que alcanzaría a todos los seres vivos, ni una forma de la democracia o de la política universales, sino que la política del cosmos (es decir, de lo existente) es aquello que va ocurriendo, según la autora. Las tomas de decisiones, las luchas por el sentido, las preguntas sin respuesta tienen lugar en ese acontecer. No existe la delegación del poder de decisión en la definición de política propuesta por Stengers: la política es participar de hacer el mundo (el mundo, su mundo, nuestros mundos, el cosmos) y necesita ser predicada como forma directa. Estar ahí (el staying with the trouble de Haraway) es encontrarse con la dificultad de pensar y hacer con otres (Stengers), sin dar por hecho que otre tomará la palabra por mí, o sabrá lo que yo deseo, puedo o prefiero. En esta propuesta tampoco se supone que todes tomarán la palabra, ya que algunes podrán negarse o posicionarse en el lugar de no comprender o no querer. Stengers recupera El Idiota de Dostoievski y Bartleby, el escribiente de Melville para repensar el aporte de estos posicionamientos en un hacer política entre todes, estando atentes. Recupera también la imagen de la química del siglo XVIII para pensar la política como un arte y un oficio, una profesión que trabaja con sustancias, las combina, intenta entender las posibilidades y efectos de esas combinaciones, sin dar nada por supuesto. Esta metáfora de quien hace química y se relaciona con los elementos da lugar a preguntarse por el arte manual, tal vez lento, de ir pensando mientras se está haciendo y no se sabe qué forma tomará.

A partir de este recorrido por la literatura señalamos la importancia de construir marcos de práctica y conceptuales que nos permitan identificar y acompañar procesos de tomas de decisiones conjuntas para hacer la vida junto a otres, habilitando de esta forma un modo que se establece a cada paso y que al decir de Haraway, se construye quedándose ahí con el problema. Recorremos a estas autoras para posicionar la noción de que, si bien existe un modo predatorio, una economía de plantación (Tsing), simultáneamente están activas otras formas que construyen un quehacer social de carácter interdependiente con otros seres, activo en su deseo de sostener un mundo plural y caracterizado por una orientación de no-dominio.

Unimos aquí política, en el sentido presentado arriba a partir de Stengers, con la noción de continuar en el problema (Haraway) y con los aportes de la política de lo común desarrollada por Escobar (2014), Gutiérrez Aguilar (2017) y por Flórez y Olarte-Olarte (2023). Estes autores dan cuenta de que hacer la vida con otres, tomando seriamente la noción de lo común, está llena de tensiones con otras formas de pensar la vida, el acceso a recursos y la posibilidad del disfrute. Por ejemplo, Escobar recupera la política de lo común en referencia a las luchas del Proceso de Comunidades Negras (PCN) de Colombia, donde los territorios comunitarios son considerados como una red compleja de relaciones en las cuales se efectúa un proyecto político-organizativo que aporta a la conservación de la vida, la consolidación de la democracia basada en el derecho a la diferencia y la construcción alternativa de sociedad. La atención se centra en la reproducción de la vida, la creación, la conservación de los recursos y la búsqueda de otras formas colectivas: a la vez que cuidan los bienes existentes inauguran posibilidades de aumento de su disfrute.

Por su parte, Gutiérrez Aguilar define a la política de lo común como antagónica a la apropiación privada de la producción colectiva, dentro de lo que incluye la privatización de la capacidad de decisión que caracteriza a las formas liberales de lo político y la política. Pujando en contrario, lo común constituye el punto de partida del despliegue crítico del hacer. Se concreta en diversas tramas asociativas para enfrentar y superar necesidades que -ante situaciones de despojo- reinventan maneras, mediante un proceso de autorreproducción simultánea del común y del hacer. Aquí hay una constante vinculación entre ser, hacer y construir con otres. Si el hacer no es sustancia enajenada y fagocitada por el capital, existirán también condiciones en las cuales afirma ámbitos para establecerse y expandirse.

Flórez y Olarte-Olarte, considerando las contribuciones de diverses autores como aproximaciones descolonizantes, describen el mapa político de los movimientos sociales latinoamericanos. Destacan que las luchas de los distintos pueblos, en tanto disputan las propuestas por la modernidad y la neocolonización liberal, construyen en acto formas de vivir que producen conocimientos (políticos, artísticos, técnicos, entre otros) forjadores de propuestas vitales que se oponen al despojo, la muerte y la apropiación enajenante del capital transnacional. También nos dicen que existen vínculos entre:

 

…el significado del territorio y la intensificación por los comunes, la comunalización, la colectivización, la comunidad o lo comunal que, para efectos de este capítulo, denominaremos prácticas y saberes comunalizadores. En un sentido amplio, y con ánimo de resaltar su heterogeneidad, consideramos que estas prácticas y saberes comunalizadoras entienden y afirman que el control, uso, manejo y acceso a elementos (como agua, aire, suelo) o también, a intangibles (como saberes tradicionales o trabajo colectivo y comunitario), no pueden ser objeto de encerramientos, cercenamientos, privatización, supresión o agotamiento. Esas prácticas y saberes, como tales, buscan evitar o resistir formas de excluibilidad y sustraibilidad (Flórez y Olarte-Olarte, 2023, p. 17).

 

La literatura revisada permite argumentar que la praxis política del común es atravesada por una potencia que se expresa en pugnas entre variantes. La potencia de hacer junto a otrxs y tomar decisiones que afectan a todxs, considerando el sostenimiento de las vidas todas, es un tipo de poder. Por eso, el pensamiento y la acción en común, sobre los bienes comunes (tan amplios como los bienes planetarios o tan acotados como los bienes de nuestra casa, barrio o comunidad; tan concretos como un espacio verde público o un espacio digital-virtual para sostener la memoria colectiva) es una de las formas en que se predica la potencia habilitante, es decir, el poder de la vida. La concepción del común no responde a regímenes de propiedad privada tal como lo hemos naturalizado. Se introduce otra noción, aún menos familiar (y sobre todo luego de los enriquecimientos por parte de algunos en pandemia): la de la no posesión. Reconocemos en este matiz un régimen de sentido no mercantil y no mercantilizado, sino recíproco y donante. [a2] 

Como ya dijimos, también existe el poder de dominación, que es otra de las formas de la potencia que continúan existiendo e incluyen, entre otras, la esclavitud (en tiempos presentes), la alienación (enmascarada de posibilidades infinitas de poseer cosas) o la delegación (una de las maneras de dominación más extendida y quizá más sutil).  Este patrón de acumulación por cercamiento y desposesión también ha ocurrido (y continúa teniendo lugar) en el territorio digital-virtual. Seguidamente, presentamos una recomposición de este proceso.

 

El común digital-virtual. Tendencias en el territorio.

Así como en el territorio geofísico los procesos de acumulación, desposesión y depredación se fueron generando concurrentemente con acciones de cercamiento y privatización, también en el territorio digital-virtual los procesos económicos de generación de plusvalor se producen por cercamientos (Bollier, 2003). Estos modos pueden observarse como tendencias en el territorio digital-virtual. Según lo documentado por el autor, dichos procesos se produjeron en un lapso breve comparado con los procesos más largos que ya analizó Marx en su momento (de acumulación por desposesión y cercamiento). A continuación, elaboramos esta tendencia en el territorio digital-virtual y también identificamos otras formas que se presentan de signo diferente al de explotación y acumulación que -aunque más democráticas y más potenciadoras del acceso a las herramientas que proveen las tecnologías de la información- no se consolidan como modo preferido.

Denominamos territorio digital-virtual a los sitios en los que conviven diferentes formas de estar en su relación con el tratamiento de la información digitalizada. En el presente, en este territorio existen infraestructuras digitales que permiten que diferentes usuaries interactúen entre sí: las plataformas digitales. Srnicek (2018) presenta lo que denominó capitalismo de plataforma para caracterizar un fenómeno en el cual el dominio económico es ejercido por empresas que incorporaron a las plataformas digitales en sus modelos de negocio siendo los datos de les usuaries la materia prima que se recolecta y analiza para producir ganancias. Sin embargo, no todas las organizaciones tienen el objetivo de producir ganancias a partir de las interacciones que se producen en las plataformas.

En este escrito consideramos que para indagar acerca de las dinámicas de apertura y clausura que se producen en el territorio digital-virtual es necesario considerar la interacción entre los desarrollos vinculados a las tecnologías de la información y las diferentes configuraciones organizacionales. Partimos así de la siguiente proposición: las tecnologías utilizadas por cada organización modifican la forma en que se compila, procesa, almacena y transmite la información digital porque existen diferentes lógicas incorporadas en el desarrollo tecnológico mismo. Estas lógicas pueden contribuir o diferir con el propósito de la organización y también pueden orientar hacia una mayor apertura o clausura del territorio digital-virtual.

En un trabajo anterior explicitamos dos tendencias contrapuestas: opacidad y nitidez epistémicas. La opacidad epistémica opera construyendo un poder de dominación social a partir de plataformas comerciales con fines de lucro que se desarrollan en torno a una dinámica capitalista de acumulación. De otro modo, la nitidez epistémica promueve espacios públicos de acceso libre y gratuito para producir y compartir la común digital a partir de un tipo distinto de plataforma (Herrera y Heras, 2023). El común digital, a su vez, es definido por Dulong de Rosnay y Stadler (2020) como “...un subconjunto de los comunes, donde los recursos son datos, información, cultura y conocimiento que se crean y/o mantienen en línea.” (p.1).[8] Esta definición la tomamos para el desarrollo posterior.

Dando continuidad al recorrido de la literatura presentada en el apartado anterior, aquí realizamos una recomposición -en términos históricos- de la apropiación del común digital y de los diferentes modos en que los desarrollos de las tecnologías de la información fueron incorporados en las diferentes lógicas organizacionales. Ubicamos la aparición del común digital en los desarrollos de las tecnologías de la información y la comunicación de la primera mitad del siglo XX, un período signado por conflictos bélicos y la consecuente importancia del control de los flujos de información digitalizada. En ese período, la cibernética se conformó como una ciencia y se produjo simultáneamente el desdoblamiento entre tecnologías de software y hardware (Wiener, 1948; 1950). El desarrollo de esta ciencia se produjo en forma paradojal ya que, por un lado, contribuyó con el desarrollo armamentístico de diferentes naciones y, por el otro, también tuvo una impronta de libertad de creación, de invención de códigos completamente novedosos y de aplicaciones en otros campos (educación, medicina y psicología, por ejemplo).

En la década de 1960, la agencia gubernamental de Estados Unidos conocida como ARPA (Advanced Research Projects Agency) fue la responsable de la creación de una red de comunicaciones para el intercambio de información entre investigadorxs y responsables de la defensa del país. El resultado fue la creación de ARPANET, un primer proyecto gubernamental asociado con el desarrollo de tecnologías para el intercambio de la información digitalizada fundamentado en una programación cooperativa en donde se buscaba un grado mayor de horizontalización para que la información pudiera recorrer caminos alternativos ante un posible ataque sobre las centrales de telecomunicaciones estadounidenses (Bollier, 2003; Zukerfeld, 2014). Ese proyecto fue el origen de lo que hoy conocemos como Internet[9] y quienes escribimos este artículo, ubicamos allí la apertura de un primer espacio digital-virtual, es decir, de un lugar significado socialmente para el intercambio de información relativa a un proyecto específico. En sus inicios, la estructura de esta red era entre iguales, sin una jerarquización que estableciera que un grupo tenga una posición de superioridad con respecto al dominio de la información que allí circulaba. [a3] Zukerfeld (2014) describe esta situación así:

Notablemente, este grupo que comandaba la red era absolutamente informal. No había pertenencias y exclusiones delimitadas, ni certificaciones académicas o institucionales que regularan el acceso. Tampoco había, al interior de quienes lo fueron constituyendo, jerarquías estipuladas. (p.70)

 

El autor explica que, si bien esta red colaborativa se establecía de manera horizontal, se presentaba una superposición de distintas capas -infraestructura, hardware, software, contenidos y red social- y en ellas primaban diferentes lógicas. En la infraestructura y el hardware, producidos por empresas capitalistas por encargo de una agencia estatal, primaba una lógica privativa. En las capas vinculadas al software, contenidos y red social primaba una lógica cooperativa: “No sólo no había copyright para los programas, tampoco había trade secrets, marcas o patentes de procedimientos para los distintos estándares, protocolos y demás. A su vez, la red social de usuarios era completamente no mercantil.” (Zukerfeld, 2014, p.73). Estas últimas tres capas conforman el ambiente de Internet en donde les usuaries pueden vincularse entre sí, lugar que Lessig (2009) y Cófreces (2024) reconocen como ciberespacio.[10] Allí, en sus inicios, primaba una lógica de comunidad que permitía que millones de usuaries descentralizades interactúen de manera abierta y estable con la capacidad estructural de continuar creciendo y alojando información (Berry, 2008). Por más que no se utilizara el término software libre en ese entonces, en este espacio primaba una lógica vinculada con la libre circulación de ideas.

 Entre las razones por las cuales primaba una lógica de apertura en este espacio se encuentra que quienes estuvieron involucrades en el desarrollo de esta red provenían de un ámbito académico asociado con la promoción del conocimiento libre y universal (Castells, 2007; Zukerfeld, 2014). Un hábito general en la comunidad de usuaries era compartir los códigos fuente para leerlos, modificarlos o tomar partes de los mismos. En esta comunidad ocurría lo que Steven Levy (1984) denomina Hacker Ethic: “Era una filosofía de intercambio, apertura, descentralización y de poner las manos en las máquinas a cualquier costo para mejorar las máquinas y mejorar el mundo.” (p.4).[11] Stengers y Pignarre (2018) recurren a la figura de les Hackers y su potencia para la creación política. Les atribuyen intereses que van más allá de los particulares cuyo horizonte se limitaría a una colectivización de la propiedad. Los invocan como representantes de quienes luchan por una información libre y gratuita y que cuestiona toda forma de apropiación, inclusive aquellas que vinculan productor con producto.

En 1975, siguiendo la lógica del Hacker Ethic, se creó el Homebrew Computer Club, un lugar de intercambio y difusión de ideas. En ese lugar, la clausura a la libre circulación de ideas se produjo desde dentro. Uno de los participantes del Club era Bill Gates que al momento en que debía poner un código en el dominio público como software libre, abandonó Harvard y fundó Microsoft, un software privativo (Bollier, 2003; Cusumano, 1998). En 1976, publicó una carta en el boletín del Homebrew Computer Club denominada “An open letter to hobbyists” en donde se preguntaba: “¿Quién puede permitirse hacer un trabajo profesional a cambio de nada? ¿Qué aficionado puede dedicar tres años a programar, encontrar todos los errores, documentar su producto y distribuirlo gratis?” (Gates, 1976).[12] Steve Jobs y Steve Wozniak, otros miembros del Club en concordancia con Gates, fundaron societariamente en 1976 Apple (Isaacson, 2011). Ubicamos aquí, en este Club y en el pasaje de estos dos años (1975-1976), el cambio de una lógica de apertura hacia una lógica de clausura en lo que refiere a la libre circulación de ideas transmitidas mediante información digital-virtual. Gates y Jobs encabezaron la dinámica de clausura siguiendo una estrategia que consistió en adoptar el software de estándares abiertos, extender sus funciones con modificaciones propietarias y luego extinguir a la competencia haciendo que sus propias modificaciones propietarias se transformaran en los estándares de facto (Bollier, 2003; Berry, 2008).

La profundización de esta tendencia y la formalización de estrategias de cercamiento del ciberespacio se produjo a través del avance de plataformas privativas con fines de lucro. Shoshanna Zuboff (2019) utiliza el término capitalismo de vigilancia para denunciar este fenómeno. A través de un programa de investigación iniciado a finales de la década de los 70, la autora pone en visibilidad cómo la lógica de clausura capitalista adquiere su máximo exponente en las organizaciones que hoy se establecen como grandes monopolios y lucran con la comercialización de la información que extraen de les usuaries. Srnicek (2018), como ya mencionamos, para denunciar este fenómeno utiliza el término Capitalismo de Plataformas. Ambxs describen cómo la asociación entre una lógica de clausura tecnológica y de organizaciones capitalistas se traduce en lo que en la literatura se denominó como poder de plataformas. Este es un poder que ejercen las plataformas digitales sobre sus usuaries [a4] (Khan, 2018; Culpepper y Thelen, 2020; Otrx y Autorx 2, 2022).

En este punto queremos retomar la idea de seguir con el problema de Haraway reconstruyendo la forma en la que se recreó la lógica de la libre circulación de ideas ante la emergencia de la lógica privativa del software. Prestando atención al fenómeno mediante el cual las corporaciones capitalistas se encargaban de disolver a las comunidades hackers  imponiendo acuerdos de confidencialidad sobre los códigos, Richard Stallman propuso la creación de un sistema operativo libre, de software libre. En 1984 comenzó con este proyecto conocido con el acrónimo GNU (GNU's Not Unix) y en 1992, se produjo una asociación con el sistema de Linux lo que dio lugar finalmente al sistema operativo completo libre GNU/Linux. Para quienes participaban de GNU no sólo era importante el desarrollo del software libre sino también su mantenimiento como tal. En 1989 se creó el copyleft que otorgaba el permiso para ejecutar el programa, copiarlo, modificarlo y redistribuir versiones modificadas con la condición de que tanto el software original como la versión modificada siempre se mantengan como un software libre a disposición de la comunidad. El instrumento legal mediante el cual se implementó en el proyecto fue la licencia GPL (General Public License).

De acuerdo con la elaboración presentada hasta aquí, es posible reafirmar nuestra posición acerca de la opacidad y nitidez epistémicas como tendencias distintas y en pugna. Asimismo, es posible insistir en el uso del término territorio digital-virtual ya que éste nos permite poner en visibilidad, precisamente, el carácter de disputa entre lógicas diferentes. Así, Stengers y Pignarre (2018) recuperan la importancia de proyectos como el GNU en vinculación con la aparición de movimientos de resistencia al carácter abusivo de la apropiación. Lo que este tipo de proyectos visibilizan es la disputa existente entre lógicas asociadas al software libre y al software privativo.

En la asociación de los desarrollos tecnológicos con las diferentes propuestas organizacionales asimismo es posible identificar otros aspectos de esta disputa. Srnicek (2018) describe el Capitalismo de Plataformas como tecnologías que se piensan en función de nuevas formas organizacionales, nuevos modos de explotación y nuevas maneras de acumular capital. Scholz (2016), por su parte, trabaja y elabora la noción/concepto de cooperativismo de plataformas y, en su elaboración, plantea un cambio estructural en la organización del trabajo revitalizando la solidaridad e introduciendo la gobernabilidad democrática. De este modo, Fuster Morell (2016) ha señalado que la plataforma digital como desarrollo tecnológico, caracterizada por su versatilidad y ambivalencia, puede tomar una forma u otra: o bien la de economía social y hacer escalar modalidades cooperativas, o bien adoptar las formas de un feroz corporativismo de lucro capitalista.

En relación con la implementación del cooperativismo de plataformas a nivel internacional, en la literatura encontramos diversos trabajos que estudian experiencias diversas, tales como los trabajos de Cañada Mullor et al. (2024) o Fuster Morell et al. (2021). A nivel local encontramos también otra serie de autores y autoras (Kasparian, 2022; Muñoz Cancela et al., 2023; Cófreces, 2023; Errecalde y Katz, 2022; Otero, 2023; Arpe et al. 2018). De estos estudios surge que es posible asociar al cooperativismo de plataformas con el mejoramiento de las condiciones laborales de les trabajadores a través de la implementación de los principios cooperativos. Sin embargo, se señala que no todas las cooperativas de plataforma actuales utilizan software libre; tampoco deben hacerlo para ser consideradas como tales. En esta línea, Fuster Morell (2016) resalta dos aspectos que Scholz deja en un plano menor al momento de elaborar sobre el cooperativismo de plataformas: una de ellas vinculada con lo que aquí denominamos común digital-virtual[13] y la otra vinculada con la necesidad de que las plataformas estén basadas en software libre.

A partir del conocimiento de las tendencias en disputa en el territorio digital-virtual y los distintos tipos de plataformas, nos interesan diferentes ensayos de implementación de propuestas como la de cooperativismo de plataformas para continuar pensando en el trabajo que hacemos en el día a día con las organizaciones autogestionadas de fines social solidarios con las que participamos, identificando, describiendo y analizando su vinculación con las tecnologías de la información. A continuación, presentamos un análisis de las situaciones que enfrenta una organización autogestionada social solidaria al usar tecnologías de la información para crear reservorios de información y ponerlos a disposición de una manera que coincida con sus propósitos de gestión democrática y apertura de la información. Para ello, en el siguiente apartado describimos y analizamos la Construcción del Archivo de la Memoria Popular Villa 20 como un caso de este tipo.

 

Organizaciones social solidarias en el territorio digital-virtual

 

La Construcción del Archivo de la Memoria Popular en Villa 20 (CAMPV20) es un proceso en marcha desde 2018 en Villa 20, Lugano, Ciudad de Buenos Aires. El equipo que fundó este reservorio lo denominó como una práctica artístico-política cuyo objetivo es “generar espacios de intercambio entre vecinas y vecinos como un modo de confirmar que la memoria es una acto colectivo y activo, que construimos produciendo relatos de la historia y del presente” (web del Archivo).

En el encuentro entre vecines se producen testimonios, muchos de los cuales se digitalizan. Desde la CAMPV20 se entiende que estos registros forman parte de la memoria del barrio y se produce, cuida, utiliza y disfruta por parte de les vecines. Por ello, en Herrera, Nahón y Heras (2024) hemos analizado los efectos de memoria compartida y de ejercicio de la rememoración como un proceso de comunalización. Aquí nos enfocaremos en otro ángulo, uno que relaciona las tecnologías de la información con proyectos como la CAMPV20.

En el argumento que desarrollamos a continuación, buscamos sostener la siguiente proposición analítica: la CAMPV20 es una organización con un fin social solidario que crea un reservorio de información. Esa información se digitaliza para compartirla y en ese movimiento se produce un ingreso al territorio digital-virtual. En ese proceso de ingreso existen tensiones que requieren una atención constante para mantener abiertos los espacios de producción de la memoria en forma comunitaria. Para ello, identificamos acciones que se realizan desde la CAMPV20 y que permiten analizar la preservación y el cuidado de la memoria como un común. También identificamos las acciones que tienden a su clausura.

La identificación de acciones la realizamos a través de un relato en el que damos cuenta del proceso mediante el cual se pone a disposición el material del Archivo en una página web. Nos ubicamos en el relato como co-elaboradores en la construcción del Archivo. Hemos seguido una metodología inspirada en el trabajo de autoras neo materialistas feministas, quienes otorgan un lugar central a la narrativa, tales como las norteamericanas Jane Bennett (2022) y Donna Haraway (2016), la venezolano-colombiana Juliana Flórez junto a su compañera Carolina Olarte-Olarte (2020) y la autora belga Isabelle Stengers cuando trabaja con su compañero Philippe Pignarre (2018). Estas autoras proceden a través de la narración para exponer descriptivamente aspectos que constituyen puntos analíticos; estos se van retomando a partir de esa misma escritura de narración descriptiva. Todas estas autoras dan por sentado que el método permite ser incluidas ellas mismas en la narración (el subrayado es nuestro) y por tanto se toma como un hecho el postulado epistémico de que quien conoce está incluida en ese conocimiento (posicionamiento también propuesto por intelectuales feministas como Lerner (1993), o de Isabel Stengers (2011) en su relectura de Alfred Whitehead, entre otras).

 

Proceso de puesta a disposición del material en la web.

De la CAMPV20 participamos diferentes personas (vecines y no vecines de ese barrio -quienes escribimos este artículo entramos en esta última categoría-) que interactuamos entre nosotres y entre distintas materialidades puestas a disposición para ser digitalizadas. En ese intercambio no mercantil se producen sinergias y tensiones, que surgen a partir del mismo intercambio para tomar decisiones sobre el material, los modos de ingresarlo en el Archivo y las formas de ubicarlo en el sitio web (ver Alva Torres et al, 2023) para el detalle algunas de estas cuestiones).

En la CAMPV20 las actividades que se llevan adelante están vinculadas con el cuidado de la memoria compartida. Los actos de rememoración se producen a través de actividades (denominadas también activaciones, en el sentido de que algo se activa, es decir, se pone en movimiento y provoca algo más). Son lugares abiertos para que se produzcan interacciones en las que se ejerce la memoria de manera comunitaria y en tiempo presente.[14]

El ejercicio de la memoria consiste en compartir historias, recuerdos, narraciones, sentimientos, relatos y pareceres acerca de la Villa 20 y quienes comparten son vecines o no vecines que tienen algo que contar acerca del barrio. Ese compartir se respalda muchas veces con fotos, videos, testimonios, dibujos, objetos, cartas, documentos y certificados. En las activaciones, mientras alguien comparte, la recepción de lo que está ocurriendo se produce de diferentes maneras: hay quienes escuchan, hay quienes interrumpen y agregan algo, hay quienes registran lo compartido, hay quienes pasan, miran y siguen, pero de algún modo toman nota de lo que ocurre allí. Esto se corrobora innumerable cantidad de veces en el barrio ya que a posteriori de las actividades suele haber comentarios sobre haber visto que ocurría pero no haber participado en forma directa en ese momento. Son modos de los que quedan registros, de diferentes formas y en diferentes formatos. Uno de esos formatos es el digital y otro es la memoria de las personas. Cada vez que les vecines, familias, grupos u organizaciones comparten un recuerdo con el Archivo, se produce una acción de des-apropiación de lo privado y de legado/donación a un proyecto colectivo. Parte de lo que se comparte se digitaliza; parte de lo que se digitaliza se cataloga; y parte de los que se cataloga es socializado en espacios digitales-virtuales como, por ejemplo, la página web (https://archivovilla20.com.ar/) o el Instagram del Archivo (@archivovilla20).

Un aspecto que importa señalar es que, para darle continuidad a los procesos de creación abiertos y participativos, hay actividades específicas desarrolladas por el Archivo que están vinculadas con la comunalización del conocimiento (técnico) necesario para poder llevar adelante la realización, la edición, la exposición, la preservación y el cuidado de los registros digitales. Así, para la digitalización de los registros se utilizan diferentes tecnologías: desde los móviles personales de quienes participan en las actividades hasta cámaras, micrófonos y grabadoras que son propiedad colectiva del Archivo y se utilizan para compartir ciertos conocimientos técnicos de vídeo y grabación. A lo largo del año 2023, en esta línea, se realizó un Taller de Cine Comunitario y Memoria que tuvo como objetivo compartir con jóvenes vecines de Villa 20 conocimientos para la producción audiovisual. El taller estuvo orientado por participantes de la CAMPV20 que conocen sobre esta temática y comparten esos conocimientos con quienes están interesades. En lo que va del año 2024, un taller similar está siendo realizado con otro grupo de adolescentes y se está convocando a les jóvenes participantes del 2023 para que formen parte de la coordinación. En la CAMPV20 el registro en formato digital es producido para conservar y socializar las acciones que se llevan adelante. A partir de esas dinámicas se pensó durante el 2023 en formalizar la organización como una cooperativa[15] y crear puestos de trabajo en el Archivo para les vecines de Villa 20.

En la CAMPV20, parte del material que es digitalizado luego se edita y, una vez editado, pasa a un proceso de catalogación. Para la edición y la catalogación se crearon comisiones internas dentro del Archivo. El medio de comunicación de estas comisiones es a través de WhatsApp y el alojamiento de la mayor parte de lo que se digitaliza se produce en un Drive (lugar de almacenamiento de archivos de Google) compartido del Archivo. El material es editado por integrantes del Archivo que tienen conocimientos técnicos vinculados con la edición y el diseño de imagen y sonido y el material que es catalogado es aquel que se va a publicar en la página web del Archivo. En la actualidad hay más de 250 registros catalogados en una hoja de cálculo que se encuentra alojada en el Drive. En el catálogo, cada fila representa un registro y las columnas indican categorías de esos registros. Cuando se recorre la planilla, se puede ver que la mayoría de sus filas responden a fotos del barrio o a algún tipo de imagen (muchas veces documentación) que les vecines acercan en alguno de los intercambios; en ese momento se toma una foto digital (por tanto, se digitaliza). El resto del material catalogado son audios y videos, producciones generalmente realizadas bajo una consigna de intercambio específica. Se identifican también en la planilla casilleros (intersección entre fila -registro- y columna -categoría del de registro-) sin completar. Quienes escribimos este artículo y participamos en una parte de la catalogación, identificamos que el momento de catalogación, al ser posterior al momento en que se comparte y digitaliza el material, puede ser desarrollado por una persona distinta a la que participó presencialmente cuando se ofreció la información. Por este motivo, ocurren situaciones que quedan abiertas a ser completadas más adelante, lo cual, en sí mismo, constituye un modo procesual de vincularse a la información del archivo. De la comisión de edición y catalogación, por el momento, formamos parte integrantes de la CAMPV20 que no somos vecines del barrio.

Luego de la catalogación, se procede a la carga del material en la página web del Archivo y se utiliza el sistema de gestión de contenidos web WordPress. En un principio, esta tarea se encontraba a cargo de una sola persona (no vecine), pero desde el 2023 se amplió esta labor con quienes participamos en la comisión de catalogación (tres personas más, ninguna vecina de Villa 20). La carga del material a la web implica seleccionar una parte de la información del material catalogado, la que se va a exponer, y completar lo que solicita la plantilla del gestor de contenidos.

La exposición del material en la web se viene realizando de formas tales que se comparten los pasos concretos con quienes aportan el material.  Una de estas formas consiste en la realización de encuentros para que se acuerde acerca del material que se va a difundir. En esos encuentros, se busca que quienes aportaron el material participen también de lo que fue producido a partir de la donación inicial. Así, una parte de la información que se publica en la web del Archivo es definida por les aportantes y otra parte es definida por quienes continúan procesando la información en las comisiones a las que nos referimos antes. En las actividades para compartir la carga con quienes han donado, se pueden tomar decisiones sobre lo que se muestra: se acuerda el producto que se va a cargar en la web, se define el nombre con el que va a figurar ese material y la descripción que se va a realizar del mismo. También se definen las etiquetas: palabras que eligen los aportantes para definir el material. Esas etiquetas luego generan un vínculo entre el material disponible en la web. Identificamos que estas acciones se fueron tornando muy importantes para quienes conservan y cuidan el Archivo, para quienes donan, y también para quienes acceden como usuaries del sitio en algún otro momento. El material, luego de que fue aportado, editado y catalogado, y exhibido en la web en un sentido es modificado y transformado, por más que en otro sentido permanezca idéntico a sí mismo.

Puesta en relación analítica.

En lo que acabamos de presentar, como participantes actives de la CAMPV20 y como usuaries de la web del Archivo, buscamos dar cuenta de dinámicas que atraviesan la conformación de un reservorio de información digitalizada. Partimos enunciando que la CAMPV20 es una organización con un fin social solidario que, a partir de diferentes activaciones, produce información que pone a disposición para su uso y su disfrute y que, concurrentemente, en ese proceso, recopila, edita, cataloga y carga material para su exposición en una página web.

Por lo tanto, hay dos movimientos: 1) constituirse en un espacio digital-virtual social y solidario, ofrecido a los demás de forma abierta, por una parte, y 2) sostener a la vez tareas de recopilación, edición, catalogación y carga de modo tal que solamente algunas personas las realizan, aunque se busque permanentemente ampliar esa participación. Estos movimientos conjuntos tornan a este espacio digital-virtual en una situación que asume dos tendencias concurrentes: hacia la apertura y hacia la clausura. Son ejemplos de las dinámicas tendientes a la clausura las comisiones, que toman decisiones y no necesariamente comparten ese momento con el resto de la comunidad cuando se realizan, aunque pueden compartirse luego cuando ya se ha subido el material a la web, durante las activaciones.  Por lo tanto, éste es un aspecto en tensión: máxima apertura en lo que respecta a las voluntades de donar, a las decisiones compartidas en las activaciones y al hecho de que el sitio es público, por un lado, y por otro, tendencia a clausurar tomas de decisiones al realizar algunos procedimientos técnicos. Dicho aspecto deja abierta la pregunta acerca de las decisiones a tomar por parte de las organizaciones autogestionadas colectivamente y con impronta social solidarias en el momento en que ingresan al espacio digital-virtual.

Abrimos interrogantes acerca de sus procesos de comunalización, cuidado compartido y recursos necesarios para hacer estas acciones, por ejemplo: ¿cuáles son los saberes técnicos indispensables para sostener estos procesos de comunalización y quiénes los portan? ¿Cuáles son los recursos monetarios que se precisan para generar condiciones de tiempo suficientes para que las personas que deseen participar puedan hacerlo sin tener que competir con elles mismes por estar disponiendo de ese tiempo vital para vender su trabajo? Como indicamos, la propuesta de constituir una cooperativa de trabajo en la CAMPV20 quedó por ahora en suspenso, pero precisamente, fueron estos interrogantes los que habían activado la posibilidad de su conformación. 

            Otro aspecto que la presentación de los procesos despliega es el hecho de que las plataformas que se utilizan son las que responden a una lógica capitalista, todas con fines de lucro, tales como Google (el Drive y el Google Chrome), Meta Platforms (Facebook, Instagram y Whatsapp, principalmente) y también a WordPress. De aquí se desprenden otros interrogantes que son, por ejemplo: ¿por qué no se usan softwares no privativos ni privados para estos procedimientos?, ¿qué implicaría querer hacerlo ahora?, ¿qué decisiones se fueron tomando de modo no totalmente informado para usar este tipo de plataformas, de modo tal que en este momento el proceso de la CAMPV20 esté capturado por plataformas privativas?

            No obstante, estos interrogantes que continúan abiertos, estamos en condiciones de afirmar lo siguiente a partir de lo elaborado hasta aquí: proyectos como la Construcción del Archivo de la Memoria Popular Villa 20 permiten producir y consolidar un registro, y también desplegar las diferentes líneas que se entrecruzan para su desarrollo. Identificamos a continuación dichas líneas.

En primer lugar, la CAMPV20 logra generar una lógica del común a partir de acciones de memoria activa. Hasta 2018 no existía este tipo de archivo, y a partir de su existencia se configuró como referencia dentro y fuera del barrio. Los usos del mismo se multiplican continuamente y el grupo gestor del Archivo no tiene control último de dichos usos. Así, se amplía y expande, por un lado, y simultáneamente, se vuelve hacia dentro del barrio, permanentemente, al ser reconocido como un sitio identitario de memoria popular y barrial.

Por lo dicho en el párrafo anterior, en segundo lugar, es un reservorio que se continúa desarrollando y, en esa continuidad de acciones, produce simultáneamente Archivo y Memoria. Se produce un modo de tomar decisiones sobre los procesos de Archivo y Memoria que permiten ejercitar tomas de decisiones colectivas, inclusive con tensiones, y que producen un modo político propio para acceder a derechos, situaciones que se visibilizan en los momentos concretos de identificar y aportar información. Así, se produce una puesta a disposición colectiva de un conocimiento transgeneracional y transcultural, en cada momento de aporte y socialización del Archivo, mediado por las relaciones entre medios digitales y otros medios (papel, fotografías, materiales de archivo, conversaciones, entre otros).

En tercer lugar, dicha producción simultánea va generando conocimientos relacionados a la memoria, al archivo, a la digitalización, a la construcción de acuerdos, a la perspectiva sobre qué significa la historia, entre los que hemos venido identificando. También la CAMPV20 produce constantemente saberes sobre la vida cotidiana para las personas que allí viven y de su puesta en valor a través de la autoorganización (relacionados por ejemplo a cómo se accede a la vivienda o a servicios tales como cloacas, agua, gas, electricidad, internet y servicios medioambientales). Los archivos conforman así un proceso que entrelaza, teje, recuerda y propone poder-hacer y efectuar una mejor forma de vida en los barrios en los que se desarrolla. Quienes intervienen en su desarrollo (vecines, investigadores, militantes, polítiques, técnicas, tecnologías, imaginarios, recuerdos, etc.) conforman un entramado de gobierno colectivo.

En cuarto lugar, los pasajes hacia la digitalidad-virtualidad han permitido desarrollar y sistematizar información para ubicar y poner en visibilidad otros comunes que han sido ocultados y apropiados en este espacio. Por ejemplo, en el archivo se comenzó a poner en circulación la historia de décadas pasadas cuando se fundaron cooperativas de trabajo y vivienda para sostener la vida en Lugano, lo cual viene permitiendo des-ocultar un pasado fuertemente nutrido de experiencias social solidarias, que no solía estar disponible públicamente para su conocimiento por parte de les vecines, aunque fuese un saber que se había ido transmitiendo oralmente y también, un saber que se ha estudiado por parte de especialistas en las ciencias sociales. Así, este conocimiento permite ser socializado con vecines de este barrio en forma permanente, al estar cuidado y conservado en común, y también, permite articular con otros barrios en similares condiciones.

 

A modo de cierre

En este trabajo presentamos las diferencias entre las prácticas y construcciones políticas de cercamiento y de comunalización, a través de un recorrido por las producciones de autores/as latinoamericanes, europees y anglosajones. Dimos cuenta de procesos de largo plazo y subrayamos las formas en que, entre los siglos XVI y XIX se genera primero, y luego consolida, un modo de producción que legaliza la explotación, la acumulación y la desposesión. En esa revisión de literatura, señalamos perspectivas distintas pero coincidentes en que al mismo tiempo en que se desarrollan los procesos de cercamiento y apropiación privada, se efectúan procesos de otros signos que tienden hacia la vida en común y de cuidado mutuo. Vinculamos conceptualmente esta presentación de conceptos y argumentos con lo que se ha estudiado acerca de los espacios digitales-virtuales, ya que, por situaciones históricas concretas vinculadas al desarrollo de los estados-nación capitalistas, se configuró un modo de abordaje de lo digital-virtual que naturalizó la privatización.

Este proceso de privatización del espacio digital-virtual también se realiza a través de maniobras que aún hoy se mantienen opacas, poco claras para quienes usamos estas tecnologías. Si bien este aspecto específico de la opacidad fue descrito en otro trabajo anterior, aquí lo hemos tomado como punto de referencia para presentar unas prácticas que combinan el territorio digital-virtual con el territorio geofísico en Lugano. Estas prácticas permiten la gestión de un común digital-virtual. Paradojalmente, sin embargo, como mostramos en la sección inmediatamente anterior, operan con software desarrollado privativamente y con fin de lucro. Este aspecto se deja señalado en este trabajo para retomarlo en futuras comunicaciones por el hecho de que abre a otras preguntas, vinculadas pero diferentes, acerca de qué saber técnico hace falta poseer para operar con software no privativo y ponerlo a disposición de un archivo digital-virtual social solidario. En el ejemplo analizado se pone en visibilidad la dificultad que existe de que se conjuguen diversos aspectos que harían posible un modo en que podrían coincidir el denominado cooperativismo de plataformas, el software libre (abierto a ser compartido y modificado) con el enfoque social solidario sobre la memoria histórica de un barrio como Villa Lugano.

            De este modo, en este texto hemos logrado presentar tres aspectos originales, hasta ahora no expuestos en sus relaciones en otros trabajos de nuestro equipo ni de otros equipos que conozcamos. Estos aspectos son de dos órdenes, conceptual y metodológico. Los desarrollamos a continuación.

En lo que respecta al orden de lo conceptual, nuestro texto permite:

  • establecer una relación entre procesos de cercamiento digital-virtual y otros procesos históricos que constituyeron el andamiaje del capitalismo;
  • exponer cómo dichos modos de cercamiento y apropiación se naturalizan, como si fuesen los únicos posibles;
  • elucidar que, sin embargo, no es el único modo posible, ya que existen ejemplos históricos en el espacio digital-virtual y en el espacio referenciado en la tierra, que dan cuenta de diversos modos de oposición a la explotación de unes por otres y de la consecuente naturalización de dichos modos;
  • poner en visibilidad mecanismos específicos por los que opera la explotación de unos grupos por otros, tanto en el espacio digital-virtual como en otros lugares, a través de una exposición del desarrollo histórico de ambos procesos de cercamiento y apropiación de los espacios.

En lo que respecta a lo metodológico, señalamos que nuestro trabajo procedió a través de una combinación en la que pusimos en relación el trabajo con fuentes secundarias y primarias, y para ello:

  • en los dos primeros apartados trabajamos a través de un análisis de fuentes secundarias, tomando para ello bibliografía escrita en castellano y en inglés, y poniendo en relación estudios de distintas geografías;
  • en el apartado de presentación descriptivo-analítica de la CAMPV20, procedimos a través de una metodología de narración que permite partir de una descripción de procesos y procedimientos; a medida que se expone, construye el análisis, que se expresa hacia el final de ese apartado y queda planteado para continuar explorando afirmaciones que se constituyen como hallazgos específicos.

A partir de estas contribuciones nuestro escrito permite continuar trazando algunas líneas de trabajo en el campo de los estudios de lo digital-virtual en relación con las nociones de lo común y lo social solidario en Argentina.

 

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[1] Investigadora y docente. LICH EH UNSAM e Instituto para la Inclusión Social y el Desarrollo Humano / CONICET Argentina. Correo electrónico: aheras@unsam.edu.ar

[2] Investigador y docente. CIMBAGE FCE UBA e Instituto para la Inclusión Social y el Desarrollo Humano. Correo electrónico: pablomatiasherrera@gmail.com

[3] Becaria de investigación y auxiliar docente. CIMBAGE FCE UBA. Correo electrónico: sharybuch@gmail.com

 

[4] En este escrito, la doble adjetivación responde a una doble caracterización de la información y su transducción (transmisión y traducción) posibilitada por el desarrollo tecnológico y su consecuente desdoblamiento entre tecnologías de software y de hardware. Es digital debido al cambio de forma a dígitos que es requerido para que la capacidad de informar sea compartida entre humanos y tecnologías. Es virtual en el sentido de que la información se actualiza a través de la utilización de artefactos que permiten percibir sus efectos en diferentes estructuras. Lo referente al proceso de transducción como transmisión y traducción lo hemos recuperado a partir de Simondon (2017, 2019). Para el abordaje del dualismo actual/virtual hemos reparado en el anexo de la obra de Deleuze y Parnet (1997).

[5] Gibson-Graham (2006) y Guattari en diálogo con Rolnik (2005), por ejemplo, han denominado a esta naturalización de la formación capitalista con los términos capitalocéntrico (para referirse a este punto de vista que naturaliza este modo y lo impone como forma de percibir) y capitalístico (para referirse a que se instala este modo e inclusive pasa inadvertido en todos nosotros).

[6] El uso del término plantación-ceno es nuestra traducción. Tsing prefiere esta noción a la de antropoceno (que cobró importancia en las últimas dos décadas para alertar sobre la depredación que les humanes venimos realizando en nuestro planeta).

[7]  Albo (2014) y Angus (2014) han elaborado la perspectiva de Luxemburgo a cien años de la publicación de La acumulación de capital y pueden consultarse estos trabajos para mayor detalle. También Mazora (2017) elabora acerca de Marx y Engels.

[8] Es nuestra traducción del original “...a subset of the commons, where the resources are data, information, culture and knowledge which are created and/or maintained online.” (Dulong de Rosnay y Stadler, 2020, p.1).

[9] En Abbate (1999) y Leiner et al (2003) se puede profundizar en la consolidación de Internet en los 70.

[10] La primera referencia del término la ubicamos en la novela de ciencia ficción Neuromante de Willam Gibson del año 1984. En la novela, el autor encuentra el origen de este espacio en diversas prácticas militares. Nosotres lo seguimos.

[11] Es nuestra traducción del original: “It was a philosophy of sharing, openness, decentralization, and getting your hands on machines at any cost to improve the machines, and to improve the world.” (Steven Levy, 1984, p.4).

[12] Es nuestra traducción del original: “Who can afford to do professional work for nothing? What hobbyist can put 3-man years into programming, finding all bugs, documenting his product and distributing for free?” (Gates, 1976).

[13] El autor refiere al conocimiento como bien común a partir del uso de licencias de los recursos que garantizan el acceso.

[14] Tal como indica la web del Archivo, estas activaciones se producen en Mesas de Memoria Compartida, Muestras del Archivo en distintas escuelas del barrio y Ejercicios audiovisuales en los que a través de la cámara de vídeo se construye una historia de la Villa 20 en primera persona del plural.

[15] Esto no se concretó aún, por una serie de cuestiones: por un lado, la consolidación de la dinámica grupal de les integrantes de la cooperativa potencial lleva más tiempo del imaginado inicialmente; por otro lado, en Argentina las regulaciones con respecto a la conformación de cooperativas de trabajo que no hacen tan fácil ni accesible estos procesos. Asimismo, el cambio en la gestión gubernamental en diciembre de 2023 presentó una serie de desafíos que están haciendo sentir sus efectos en la dinámica del Archivo.