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DOCUMENTOS Y DECLARACIONES
“El compromiso cooperativo para la reconstrucción y el cuidado de nuestra comunidad local y global”. Declaración de la VI Cumbre Cooperativa de las Américas de Luque, Paraguay (2022)
Número 238 / Año 2022 / Por Cooperativas de las Américas

 

DECLARACIÓN DE LA VI CUMBRE COOPERATIVA DE LAS AMÉRICAS DE LUQUE, PARAGUAY (2022)

 

“El compromiso cooperativo para la reconstrucción y el cuidado de nuestra comunidad local y global.”

 

En la ciudad de Luque, Departamento Central de la República del Paraguay, reunidos entre el 24 y 27 de octubre de 2022 en la VI Cumbre Cooperativa de las Américas, las y los cooperativistas del continente, hemos debatido, compartido y acordado sobre los principales temas de la agenda cooperativa continental. Con más de mil participantes provenientes de más de 20 países de la región y el mundo, esta VI Cumbre ha permitido el diálogo de representantes de las cooperativas, otras organizaciones de la economía social y solidaria, la academia, representantes de gobiernos y legisladores de la región, organismos internacionales, directivos de instituciones de promoción, contralor y financiamiento, entre otros actores relevantes para pensar y proyectar el futuro, de cara a reconstruir nuestras sociedades tras la pandemia del COVID- 19, sobre nuevas bases, más cooperativas.

Esta VI Cumbre Cooperativa se desarrolla en un contexto crítico para el mundo y en especial para la Región de las Américas. La crisis del COVID-19 ha dejado tras de sí millones de muertes, y un retroceso muy relevante en dimensiones críticas como la pobreza y extrema pobreza, el desempleo, la pérdida de empresas, la disminución de la actividad económica, la deserción en el sistema educativo, entre varias otras. Sin embargo, estos procesos no afectan de igual manera a todas las personas y países, sino que afectan con mayor intensidad a los sectores más vulnerables. A los efectos de la pandemia se han sumado, desde principios de este año, las amplias repercusiones de la crisis por la invasión rusa a Ucrania, debilitando el sistema de cooperación a nivel internacional y la construcción de la paz.

Esta coyuntura global ha profundizado la desigualdad, llevándola a un nuevo récord histórico. Esta tendencia se expresa con profunda radicalidad en América Latina, que sigue distinguiéndose como la Región más desigual del planeta.

 

 

Las cooperativas, durante esta etapa crítica en la vida de la sociedad global, han dado múltiples respuestas frente a la emergencia, y han mostrado una vez más su enorme capacidad de resiliencia. Sin embargo, la reconstrucción pensada en una nueva perspectiva, que apunte a una profundización de la democracia en todos sus sentidos, requiere de una franca expansión de la acción cooperativa a nivel continental. Las cooperativas debemos ser aliados estratégicos de los gobiernos para la transformación social y económica con un fuerte énfasis en la construcción de mayor igualdad y equidad, con propuestas concretas para los cambios en la sostenibilidad de los sistemas de producción, distribución, consumo y financiamiento.

Se requiere un fuerte trabajo educativo en todos los niveles, para que las experiencias, herramientas y propuestas que tiene el cooperativismo puedan contribuir a la búsqueda de nuevas respuestas a los desafíos del desarrollo con igualdad y democracia.

No hay Desarrollo Sostenible, ni será posible un avance sustantivo hacia los ODS en el continente, sin un cambio importante en el protagonismo de los actores que impulsan los procesos económicos de nuestra región, donde el papel de las cooperativas está llamado a ser central. Las cooperativas son el modelo empresarial que mejor reúne eficacia y eficiencia económica, con inclusión social, construcción de equidad e igualdad, sobre bases de solidaridad y responsabilidad social, involucrando de forma plena el cuidado de nuestro ambiente.

Tampoco habrá Desarrollo Sostenible en nuestra región sin una profundización democrática que favorezca la paz, que involucre todas las miradas, para lo cual el Movimiento Cooperativo Regional debe jugar un papel imprescindible como el interlocutor social estratégico, en alianzas con los gobiernos, con otras expresiones de la sociedad civil, y en particular con las organizaciones intergubernamentales de las Américas.

Debemos señalar que los lineamientos de la Recomendación 193 de la OIT, a veinte años de su aprobación, aún no han sido plenamente incorporados en las normativas e instrumentos de política pública de una parte sustantiva de los países de la región y que, aun cuando pueden señalarse avances, muchas modalidades cooperativas

 

 

encuentran frenos o son ignoradas, como palancas de desarrollo y sostenibilidad.

Es necesario advertir la importancia de los avances realizados este año, en el marco de la 110 Conferencia Internacional de la OIT, con respecto a la definición y posibilidades que ofrece la economía social y solidaria para el desarrollo sostenible y el trabajo decente. Las cooperativas del continente debemos estar a la altura de las nuevas circunstancias y habilitar todos los canales posibles para el desarrollo de la amplia diversidad de posibilidades de cooperación humana.

Desde FAO se reconoce el papel fundamental del cooperativismo para el desarrollo de la agricultura familiar y la recuperación económica. Cuando los agricultores/as se organizan en redes, cooperativas agrícolas, tienen opciones de mejorar su situación, mejorar el acceso a los recursos agrícolas, los servicios públicos, los mercados y las políticas. Las organizaciones de agricultores familiares fuertes y consolidadas pueden contribuir a un cambio de políticas, vinculando las soluciones locales a los objetivos nacionales y globales, dando respuesta a retos como el cambio climático y la transformación de los sistemas alimentarios.

También para la CEPAL, el cooperativismo puede dar respuesta a los desafíos que actualmente enfrentan las empresas de menor tamaño y el empleo informal. Es por eso que se ha firmado un Acuerdo de Entendimiento entre CEPAL y Cooperativas de las Américas para el estudio, difusión y desarrollo del cooperativismo de América Latina y el Caribe, como estrategia para el Desarrollo Sostenible de la Región.

Por su parte, la OCDE aprobó en junio de este año una “Recomendación sobre la Economía Social y Solidaria y la Innovación Social”, donde recomienda desarrollar y adoptar un marco de economía social apoyado por todos los órdenes de gobierno con el fin de ampliar el impacto de su economía social para beneficio de todos.

Apelamos a seguir profundizando nuestra construcción de alianzas estratégicas con los distintos organismos internacionales (OIT, FAO, CEPAL, OPS, OEA, OCDE, ALADI, entre otros) que han reconocido el papel vital de las cooperativas y organizaciones de la Economía

 

 

Social, multiplicando los resultados de sus análisis y aportes, ampliándolos hacia nuevas áreas de colaboración. Hacemos un llamado a las agencias y bancos del desarrollo de la región a sumarse a estos compromisos a través del apalancamiento financiero de las mejores prácticas e iniciativas.

Como ha sido señalado en las Cumbres antecedentes, el cooperativismo se plantea como alternativa al capital concentrado y concentrador, y pone énfasis en la construcción de democracia en su sentido global: social, cultural, comunicacional, económico, financiero, político institucional, territorial y ambiental.

 

 

En esta difícil coyuntura, nuestra organización regional y las cooperativas del continente hemos desarrollado acciones, tanto al interior de nuestras cooperativas como a nivel público, tanto a nivel local como a nivel nacional e internacional.

En relación con la dimensión de Identidad Cooperativa, a lo largo de estos cuatro años se ha logrado mejorar la visibilidad del cooperativismo en la región como una fuerza resiliente capaz de movilizar sus recursos en pro del desarrollo social y económico de nuestras sociedades. Prueba de ello han sido los múltiples reconocimientos al rol de las cooperativas por parte de distintos gobiernos de la región y varios de sus principales organismos intergubernamentales. En particular destacamos la renovación y firma de nuevos acuerdos con organismos como IICA (2018), OEA (2019), CEPAL (2020), ALADI (2021) y los estrechos vínculos con las oficinas regionales de entidades como OIT, FAO y OPS. Estas alianzas con organismos estratégicos regionales valieron para generar investigaciones para la promoción del cooperativismo, el avance de los marcos legales, las capacitaciones en identidad cooperativa y el mapeo de organizaciones cooperativas en 23 países de la región.

Debemos recordar que Cooperativas de las Américas, junto a la OIT y otros organismos internacionales, realizaron múltiples acciones de incidencia con los gobiernos de los países de la región, para garantizar el acceso democrático a la vacuna contra el COVID, así

 

 

como un llamado para la construcción de un mundo mejor post pandemia.

La dimensión del Desarrollo y gobernanza del movimiento cooperativo regional fue, sin dudas, la más impactada por la pandemia. No obstante, la virtualidad también brindó oportunidades de acercarse a los miembros con una variedad de temas y actividades. Cooperativas de las Américas supo aprovecharla para desarrollar capacidades digitales de oferta de nuevos productos y servicios, así como la mejora de los procesos internos de las unidades administrativas, incluyendo el fortalecimiento de la marca COOP. Resta realizar una profundización del estado de situación de las entidades de representación nacional, la identificación de sus debilidades y áreas de oportunidad para colaborar en su fortalecimiento.

Con relación a la dimensión de la Intercooperación, este Sexto Principio de cooperación entre cooperativas se ha plasmado en el desarrollo de oportunidades de integración económica, acceso a mercados y atracción de inversiones sostenibles basadas en la fuerza empresarial (economía de escalas, capilaridad territorial, número y variedad de sectores económicos cubiertos) y la legitimidad asociativa (empresas basadas en valores y principios) del modelo cooperativo. Se han alentado diversas experiencias a distintas escalas (nacional e internacional) de integración económica entre cooperativas de la región, orientadas al fomento del intercambio de información y conocimientos, para implementar modelos de negocios más dinámicos e innovadores, así como para construir posibles iniciativas de intercambio o desarrollo en conjunto de productos y servicios. Para ello han sido claves también las alianzas entre cooperativas y organismos multilaterales (UE, IICA, FAO, ALADI), así como con las universidades.

Se ha privilegiado el uso de las TICs para fomentar el perfil organizativo y productivo de las alianzas e impulsar muchas propuestas de capacitación en línea. En 2019 se ha creado la Plataforma de Cooperativas de las Américas para el Desarrollo, que es un sistema de servicios que tiene por objetivo promover el acceso a fondos de la cooperación internacional para el desarrollo de las organizaciones cooperativas en toda la Región.

 

 

Finalmente, la dimensión de Desarrollo Sostenible ha orientado a Cooperativas de las Américas detrás del compromiso de aportar a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con sus diecisiete objetivos y 169 metas, que se convirtió en un Plan de Acción para la comunidad mundial. Representa una brújula, un horizonte y una guía para que los diferentes modelos de desarrollo corrijan los efectos de las crisis en términos de derecho a la salud, al trabajo, eliminar el hambre y la pobreza, asegurar el cuidado del ambiente. Cooperativas de las Américas incorporó este objetivo de “Desarrollo Sostenible” en su Plan Estratégico, con el propósito de “fortalecer su capacidad regional para promover y defender a las cooperativas como constructoras de sostenibilidad económica, social y ambiental de forma coherente con su identidad”. Para dar seguimiento a los esfuerzos realizados por alcanzar estos objetivos se instaló un sistema de indicadores en el “Observatorio Estadístico de Cooperativas de las Américas y Plataforma de Buenas Prácticas Cooperativas y Aportes a la Agenda 2030”.

Muchos han sido los avances, pero también muchos los desafíos y temas pendientes que deben ser prioridades en los próximos años. Es necesario avanzar en la adecuación de marcos normativos en algunos países donde están quedando obsoletos en una mirada comparada del derecho cooperativo regional. También, se debe avanzar en la unidad gremial cooperativa en algunos países.

Con base en estas consideraciones, las nuevas orientaciones para el cooperativismo en la región deberían tener presente por lo menos los siguientes aspectos:

  • Mejorar las estrategias de incidencia en las políticas públicas en los países del continente.
  • Mejorar la acción en los ámbitos intergubernamentales de la región para una mayor democracia global.
  • Prestar colaboración a aquellos países de la región que aún cuentan con una gremialidad cooperativa débil o que se debe fortalecer.
  • Construir y sostener una estrategia regional de fortalecimiento de las propuestas y acciones de educación cooperativa que

 

 

capitalice las mejores prácticas que ha sabido construir el movimiento.

  • Mejorar la capacidad para aportar e incidir en el diálogo con los organismos intergubernamentales y los gobiernos nacionales para promover la Agenda de los OSD y su específica aplicación en términos de acceso a la información ambiental, creación de sistemas alimentarios sostenibles y trabajo digno para mitigar efectos del cambio climático.

El momento es ahora. Por historia y por presencia en todo el continente tenemos la propuesta más sólida para garantizar desarrollo con igualdad, para dar respuesta a las necesidades urgentes sin comprometer a las generaciones futuras.

Es tiempo de ser ambiciosos. Podemos tener un impacto regional profundo, si somos capaces de sumar la voluntad de todos los hombres y mujeres comprometidos con la transformación social que requiere del desarrollo sostenible.

Ese es el desafío que asume esta VI Cumbre Cooperativa de las Américas.

El momento es ahora. Es la hora de la cooperación. El mundo lo sabe y nosotros tenemos la vocación de hacernos cargo de nuestra responsabilidad histórica.