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EXPERIENCIAS Y PRÁCTICAS
La apuesta por ser parte y construir un sistema diferente. Entrevista a Carlos Benítez
Número 223 / Año 2017 / Por Rodriguez, María Florencia
Carlos Benítez es el actual presidente de la Cooperativa de Consumo y Vivienda Quilmes Ltda. ubicada en Ezpeleta, Quilmes. Fue parte de la conformación de la cooperativa en el año 1984, luego del retorno a la democracia. Conjuntamente con otras 350 familias, llevan adelante un proceso de autogestión y autoconstrucción del hábitat, así como emprendimientos sociales y productivos en los cuales participan los vecinos y las vecinas del barrio y de las localidades aledañas. Después de tres décadas de trabajo cooperativo reflexiona en esta entrevista sobre los desafíos de llevar adelante procesos de autogestión en su trabajo cotidiano.
The bid for building and being a part of a different system. Interview to Carlos Benítez. Carlos Benítez is the current president of the Cooperativa de Consumo y Vivienda Quilmes Ltda., located in Ezpeleta, Quilmes. He was one of the creators of the co-operative in the year 1984, when democracy was regained. Along with other 350 families, the co-operative promotes self-management and self-development practices that relate not only with urban habitat, but also with social and production undertakings in which the residents of the neighborhood, as well as the nearby areas, take part. After three decades of co-operative work, Benitez talks about the challenges to carry out selfmanagement processes in his daily work.
O desafio de fazer parte e construir um sistema diferente. Entrevista a Carlos Benítez. Carlos Benítez é o atual Presidente da Cooperativa de Consumo e Vivenda Quilmes Ltda. localizada na localidade de Ezpeleta, Cidade de Quilmes, Província de Buenos Aires. Ele foi partícipe na criação da cooperativa em 1984, após a volta da democracia. Conjuntamente com outras 350 famílias, gerenciam um processo de autogestão e autoconstrução do hábitat, como assim também, empreendimentos sociais e produtivos com participação dos vizinhos e das vizinhas do bairro e dos locais próximos. Depois de três décadas de trabalho cooperativo, ele reflete nesta entrevista sobre os desafios de levar para frente processos de autogestão no seu trabalho cotidiano.
Revista Idelcoop, nº 223, noviembre 2017. ISSN 0327-1919 / Sección Experiencias y Prácticas
Instituto de la Cooperación. Fundación de Educación, Investigación y Asistencia Técnica- IDELCOOP
 

La apuesta por ser parte y construir un sistema diferente

Entrevista a Carlos Benítez

 

María Florencia Rodríguez[1]

 

Resumen

Carlos Benítez es el actual presidente de la Cooperativa de Consumo y Vivienda Quilmes Ltda. ubicada en Ezpeleta, Quilmes. Fue parte de la conformación de la cooperativa en el año 1984, luego del retorno a la democracia. Conjuntamente con otras 350 familias, llevan adelante un proceso de autogestión y autoconstrucción del hábitat, así como emprendimientos sociales y productivos en los cuales participan los vecinos y las vecinas del barrio y de las localidades aledañas. Después de tres décadas de trabajo cooperativo reflexiona en esta entrevista sobre los desafíos de llevar adelante procesos de autogestión en su trabajo cotidiano.

Palabras clave: autoconstrucción, autogestión, vivienda, hábitat

 

Introducción

La Cooperativa de Consumo y Vivienda Quilmes Ltda. (CCVQ) se constituyó a mediados de la década del 80 en Ezpeleta, Quilmes, con la vuelta de la democracia. Lleva 33 años de vida generando uno de los aspectos más importantes de la vida de una persona: el hábitat. La organización se conformó por un grupo de personas que hoy representan 350 familias que en forma colectiva y autogestionada, a través de la creación de un sistema de autoconstrucción de viviendas y obras de infraestructura –luz, agua, cloaca, gas– construyeron su propio hábitat que comparten día a día. También llevan adelante emprendimientos sociales: comedor comunitario, biblioteca popular, club de fútbol infantil. Y emprendimientos productivos: herrería de aluminio, panadería, producción de intertrabados. Han conformado una cooperativa de trabajo multiobjeto para generar trabajo para los vecinos y las vecinas. Articulan con gran cantidad de organizaciones sociales: cooperativas, empresas recuperadas por sus trabajadores, etcétera.

 

Biografía de Carlos Benítez

Presidente de la Cooperativa de Consumo y Vivienda Quilmes Ltda., referente territorial y cooperativista de Quilmes.

¿Cómo y por qué se formó la cooperativa? ¿Cuáles fueron las circunstancias que dieron lugar a la idea de cooperativizarse?

Nosotros empezamos, en el año 84, a ver cómo podíamos resolver el tema de vivienda que teníamos un montón de vecinos de la zona de Quilmes en ese momento, y nos autoconvocamos en el Municipio de Quilmes. Había una dirección de bienestar social y de ahí empezamos a convocarnos para ver cómo podíamos hacer para tener una vivienda. Después nos fuimos juntando gente que no nos conocíamos ninguno, de diferentes lugares, diferentes edades y también diferentes posibilidades económicas. Éramos todos diferentes.

 

La problemática era una, que tenía que ver con el acceso a la vivienda.

Sí, era la vivienda y también lo que nos unificaba era que a través del sistema inmobiliario no la podíamos tener, entonces, por eso nos juntábamos.

¿Y cómo surgió ese juntarse? Porque decís que eran muy distintos, de distintas edades…

Fue una convocatoria que se hizo a algunos vecinos a través del Municipio y después se empezó a hacer el “boca en boca” y ahí empezó a surgir. Y bueno, había muchos con más necesidades que posibilidades, otros con más posibilidades que necesidades e intentamos crear algo que fue en su momento una cooperativa. Como marcaba la ley, en ese momento, de cooperativas, las cooperativas de vivienda tenían que ser de consumo, entonces, armamos una cooperativa de consumo y vivienda, y ahí empezamos a caminar la vida sin mucha experiencia ni de lo que era hacer una casa ni de lo que era hacer un barrio, ni de lo que era vivir en cooperativa. Nosotros veníamos de un proceso militar de los últimos diez u once años, del 76 al 83, donde no había posibilidad de juntarse, donde no había posibilidades de tener inquietudes, no había ningún tipo de posibilidad. Entonces, eso como que nos dio más fuerza y empezamos.

E, inicialmente, ¿cuántos eran los que conformaban la cooperativa?

Llegamos a ser ochenta familias.

Ochenta familias.

Sí, con la realidad de que no teníamos tierra, no teníamos idea y decíamos: “Bueno, vamos a hacer ochenta casas”.

Lo que pasa es que el principal objetivo era para ustedes construir sus propias viviendas, no había otra prioridad.

No había otra y por ahí sí usábamos el sistema cooperativo porque también nos era conveniente a nosotros, sin mucho conocimiento de lo que era ser cooperativista, sino que, si nos convenía esto, hacíamos esto. Así empezamos.

Y esto que mencionabas, que había dificultad de acceder a la tierra, que es central eso a la hora de pensar cómo construir una vivienda… ¿Cómo fue el procedimiento para poder acceder al suelo?

A través de asambleas, estuvimos como un año con asambleas, y buscando, no solo lo que es la tierra, buscando también cómo podíamos unificarnos para entre todos hacer un barrio, eso era… Entonces, había un asociado que era inspector municipal de cerco y aceras, quien vio esa tierra y vino a una asamblea y dijo: “Hay una tierra en Ezpeleta”. Eran como quince hectáreas, veinte hectáreas, y ahí fuimos a hablar con el dueño de la tierra y compramos una hectárea.

¿Y quién era el dueño de esa tierra?

Un privado.

¿Una persona accesible?

Era un bañado, era un lugar donde no había infraestructura, que no servía… Era una quinta. Y mientras nosotros construíamos, seguíamos rodeados de quintas. No había infraestructura, era zona rural… Fue después la complicación nuestra hacer esa infraestructura para desafectar suelo rural y convertirlo en zona urbana, porque así tuvimos también mucho tiempo, buscando la posibilidad de subdividir.

Y todo esto, ¿cómo se dio? Porque eso implicaba que se discuta en el Municipio, que haya un cambio de normativa…

Sí, en principio nosotros no le dimos tanta importancia a eso y nos avocamos a construir. Entonces, construimos todo con nuestra plata, con lo que juntábamos nosotros, y pagamos la tierra también con lo que juntábamos nosotros y hacíamos cualquier tipo de festival, cosas como para juntar plata, peñas, rifas, de todo. Antes las personas “autoconfiábamos” más, entre nosotros no había tanto control, sabíamos que lo que se juntaba era para tener nuestra vivienda y se ponía hasta más para poder hacer la obra. En realidad, el grupo fue muy unido en eso, muy honesto, y lo sigue siendo, pero socialmente digamos que era más fácil, ahora es más complicado.

Vamos a hablar de que eran ochenta familias al inicio, y que eran muy distintas en cuanto a edades, situaciones. Más o menos en términos generales, ¿qué me podrías decir? ¿Eran principalmente varones, mujeres? ¿Trabajadores o trabajadoras con qué perfil?

Mirá, ya te digo, desde la persona que consiguió la tierra, que tenía setenta años y yo que tenía diecinueve, laburábamos juntos todos los días. Ahí tenés una brecha de edades, de generaciones, todo. Después con el tema de la mujer y la diferencia entre un hombre y la mujer, en realidad, no era algo que se notara ni que se planteara, inclusive al día de hoy tampoco se plantea. Para nosotros no es un problema, ni hay que contarlos, somos los que somos. De por sí, trabajando en la obra, en algunas épocas había más mujeres que hombres, y en otras épocas había más hombres que mujeres, pero porque pasaba, no por un tema de participación, en su momento había más mujeres que hombres en el Consejo, presidente, secretario y tesorero eran mujeres en el comienzo, y ahora no, todo lo contrario.

Eso ha ido variando según cada momento.

Sí, pero sin ninguna intención de que sea de una manera ni de otra.

Y sobre el tema de la construcción, ¿cómo se fueron organizando para empezar a construir?

Obviamente que sin saber nada. Había algunos socios ya más grandes que no eran del gremio, pero sí siempre han participado de la parte constructiva, a través de su casa, de la casa del fondo de donde vivían y eso. Y después teníamos dos chicos que eran maestros mayores de obra, que eran socios de la cooperativa, y un arquitecto que se estaba por recibir y más o menos lo que iban estudiando lo iban tirando, más los saberes populares de la práctica, se hizo un mix, y salió el sistema de autoconstrucción de viviendas.

¿Había integrantes de la cooperativa que se dedicaran a la construcción, que fueran albañiles…?

Sí, había hijos y padres, porque en la autoconstrucción participaba no solo el socio titular, sino también la familia. Entonces, había familiares que eran personas mayores de cuarenta años que hace treinta años eran albañiles, o eran metalúrgicos, no tenía otra. Entonces, por lo general la mayoría sabía algo. Y los chicos que eran técnicos estaban aprendiendo y por ahí aprendían más de la obra que de sus estudios, entonces, no venían con una línea, sino que venían con ganas de aprender, entonces, aprendíamos todos juntos. Y salió bastante bien. Las viviendas las definió la asamblea, así que lo técnico no valía mucho, en el sentido de las comodidades de las viviendas, sí por ahí las partes técnicas, de iluminación, pero después las decisiones de las aberturas, de los techos, de los pisos y de cómo iba diseñada y todo, el apoyo técnico estaba bueno pero la decisión… digo, el arquitecto era uno más ante la opinión de los demás, valía más lo de la asamblea.

O sea, que todo era consensuado colectivamente en una asamblea. La asamblea era el espacio de lo común, ¿no?

Sí, sigue siendo. La asamblea es única y soberana, es la que manda, después las demás somos personas que estamos ahí adentro, pero la que manda es la asamblea. Y las asambleas nuestras no son asambleas rosqueadas, son asambleas abiertas, entonces, creo que se nutre más todavía el tema.

¿Y las asambleas se hacen con cuánta regularidad?

En su momento, hacíamos cada dos meses, ahora hacemos una por año. Y en la medida que haya que tomar decisiones que no nos sentimos capacitados para interpretar a todos, hacemos una asamblea. Actualmente, prácticamente no hay casi decisiones grandes.

Claro, ya son un barrio constituido.

Sí. Las cosas que tienen que ver con las viviendas, ya están acordadas porque están prácticamente terminadas, estamos haciendo los asfaltos ahora, que nos faltan, y eso se fue definiendo en asambleas. Además de las asambleas, hoy hay un consejo que se reúne todas las semanas durante 33 años, un consejo de administración, hay una sindicatura, hay subcomisiones, hay reuniones vecinales, una por mes. Porque en realidad la asamblea termina siendo legalizar y garantizar todo lo que venimos haciendo durante el año, plasmarlo en papel, pero las decisiones las tomamos permanentemente en conjunto.

Al principio, cuando hablabas de esto, del proceso de autoconstrucción, ¿cuáles eran las principales problemáticas que emergían en estas asambleas? Me pregunto: ¿todas las casas eran iguales o dependían de la composición del hogar, más habitaciones, menos habitaciones? ¿Cómo se ubicaban? ¿Cuáles eran los primeros en habitar esas viviendas? ¿A quién se le adjudicaba esa vivienda? Esos eran temas, me imagino, que generaban algún tipo de…

Sí, eso fue medio el secreto de que esta cooperativa después de 33 años siga vigente. En realidad, todo lo que se aprueba en la asamblea se respeta. Y la parte de la entrega de viviendas y todo fue decisión de la asamblea, de crear un sistema. Nosotros tenemos el sistema de puntaje, una hora de trabajo un punto, a mayor cantidad de horas de trabajo, mayor puntaje. El que más aporta al sistema colectivo, más rápido tiene su vivienda. Se pueden pagar hasta dos cuotas por mes que dan puntaje. Si bien la cooperativa compra los materiales con el aporte de los socios, si uno tiene más plata que otro, no sería justo que tenga primero la vivienda. Entonces, todos somos iguales, no nos manejamos por techo, sino por piso. Todos tienen que aportar ochenta horas mensuales, el que pueda aportar más, mejor porque más rápido va a tener la vivienda, todos pueden aportar dos cuotas, la obligación es una, pero pueden aportar dos, de esa manera también se colabora para comprar los materiales, pero hay piso y techo y no nos podemos escapar de eso, más allá de cualquier necesidad, porque todos nos juntamos con la necesidad de una vivienda, quién tiene más o quién tiene menos es de acuerdo a lo que individualmente uno pueda plantear, creo que todos tenemos la misma. Así que ninguno tuvo una casa sin trabajar, todos han trabajado para tenerla. Después estaba también el tema de a quién le tocaba una o a quién le tocaba otra…

Sí, eso me imagino que también debe generar…

Tuvimos discusiones, en algún momento en una asamblea uno planteaba que la vivienda de la esquina tenía más valor de renta que la de la mitad de la cuadra. En ningún momento de la asamblea, del estatuto, de algo, dijimos que queríamos una vivienda para vender, así que eso no corre, la vivienda es para usarla, para habitarla y criar a nuestros hijos, no para venderla, entonces, eso del mercado inmobiliario no corre, y cuando quieren hacer correr eso tratamos de correrlo, esa discusión hay que correrla. Aparte que la capacitación que hacemos, que buscamos que cada uno que entra a la cooperativa y que firma un contrato que es el reglamento interno, que tiene treinta puntos y se tienen que respetar. Si vos tenés otros puntos que no están, como ser, por ejemplo, “valor de venta de la vivienda”, discutámoslo, en el club o en algún otro lado, pero no en la asamblea, porque en la cancha no está marcado esto, hay otras cosas. Como también pusimos adentro de la cancha que para todos los materiales que la cooperativa compre, al precio que se compre, tienen prioridad las empresas recuperadas.

Sosteniendo, acompañar esos procesos.

Sí, sosteniendo. Y a veces no lo podemos hacer directamente con la empresa recuperada y le compramos a alguno u otro, pero… La cerámica, empresa recuperada; los ladrillos… Si no podemos interactuar directamente, porque se les complica a los muchachos, encaramos por otro lado. Creemos que es lo más justo para nosotros, no juntar la plata de un montón de pobres para dársela a un rico. Entonces, repartimos en el mismo lugar, eso también está adentro, marcado dentro de las pautas, como también así el aumento de las cuotas y todo eso. Hay una subcomisión que evalúa los costos de los materiales que compramos. Nosotros tenemos como valor de la vivienda cuatrocientos módulos que se traducen en pesos y lo que aumenta es el módulo, no aumenta la cantidad de módulos, siempre van a ser cuatrocientos. Y el módulo aumenta de acuerdo a lo que la comisión evaluadora define por la cantidad de materiales que la cooperativa compra, actualizándolos a los costos que se calculan mes a mes, de eso sale el valor del módulo, que después la comisión lo presenta en la asamblea y la asamblea aprueba el valor del módulo. Entonces, el aumento que sufre el tema del valor de la vivienda es directamente a través de toda la estructura de la cooperativa, el aumento no se calcula por un índice externo que no refleja la realidad de nuestro sistema de autoconstrucción.

¿A cuánto estaría hoy una cuota?

 A novecientos pesos mensuales.

¿Y han pasado situaciones en que hay alguien que diga “no puedo pagar”? ¿Cómo se manejan esas cuestiones?

En realidad, nosotros generamos laburo permanentemente, nosotros en la cooperativa de trabajo tenemos más de cien personas, ahora seremos 120 trabajadores en todo lo que es construcción, lo que es alimentación, educación, lo que es el comedor, lo que es el club, tenemos 120 personas trabajando y generando laburo permanentemente. Lo que quiere decir que, si alguien no puede pagar, hay que evaluar por qué no puede pagar, si es por un problema económico, generamos laburo.

¿Ha pasado alguna vez que alguien no quiso pagar?

Sí, pasó una vez. Un caso. De 350 uno se negó a pagar, hay uno que no entendió.

¿Qué significa para ustedes acceder a una vivienda? Que quizás es más amplio que el techo, ¿no? Hoy me decías que ustedes construyen hábitat…

Claro, no fabricamos casas.

Esa es la pregunta en realidad.

Es diferente, porque aparte yo me dedico a construir viviendas, entonces, es diferente construir una vivienda que crear el hábitat, donde tenés todos los espacios de lo que uno necesita para desarrollarse… La alimentación, el laburo, la educación, la infraestructura, que la generamos nosotros, abarca todo, y todo se distribuye y se comparte en el mismo lugar. Uno tiene la idea de que la infraestructura la hace el Estado o una empresa, si es multinacional, mejor. Bueno, toda la infraestructura que pasó por el barrio la hicimos los vecinos, entonces, vos le vas ganando al sistema en cuanto que vos no necesitás acudir al Estado ni a las empresas multinacionales… La autoconstrucción no necesita de todo lo demás que se vende, ¿me entendés? No se necesita de eso. Lo más fácil es ir a comprar lo que se vende. Entre gente que gana cinco mil pesos a gente que gana cincuenta mil pesos por mes, entre esa brecha todos somos iguales, todos. Tenemos la misma casa, comemos de lo mismo, tratamos de que todo recircule dentro del barrio.

Mencionás en diferentes momentos el tema del Estado. Bueno, pensando más en línea histórica, porque la cooperativa surge en los años 80 y estamos en el año 2017, pasaron muchos gobiernos, muchas situaciones económicas, sociales. La pregunta es: ¿cómo ha sido, históricamente, la relación con el Estado y con qué gobiernos fue más fácil articular, con cuál no, y cómo ustedes pudieron morigerar esas dinámicas?

En el medio, pasaron cinco presidentes en una semana, entonces, ahí también te demuestra el Estado en qué nivel de cachivache estaba, el Estado y el Gobierno, lógicamente. Nosotros no creo que hayamos estado mejor con un gobierno que otro, porque somos autogestivos y no somos partidarios, no actuamos en la partidocracia, por ende, no tenemos la posibilidad de evaluar. Sí tenemos la posibilidad de evaluar socialmente cómo estaban nuestros vecinos en diferentes gobiernos. En los doce años de Cristina y Néstor la gente estaba mejor, mejor económicamente. Paralelamente a esta mejora, se dio un distanciamiento entre las personas. Esto tiene que ver con un tema de comunicación, fue todo un proceso, yo antes iba casa por casa a avisarles a todos los vecinos de la cooperativa que había asamblea y hoy apretás un botón por WhatsApp y le avisás a todos los vecinos. No creo que sea el Gobierno, sino la locura que se está viendo hoy. Pero, después como cooperativa la relación con los distintos gobiernos fue diferente. Recordemos que nosotros formamos la cooperativa porque el Estado estaba totalmente ausente.

¿De qué manera han articulado con los gobiernos nacional, provincial y municipal?

El análisis que hacemos es que nosotros tenemos que trabajar con los que están. Lamentablemente, a nivel provincial no nos dieron bola, y, bueno, nosotros seguimos, seguimos laburando y todo. A nivel comunal, no nos dieron bola nunca, inclusive ahora tampoco. Pero, a nivel nacional con el Ministerio de Desarrollo Social en la época anterior, laburamos bastante bien, y ahora seguimos laburando en la misma línea, con otra problemática social y económica. Pero, la verdad nosotros estamos siguiendo prácticamente la misma línea anterior a nivel nacional. Acá el tema central es que hay un sistema capitalista que lo atiende un dueño, lo atiende otro, uno se maquilla más de izquierda y el otro más de derecha, pero es casi lo mismo. Nosotros hacemos una cosa muy diferente al sistema inmobiliario capitalista…

Y, sobre los inversores inmobiliarios de la zona y eso, ¿ustedes no tienen ningún tipo de…? ¿No hay presiones, ni nada, hacia ustedes?

No, no. Parte de la tierra, que logramos conseguir en un momento, la había comprado una empresa constructora, se vino a juntar con nosotros y nos dijo: “Nosotros queremos hacer torres acá, y vale setenta mil dólares cada departamento”. Nosotros los fuimos a ver por un tema de infraestructura, teníamos que hacer la obra de gas en conjunto. Y nosotros dijimos: “Mirá, nosotros hacemos casas por veinte mil dólares y no nos la compra nadie. Así que me parece que la inversión que van a hacer no es muy buena”, y nos terminaron vendiendo la tierra a nosotros.

¿Qué capacidad de persuasión que tienen?

Pero, eso son los negocios. Vos sos el baqueano, vos estás ahí y… Es como cuando van a comprar un campo, ¿a quién le van a preguntar? Al que está con las vacas. No le van a preguntar al agente inversor. Pero, aparte le dijimos la verdad y nos vendieron tres hectáreas a cien mil dólares, en la época de Menem fue. Cien mil pesos, para nosotros era un dineral.

Pero, bueno, pudieron acceder, pudieron comprarlo.

Y ahí metimos 108 casas, que son las últimas. Así que no, presión no. No, porque aparte ellos quieren hacer negocios, no les importa otra cosa, y ahí no pueden hacer otra cosa. En parte, en su momento venía gente a averiguar por el plan y nos decían: “No, porque yo quiero pagar y quiero tener la casa antes”, seguramente mandado por alguna inmobiliaria o algo, pero como el sistema, no digo que es perfecto, pero no es comprable, entonces no… Yo no creo que el valor de cinco mil horas de trabajo, donde uno deja la familia, donde uno deja un montón de cosas para obtener la casa, sea tan fácil después vender, no creo.

Habías dicho, anteriormente, que ustedes remarcan todo el tiempo internamente que la vivienda es un bien de uso, no un bien de cambio. Esto que decías “la vivienda no es para venderla, es para vivirla”. ¿Ha habido situaciones donde alguien haya querido vender? ¿Qué pasa si uno por una situación familiar, personal, te tenés que ir a otro lado, porque murió un pariente, murió la madre de alguien y tenés que dejar esa casa? ¿Tienen margen para poder venderla? ¿La dejan a otro integrante?

Hay dos situaciones. Una es la vivienda escriturada, que lo que te permite es entrar al mercado inmobiliario. Una vez que la escriturás, vos te podés ir. La legislación no nos permite a nosotros, como es en Uruguay, como es en algunos otros lugares, la propiedad colectiva. No nos permite por el solo hecho de no tener poder adquisitivo… Los countries, por ejemplo, son propiedades compartidas.

O sea, que ¿acá ustedes tienen escritura de sus casas?

En el 50% del barrio sí. Fue por lo que peleamos veinte años.

Claro, o sea, siempre pensaron en la propiedad individual de alguna manera.

No, no es que pensamos lo individual, pero…

Claro, no tienen otro margen para que sea distinto.

Inclusive las otras 108 casas que todavía no están escrituradas, que hace quince años que son un costo colectivo, la idea también es escriturarlas, estamos peleando por eso porque no podés sostenerlo. Vos tenés que pagar doble impuesto, tenés que hacer el mantenimiento.

Y sobre los que ya tienen el título de propiedad, ¿se notó ese interés de vender e irse? ¿Se nota ese recambio? ¿O no?

Hubo algunos de los que han tenido escritura, cinco o seis, que se fueron, que precisamente tenían un poder adquisitivo más alto, la mayoría profesionales que se recibieron en el barrio, mientras peleaban por sus casas, abogados, arquitectos. Pero el 99% se quedaron.

Y esos que se fueron, ¿pueden vender a quienes quieran?

Pueden venderla a quienes quieran en tanto y en cuanto tengan la escritura y nosotros podemos aceptar como socios a los que vienen, sin ningún tipo de problema, porque tampoco vamos a marginar a una persona de buena fe que quiere venir a la cooperativa y quiera ser socia, la podemos aceptar.

Estos nuevos que han llegado, porque decís que algunos vendieron, ¿se sumaron a la cooperativa?

Sí, sí, algunos sí, se re coparon. Incluso más que algunos otros propios que ya estaban.

Eso también es interesante de pensar en los nuevos que llegan, que quizás son pocos, pero…

Sí, pero también tenemos que pensar más en la vida, en cuál es la vida útil de la cooperativa, sin tierra, si seguiría funcionando o no, porque hay que bancar una estructura que en realidad sin el aporte del socio y sin aporte del Estado, no va a tener mucho futuro. Tener apoyo del Estado para poder mantener una chapa, por ahí va a plantear algunas otras situaciones que nosotros tampoco queremos. Así que estamos discutiendo, digo, lo fundamental para nosotros y para las nuevas generaciones, y para que se sumen nuevos dirigentes y todo, es la tierra, para más áreas de trabajo de la cooperativa. Eso es lo más importante. Después sostener la chapa y todo a mí particularmente no me interesa, pero bueno, es un desafío.

Y con respecto a otros actores, por ejemplo, no sé si circulan por otras organizaciones sociales con gente que quizás no está en la cooperativa, pero articulan en actividades en conjunto, no sé si partidariamente, pero algún otro movimiento u organización social que quizás por cuestiones de sensibilidad social o de compromiso social, ustedes hayan podido hacer sinergia…

Con lo que es Quilmes, con casi todo, inclusive fuimos creadores del Consejo Comunitario de Tierras y Vivienda, donde trabajó con muchos barrios y asentamientos de Quilmes, que se han hecho, lo planificamos, lo apoyamos nosotros. Inclusive diagramar el barrio, en casi todo hemos participado, tenemos relación, estuvimos participando en la Vicaría Pastoral Social. Lo que pasa es que los actores y organizaciones en el territorio cambian. Nosotros seguimos haciendo lo mismo, no sé si está bien o mal, pero venimos haciendo lo mismo hace 33 años.

¿Cuáles son los mayores desafíos que tienen actualmente como cooperativa y qué proyectos? ¿Cuáles son las cosas por la cuales tienen que seguir trabajando?

El mayor desafío es ampliar el barrio. Después, socialmente, no queremos ampliar más nada, al contrario, tenemos en el comedor 160 pibes, en el club de fútbol 150 pibes, digo, no es que queremos ampliar, el comedor lo queremos cerrar, no queremos que haya pibes que vayan al comedor.

Los pibes que van al comedor ¿son de la cooperativa o son también de otros barrios?

La mayoría no. Del barrio en sí debe haber 25, todos los demás son de la periferia.

Entonces, ¿reciben muchos pibes que van a comer todos los días, que van al comedor?

Todos los días, sí.

Y después tienen fútbol.

Club de fútbol, también tenemos la biblioteca, tenemos capacitación en informática, tenemos apoyo escolar, taller de costura, taller de herrería, panadería…

Claro, son muchas cosas las que hacen. O sea, que la idea es continuar eso…

En la medida que se pueda sostener.

Y poder construir estas nuevas viviendas.

Lo primero es la tierra, después vemos. Hay mucha mucha, mucha actividad, actividad ad honorem, mucha militancia…

Pero, bueno, es una cooperativa de 33 años, es un valor, digo, haberse sostenido en el tiempo, con tantos procesos…

Sí, es un valor, pero también tenemos el tema del recambio y todo eso. En realidad, nosotros somos dinosaurios que estamos hablando con los pibes de otras cosas. Entonces, el desafío más grande es la comunicación y la trasmisión de la experiencia.

 


[1] Investigadora del Departamento de Cooperativismo del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Correo electrónico: mafloro@gmail.com