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DOCUMENTOS Y DECLARACIONES
El desafío de la clase trabajadora: el sindicalismo y el cooperativismo en América Latina
Número 222 / Año 2017 / Por Declaración del Segundo Encuentro Internacional de cooperativismo y sindicalismo
Revista Idelcoop, nº 222, julio 2017. ISSN 0327-1919 / Sección Documentos y Declaraciones
Instituto de la Cooperación. Fundación de Educación, Investigación y Asistencia Técnica- IDELCOOP
 

 

San Pablo, marzo 2017

 

Declaración del Segundo Encuentro Internacional

El desafío de la clase trabajadora: el sindicalismo y el cooperativismo en América Latina

 

El cooperativismo pasa a tener, en el tercer milenio, un segundo momento de su historia, una función que trasciende a la tradicional función social y económica, para ganar una nueva dimensión de carácter político, que es la defensa de la democracia, el combate de los efectos negativos de la incertidumbre económica del liberalismo.

Roberto Rodrigues

 

Introducción

El escenario mundial actual puede caracterizarse a partir del agotamiento del modelo de acumulación capitalista basado en la especulación financiera globalizada. Dicho proceso se traduce en una crisis general, por la cual el neoliberalismo ha dejado de dar respuestas a las necesidades de acumulación del capital y las clases dominantes han virado a nuevas formas de orden mundial. En este sentido, estamos frente a un escenario de disputa. Una de las posibles salidas a esta situación podría haber sido la aparición de proyectos populares y progresistas a nivel global, basados en la ampliación de derechos y en una distribución equitativa de la riqueza. No obstante, no fue esta la opción que ha ganado fuerza, sino que el resultado fue el ascenso de proyectos conservadores de corte nacionalista. El triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, el Brexit en Gran Bretaña, o el avance de sectores fascistas en Francia, Alemania y Holanda son ejemplos de esto. En el caso de Latinoamérica, donde los sectores dominantes devinieron dirigentes, este contexto histórico nos obliga a sostener un nuevo modelo de desarrollo frente a la crisis de la mundialización financiera. Una nueva economía que se base en los principios de solidaridad, democracia e igualdad de los trabajadores y trabajadoras.

Nuestra región se encuentra ante uno de las coyunturas más desfavorables que, desde la década del 90, nos haya tocado vivir a los trabajadores y trabajadoras de Latinoamérica. Las medidas adoptadas por los gobiernos de la mayoría de nuestros países obedecen a un modelo económico que apunta a generar mayor concentración de riqueza en los sectores más privilegiados, y a quitarle cada vez más derechos a los sectores más postergados de la sociedad.  

Sabemos que este modelo económico solo se sostiene a costa de mayores niveles de exclusión. Este proyecto de escala continental genera terribles consecuencias en nuestros territorios: la apertura indiscriminada de importaciones provenientes principalmente de Asia, la pérdida del poder adquisitivo, el achicamiento del mercado interno, el cierre de empresas, el encarecimiento de los costos de vida y el aumento de los niveles de desocupación. Todo esto amparado por el accionar del Estado, que ante la crisis se posiciona en contra de los derechos de los trabajadores y trabajadoras. De la mano de un discurso que propone una salida basada en el emprendedurismo individual, se consolida un relato del éxito personal que ataca la idea de la comunidad, de las relaciones sociales y sus organizaciones (cooperativas, sindicatos, iglesias, etc.). Se introduce así en nuestras sociedades a través de un aparato mediático, que naturaliza formas de vida basadas en las necesidades que genera el mercado.

Para esto debemos reafirmar nuestra identidad de trabajadores como sujetos sociales y políticos de construcción colectiva. Lo cual exige romper con la lógica del individualismo, tan alimentada por la derecha y los medios de comunicación, y reconocernos como trabajadores y trabajadoras en pie de igualdad y de lucha. Solo en la medida en que asumamos nuestra identidad como clase es que podremos impulsar medidas y políticas que nos representen verdaderamente.

Las acciones de lucha que hemos realizado desde las organizaciones de los trabajadores, si bien han tenido visibilidad, hasta ahora no han logrado torcer el rumbo de las políticas económicas llevadas adelante por los gobiernos neoliberales. Esto se debe en parte a la falta de un programa de lucha que unifique las expresiones y los reclamos de los trabajadores y trabajadoras sindicalizadas y cooperativistas frente al avance del plan económico neoliberal.

No obstante, no debemos dejar de señalar aquellas iniciativas que han tenido un impacto significativo en nuestra sociedad, y muestran el camino a seguir en la lucha por la unidad e integración, como son las movilizaciones de trabajadores sindicalizados y cooperativistas en Argentina, Uruguay y Brasil en contra del proyecto económico neoliberal; y fundamentalmente el paro internacional de mujeres, que unió en las calles a millones de compañeras en reclamo de la igualdad de género.

 

Plan de acción

 

Los pueblos que no se conocen han de darse prisa por conocerse, como quienes van a pelear juntos. Los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas. Es la hora del recuento y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes.

José Martí

 

La economía de comunión tendrá futuro si la donamos a todos y no se queda dentro de sus casas. Dónenla a todos y antes que nada a los pobres y a los jóvenes, que son aquellos que más tienen necesidad.

Francisco, 2017

 

1) Construir unidad a escala nacional y regional

El objetivo de la integración entre sindicalismo y cooperativismo a nivel regional es la unidad, que hoy se hace necesaria. Con el fin de resignificar la integración regional, la misma debe darse en términos políticos y también económicos, respecto a cómo podemos avanzar hacia alianzas productivas y de intercooperación más fuertes. Debemos generar propuestas unificadas, que nos permitan sostener e incrementar los niveles de participación institucional alcanzados en los distintos espacios regionales: Mercosur, Unasur, OIT, RECM, CICOPA y ACI América. En sintonía con los avances de las centrales sindicales de América y sus organizaciones.

 

2) Programa y propuestas de acción conjunta

Como resultado del análisis y del debate entre los compañeros y compañeras, consideramos que un programa de acción, tendiente a una mayor articulación entre el cooperativismo y el sindicalismo, debe contener los siguientes puntos:

  • Defender la democracia como herramienta fundamental para el desarrollo de la ESS, el cooperativismo y la autogestión como la única alternativa capaz de generar un modelo económico alternativo en defensa de los sectores sociales más vulnerables.
  • Generar una agenda positiva con las organizaciones de la sociedad civil que compartan los valores de una sociedad más justa y solidaria, y que a su vez sirva para dialogar con los poderes del Estado.
  • Promover el diálogo en común con las organizaciones sindicales y cooperativas de trabajadores y trabajadoras para la concreción de políticas conjuntas.
  • Impulsar medidas para proteger nuestras industrias por medio de un índice de nacionalización.
  • Evitar la condena al cooperativismo, demostrando en la práctica los valores del proyecto cooperativo.
  • Fomentar el compre cooperativo a nivel nacional y regional.
  • Acompañar las luchas por los derechos de los trabajadores y trabajadoras, teniendo al trabajo autogestionado como una herramienta para su desarrollo.
  • Avanzar en un diálogo franco con el fin de concretar alianzas con el sector pyme.
  • Respetar el derecho a la autodeterminación sin pérdida de los derechos de los trabajadores y trabajadoras, ampliando nuestras conquistas. Consolidando un encuentro exitoso entre sindicalismo y cooperativismo.
  • Seguir luchando por una mayor incidencia política desde la clase trabajadora, dentro de los espacios de organización de la ESS, cooperativismo y autogestión.

 

De los puntos anteriores, se desprenden las siguientes acciones concretas, que deberemos llevar adelante:

  • La alianza entre las cooperativas de trabajo asociado y los espacios gremiales debe estar en la agenda nacional y regional.
  • Plantear una reforma impositiva que contemple las especificidades de las cooperativas de trabajo.
  • Promover a las cooperativas en las compras públicas. Asegurar el reconocimiento de la condición económica de las cooperativas por parte del Estado y exigir que se garantice un porcentaje de estas compras a la producción cooperativa.
  • El capital financiero está atacando a las cooperativas de crédito en algunos países de la región. Por eso debemos fortalecer un sistema de finanzas cooperativas que tenga alcance en los distintos territorios donde se desarrolla la economía de los trabajadores.
  • Empresa que cierra debe ser recuperada para mantener los puestos de trabajo como una respuesta cultural fundamental de la identidad de la clase trabajadora.
  • Defender la unidad del Mercosur y declararnos en contra de la retirada de cualquier país de esa institución.
  • Observar y exigir que los bancos centrales de los distintos países de América, generadores de los marcos regulatorios del sistema financiero, protejan las formas cooperativas que permitan acceder a fondos blandos para el desarrollo de ventajas competitivas de los emprendimientos de la ESS.
  • En nuestras organizaciones realizamos una agenda de lucha en contra de la pérdida de derechos de los trabajadores y trabajadoras en Nuestra América.