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DOCUMENTOS Y DECLARACIONES
Propuestas de la Confederación Cooperativa de la República Argentina para los desafíos del presente
Número 222 / Año 2017 / Por COOPERAR
Revista Idelcoop, nº 222, julio 2017. ISSN 0327-1919 / Sección Documentos y Declaraciones
Instituto de la Cooperación. Fundación de Educación, Investigación y Asistencia Técnica- IDELCOOP
 

14 de Marzo 2017

ropuestas de la Confederación Cooperativa de la República Argentina para los desafíos del presente

 

Con más de un siglo de fecunda existencia e infinidad de realizaciones solidarias en todo el extenso territorio de nuestro país, el movimiento cooperativo argentino cuenta con una rica experiencia en la satisfacción de necesidades en materia de servicios públicos esenciales, tales como la electricidad urbana y rural, la telefonía fija y celular; la organización del consumo, la vivienda, el crédito y los seguros, la elaboración y comercialización de productos farmacéuticos, las diversas expresiones del cooperativismo de trabajo y otras ramas del quehacer económico; la producción agropecuaria para el abastecimiento del mercado interno y el comercio exterior, entre otras actividades.

Estos antecedentes y su significativo aporte al PBI, cercano al 10% del producto total, nos permiten afirmar que se trata de un sector capaz de aportar propuestas destinadas a resolver por sí y en una articulación virtuosa con el Estado –tanto a nivel nacional como provincial y municipal, muchas de las necesidades que forman parte de la agenda prioritaria para todos los habitantes de nuestro país–.

Así, articulando la gestión democrática de los asociados con las prácticas empresariales más eficientes, el movimiento cooperativo está en condiciones de contribuir a resolver la generación de fuentes de trabajo decentes, a solucionar el acceso a los bienes de consumo populares para vastos sectores de nuestra sociedad, ya sea a los que se encuentran en situación de vulnerabilidad como aquellos que pueden cubrir su canasta de requerimientos diversos; también a la satisfacción del derecho a la vivienda digna, así como a la cobertura de la salud, la educación de calidad y otros derechos humanos incluidos los denominados económicos, sociales y culturales.

La Argentina de nuestros días requiere la atención impostergable de esas y otras necesidades, las cuales solo podrán resolverse satisfactoriamente en el contexto de la democracia, con participación activa de la ciudadanía y formas de organización social y empresarial como las que brindan las cooperativas.

Es reconocida la correspondencia de las empresas cooperativas con la constante reinversión de sus excedentes en nuevos desarrollos de sus actividades, conciliando el rigor económico con la creatividad y la innovación tanto social como económica. La repetición de estrategias que históricamente no han dado los resultados esperados nos invita a pensar en líneas de trabajo innovadoras, que incluyan los aspectos tecnológicos, pero también la creatividad para mejorar la situación social. La economía solidaria es el espacio para la innovación organizacional y económica.

Con esa convicción, fundada en un modelo organizacional solidario que existe en todo el mundo desde hace más de un siglo y medio, con una membresía de más de mil millones de cooperadores en todo el mundo y más de 10 millones en nuestro país, enunciaremos seguidamente un conjunto de propuestas destinadas a la atención de las demandas prioritarias de la sociedad en la actual coyuntura histórica, en un contexto internacional de crisis que exige soluciones creativas y eficaces.

 

No hay soluciones si no es con todos trabajando

Las cooperativas pueden asumir un compromiso real de preservación del empleo, por ser empresas sociales enraizadas en el territorio del que forman parte. Es necesario construir canales de diálogo que garanticen un trato sin discriminaciones frente a los grupos empresarios de mayor poder, y den estabilidad a los escenarios donde desarrollan sus actividades.

Especial preocupación debemos tener frente a la situación de todos aquellos trabajadores que han apostado a la autogestión en cooperativas de trabajo. Se trata de pequeñas empresas con dificultades para el acceso al financiamiento y muy vulnerables frente a cambios abruptos en el escenario económico (provocados, por ejemplo, por las modificaciones en las políticas de comercio exterior o por el aumento de las tarifas de los servicios públicos).

Es necesario crear una red de protección para garantizar la preservación de los puestos de trabajo que los propios trabajadores han sabido generar y proteger. La economía nacional no puede desperdiciar el esfuerzo humano y económico invertido en la construcción de estas empresas, y no existen en la actual coyuntura alternativas para la reinserción laboral de sus trabajadores.

El Estado y el conjunto de las cooperativas deben acompañar los procesos de recuperación de empresas, que son parte de la solución y no del problema a la hora de hacer frente a las consecuencias de la crisis.

En el ámbito rural, es necesario proteger, fortalecer y potenciar las diferentes redes y cooperativas de la agricultura familiar. Son actores indispensables para evitar la profundización del éxodo rural que agudiza los problemas de empleo en los grandes centros urbanos.

 

Las familias deben ser actores de la solución habitacional

La implementación de un plan de vivienda con la suficiente escala como para avanzar en forma significativa en la satisfacción de este derecho básico es un excelente camino para generar trabajo y movilizar el alicaído mercado interno.

Las familias organizadas en cooperativas y mutuales pueden ser de enorme ayuda para facilitar el acceso a la tierra evitando comportamientos especulativos, para reducir costos de construcción y generar espacios participativos para que la producción de hábitat sea acorde a las necesidades, las preferencias y la idiosincrasia de los vecinos.

Nadie mejor para responsabilizarse por la construcción de la vivienda que la propia comunidad democráticamente organizada. Las cooperativas han demostrado ser capaces de movilizar recursos financieros y trabajo de sus asociados, y de esta manera complementar los esfuerzos que se realizan desde la política pública.

Para dar la palabra y la gestión de los proyectos de vivienda a los habitantes de cada localidad es necesario convocar a las cooperativas de vivienda junto a las de servicios públicos y las de trabajo.

 

Que ninguna localidad quede atrás

Las cooperativas están presentes en todo el territorio nacional, en especial en las pequeñas localidades, donde la sociedad civil ha sabido organizarse para satisfacer sus necesidades sociales y económicas.

Cada cooperativa puede ser un vehículo de interlocución entre su comunidad y el poder político a la hora de construir propuestas que equiparen las condiciones de desarrollo humano en todo el territorio. Esto no es solo un problema de equidad: no hay posibilidad de salir de la crisis si no se apela a la potencia de cada comunidad de todo el territorio nacional.

Por ejemplo, con las cooperativas de servicios públicos debe construirse una estrategia que a partir del diálogo y la participación garantice condiciones equitativas y sustentables en cada localidad para los temas de energía, agua potable, saneamiento y acceso a las tecnologías de la información y la comunicación.

Con las cooperativas agropecuarias, debe construirse una agenda trabajo que garantice el fortalecimiento de las distintas cadenas de valor de base agropecuaria, a partir de la defensa y la promoción de los intereses del productor inserto de cada localidad.

Desde Cooperar hemos impulsado la Red de Municipios Cooperativos, un espacio de confluencia entre los gobiernos municipales y las empresas de la economía solidaria para construir desarrollo local sostenible. La cooperación en el territorio, entre todas aquellas instituciones que responden a los actores locales, es la llave para una política inclusiva, que garantice el equilibrio regional.

 

Sumar a los consumidores debe ser parte de la solución

Es necesario sumar la organización de los consumidores en la lucha contra la inflación y las estructuras oligopólicas que caracterizan a muchos de los mercados de nuestro país.

No alcanza con apelaciones a la responsabilidad empresarial, ni con el control por parte del Estado. Es necesario el protagonismo de las familias, organizándose y construyendo canales alternativos de comercialización minorista de bienes y servicios.

La experiencia del cooperativismo del consumo y de las proveedurías mutuales son los principales ejemplos de estrategias que desde la comunidad se han implementado exitosamente al servicio de sus asociados.

Resulta entonces estratégica una alianza entre el Estado y las empresas solidarias de los consumidores para promover la equidad, la competitividad de los mercados y el consumo con compromiso local.

Esto debe incluir la incorporación de las experiencias de la economía solidaria en el marco de las distintas normas vinculadas al derecho del consumidor, el correcto tratamiento impositivo de la relación entre el asociado y su cooperativa (acto cooperativo), y la implementación de programas de gobierno que faciliten a estas iniciativas el acceso al financiamiento y asistencia técnica.

 

La integración económica empieza por Latinoamérica

Frente a un mundo que se debate entre una globalización hegemonizada por el capital financiero y el creciente avance de políticas chauvinistas y xenófobas entre los países más desarrollados, es necesario profundizar los vínculos económicos con el resto de Latinoamérica.

La inserción en el contexto de la economía global debe construirse velando por la defensa de los intereses nacionales, y en el marco de una estrategia de integración regional que fortalezca a los actores locales en el concierto de las naciones.

Las cooperativas tienen presencia en todo el continente y pueden contribuir sustancialmente a este proceso, facilitando estrategias articuladas entre empresas solidarias de toda la región para insertarse en los mercados extracontinentales y para promover el comercio intrarregional.

Salir de la crisis económica no es responsabilidad de un gobierno ni será resultado del devenir autónomo de los mercados. Se requiere del diálogo responsable entre todos los actores políticos y sociales, preservando los intereses nacionales y protegiendo a los más débiles.

A partir de estos ejes, con el trabajo de todos los días en cada uno de los sectores económicos de nuestro país, las cooperativas pueden sumar el potencial de la solidaridad para superar los problemas que hoy nos aquejan y construir economía al servicio de las mujeres y los hombres de todo el territorio nacional.