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Dossier Regional
Miradas interdisciplinarias sobre el movimiento cooperativo rural en la provincia de Entre Ríos
Número 247 / Año 2025 / Por Roses, Paula Andrea - Gamboa, Daniela - Catelotti, Karen - Camarda, Maximiliano - Wilson, Cristian - Massera, Maricel
Este dossier aborda el desarrollo histórico y contemporáneo del cooperativismo rural en Entre Ríos. Desde una perspectiva interdisciplinaria, y en el marco de un proyecto de investigación de la Universidad Nacional de Entre Ríos, la publicación analiza la relevancia económica y social de las cooperativas dentro de una estructura productiva provincial heterogénea. La primera sección reúne artículos que analizan la historia del movimiento cooperativo entrerriano, particularmente de sector rural y de servicios, y el rol de las políticas estatales en su consolidación. La segunda sección se compone de entrevistas que toman las trayectorias de la Cooperativa Lucienville y de la Cooperativa Agropecuaria La Paz, ambas instituciones emblemáticas en el desarrollo regional. En conjunto, los aportes permiten comprender los vínculos entre cooperativismo, territorio y políticas públicas, al tiempo que recuperan memorias, transformaciones y desafíos actuales del sector en Entre Ríos. Resulta de gran importancia destacar estos recorridos regionales en el marco del Año Internacional de las Cooperativas.
This dossier examines the historical and contemporary development of rural co-operativism in Entre Ríos. From an interdisciplinary perspective, and within the framework of a research project at the National University of Entre Ríos, the publication analyzes the economic and social relevance of co-operatives within a heterogeneous provincial productive structure. For the authors, producing this publication is especially significant in the context of the United Nations International Year of Co-operatives 2025. The first section brings together articles analyzing the evolution of the cooperative movement and the role of state policies in its consolidation, considering agrarian and public-service experiences. The second section consists of interviews that trace the trajectories of the Lucienville Co-operative and the La Paz Agricultural Co-operative, both emblematic institutions in regional development. Taken together, these contributions help illuminate the relationships among co-operativism, territory, and public policy, while recovering memories, transformations, and current challenges faced by the sector in Entre Ríos.
Este dossiê aborda o desenvolvimento histórico e contemporâneo do cooperativismo rural em Entre Ríos. A partir de uma perspectiva interdisciplinar e no contexto de um projeto de pesquisa da Universidade Nacional de Entre Ríos, a publicação analisa a relevância econômica e social das cooperativas no interior de uma estrutura produtiva provincial heterogênea. Para as autoras e os autores, é especialmente significativa a elaboração desta proposta editorial no marco do Ano Internacional das Cooperativas das Nações Unidas (ONU) 2025. A primeira seção reúne artigos que analisam a evolução do movimento cooperativo e o papel das políticas estatais em sua consolidação, considerando experiências agrárias e de serviços públicos. A segunda seção apresenta entrevistas que recuperam as trajetórias da Cooperativa Lucienville e da Cooperativa Agropecuaria La Paz, ambas instituições emblemáticas no desenvolvimento regional. Em conjunto, as contribuições permitem compreender os nexos entre cooperativismo, território e políticas públicas, ao mesmo tempo que recuperam memórias, transformações e os desafios atuais do setor em Entre Ríos.

Revista Idelcoop nº 247 - Noviembre 2025 - ISSN Electrónico 2451-5418 /  Sección Dossier Regional

Idelcoop Fundación de Educación Cooperativa

 

Miradas interdisciplinarias sobre el movimiento cooperativo rural en la provincia de Entre Ríos

INTRODUCCION

El presente Dossier reúne diversas contribuciones que ofrecen miradas sobre el movimiento cooperativo en Entre Ríos. Sus territorios fueron los primeros en experimentar la influencia del movimiento cooperativo agrario en los principios del siglo XX. Diversas investigaciones coinciden en señalar a este espacio como cuna del cooperativismo en Argentina, especialmente en el ámbito agrario (Ferreyra, 2021), en estrecha vinculación con el temprano proceso de colonización, la llegada de la inmigración europea, y la difusión de los ideales de cooperación y ayuda mutua (Roses, 2025). Este reconocimiento se debe, en particular, a la creación de la Cooperativa Lucienville en Basavilbaso, considerada la primera cooperativa agrícola del país y antecedente fundamental del movimiento cooperativo nacional.

Partimos de comprender que nuestra provincia presenta una gran heterogeneidad socioproductiva, y específicamente, las cooperativas conforman una trama socio-productiva de larga tradición y de significativa relevancia. Asimismo, constituyen una característica distintiva de la actividad económica provincial (Rodríguez y Albornoz, 2020).

De esta forma, esta edición especial aborda el heterogéneo universo del cooperativismo de Entre Ríos, poniendo el foco en los procesos asociativos rurales y de servicios de la provincia, y enriquece su contenido con entrevistas a dirigentes de algunas experiencias asociativas del territorio entrerriano, recuperando voces del movimiento cooperativo que han contribuido al desarrollo en la provincia.

Esta edición se concreta en el marco del proyecto de investigación denominado: “El desarrollo de los procesos asociativos en la provincia de Entre Ríos, Argentina”, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Entre Ríos (Resolución “C.D.” 004/24), lo que le permite generar un abordaje interdisciplinario del movimiento, a partir de aportes provenientes de la Historia, la Ciencia Política, la Geografía, la Agronomía y la Economía. Por último, nos parece significativo generar esta propuesta de publicación en el marco del Año Internacional de las Cooperativas de la ONU 2025.

El presente dossier se estructura en dos secciones. En la primera de ellas, se realiza un análisis del desarrollo histórico de algunas ramas de la cooperación en la provincia de Entre Ríos y de la intervención estatal sobre el cooperativismo en los territorios rurales. En la segunda sección, nos sumergimos en la experiencia de dos cooperativas muy significativas para la historia del cooperativismo en la provincia: La Cooperativa Lucienville y la Cooperativa Agropecuaria La Paz.

De esta forma, la primera sección está integrada por el artículo “Una aproximación histórica a las cooperativas de Entre Ríos” de Maximiliano Camarda, Karen Catelotti y Cristian Wilson, el cual propone un recorrido por la historia de algunas ramas cooperativas de la provincia de Entre Ríos, desde sus orígenes a fines del siglo XIX hasta la década de 1970. A partir de fuentes documentales, estadísticas y estudios recientes, examina la expansión del movimiento cooperativo en sus diferentes etapas y en dos tipologías —agrarias y de servicios públicos—, así como su papel en el desarrollo económico y social del territorio. Sus autores y autora parten de la hipótesis de que la consolidación del cooperativismo entrerriano estuvo estrechamente vinculada con tres procesos fundamentales: la colonización agrícola, la expansión del ferrocarril y las políticas públicas de fomento productivo. A través de este enfoque histórico, genera un valioso aporte a la comprensión de las dinámicas locales que dieron forma a uno de los movimientos cooperativos más significativos del país.

También lo integra el artículo “La intervención estatal hacia el cooperativismo rural en Entre Ríos: la experiencia narrada por sus agentes” de Paula Andrea Roses y Daniela Gamboa. Este trabajo se propone recuperar las voces de los agentes estatales del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y del Instituto Provincial de Cooperativismo y Mutualidades de Entre Ríos (IPCYMER), los que constituyen las principales agencias estatales que intervienen hacia el cooperativismo en los territorios rurales. Las autoras recuperan sus principales acciones implementadas, desde el retorno de la democracia hasta 2023, así como las principales relaciones interinstitucionales establecidas de manera colaborativa, tanto entre las instituciones públicas como las acciones conjuntas con las y los        referentes del movimiento cooperativo. El trabajo para promover el cooperativismo de manera colaborativa fue una estrategia clave ante la variedad de personas y procesos productivos relacionados con el cooperativismo rural, para crear estrategias sostenibles para el sector.

En la segunda sección, nos sumergimos en la experiencia de dos cooperativas significativas para la historia del cooperativismo agrario argentino. El artículo “Memoria viva: el archivo de la Cooperativa Lucienville y la historia del cooperativismo argentino”, de Maricel Massera y Maximiliano Camarda, propone un recorrido por los orígenes del cooperativismo agrario argentino a partir del rescate del archivo histórico de la Cooperativa Lucienville, en Basavilbaso (Entre Ríos), reconocida como su cuna. A través de una entrevista con Nora Fistein, responsable del archivo, el texto reconstruye la trayectoria de una institución centenaria estrechamente ligada a la colonización judía impulsada por la Jewish Colonization Association y al desarrollo del ferrocarril en la región. El rescate de su acervo documental permite no sólo recuperar la memoria de una experiencia pionera de organización económica y social, sino también reflexionar sobre los desafíos actuales del cooperativismo en torno a la transmisión intergeneracional, la educación y la fidelidad de las personas asociadas.

Finalmente, el artículo titulado "La Cooperativa Agropecuaria de La Paz: una historia ligada al desarrollo económico del norte entrerriano" de Cristian Wilson reconstruye con mirada crítica la historia de esta emblemática cooperativa, a través del diálogo con Ronald Garnier, quien ha sido dirigente y presidente en varios períodos de la Cooperativa Agropecuaria de La Paz (CALP). En este texto se abordan las principales características económicas de la región norte, las estrategias de comercialización que ha llevado adelante la CALP, los objetivos que han marcado sus acciones a lo largo del tiempo, su integración en la producción de la región norte y su consolidación como una de las instituciones más importantes del sector agropecuario de la provincia de Entre Ríos, con presencia en el comercio internacional.

En conjunto, los trabajos reunidos en este dossier buscan aportar al conocimiento histórico y contemporáneo del cooperativismo entrerriano, rescatando tanto sus raíces como sus transformaciones recientes. A través de la articulación entre enfoques académicos y testimonios de actores protagonistas, esta publicación propone una mirada plural sobre un movimiento que ha sido, y continúa siendo, un pilar fundamental del desarrollo económico y social de la provincia.

 

La intervención estatal en el cooperativismo rural entrerriano. La experiencia narrada por sus agentes.

 

Paula Andrea Roses[1]

Daniela Gamboa[2]

 

Introducción

En estas páginas aproximaremos una reflexión acerca de la intervención estatal en el ámbito nacional y subnacional, centrándonos en las agencias que intervienen en el fomento y la promoción del cooperativismo rural en la provincia de Entre Ríos. Y de esta forma, reponemos las principales acciones que se realizaron desde la recuperación de la democracia hasta el 2023 hacia el sector.

El territorio entrerriano forma parte de la denominada región pampeana Argentina, sin embargo, solo la franja sur del río Paraná presenta una aptitud agrícola similar al resto de territorio pampeano, lo que le confiere características productivas diferentes al resto de la región.

La provincia se caracteriza por su diversidad productiva, no obstante, en las últimas décadas las profundas transformaciones en el sector agrícola entrerriano y la expansión principalmente del cultivo de soja, han transformado el paisaje rural, siendo los cultivos agrícolas de cereales y oleaginosas las actividades productivas de mayor relevancia. Este hecho queda evidenciado al analizar la superficie de uso agropecuario en relación a las explotaciones agropecuarias productivas (EAP) a partir de los datos del Censo Nacional Agropecuario (CNA) del año 2018 realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

Según los datos arrojados por el último CNA, Entre Ríos posee 5.613.721,5 hectáreas destinadas a uso agropecuario, representando el 94% del total de la superficie relevada en el operativo censal. Dicha superficie se encuentra distribuida en 13774 EAPS, de las cuales 8374 (60,7%) presentan superficie implantada con cultivos agrícolas (cereales y oleaginosas).

Al indagar el origen del cooperativismo rural en Entre Ríos, el mismo se remonta a principios del siglo XIX. En este periodo las y los productores entrerrianos enfrentaban desafíos productivos, financieros y de comercialización, a raíz de ello, comenzaron a organizarse de forma colectiva y solidaria para hacer frente a estas limitaciones, proceso que se termina consolidando con la creación de la primera cooperativa rural de Entre Ríos, en 1900, “La Agrícola Israelita” en Basavilbaso (Departamento Uruguay). Años más tarde, en 1913 se intenta establecer la primera cooperativa de segundo grado “Confederación Entrerriana de Cooperativas”, durante un congreso en la localidad de Lucas Gonzáles (Departamento de Nogoyá). Si bien dicha Confederación tuvo una exigua duración, la misma resurge en 1930 como Federación Entrerriana de Cooperativas (Lattuada, 2004).

Sostenemos que el avance del cooperativismo en Entre Ríos está relacionado con el vínculo entre el proceso de colonización, el proceso de inmigración, y la presencia de los ideales del movimiento cooperativo europeo en nuestros territorios (Roses, 2025). Es a partir de la convergencia temprana de estos procesos que se ha dado origen a las primeras experiencias asociativas, y por lo cual, se ha reconocido ampliamente en la literatura académica, a la provincia de Entre Ríos como cuna del movimiento cooperativo agrario (Pérez Colman, 1946; Bazán, 2016; Plotinsky, 2015).

El movimiento cooperativo en nuestros territorios se caracteriza por su heterogeneidad, alberga en su interior una diversidad de actores y de sectores económicos. El grado de heterogeneidad varía principalmente por el nivel de institucionalización, su relación con la naturaleza, el tamaño de la cooperativa, su capacidad de producción y de comercialización.

Según la información proporcionada por el CNA 2018 sobre los procesos asociativos a nivel provincial, el 22,5% de las y los productores entrerrianos/as integran alguna forma de asociativismo, la mayoría de ellos forman parte de cooperativas (73%), asociaciones gremiales (35%) y por último las entendidas técnicas como ser grupo CREA, Cambio Rural y AAPRESID (6,5%). Estas categorías son no excluyentes entre sí, los productores pueden formar parte de más de una entidad asociativa al mismo tiempo.[3]

Dada la amplia trayectoria del movimiento cooperativo en el espacio rural, nos parece importante, abordar la acción estatal hacia el mismo, porque consideramos que el Estado puede constituirse como un actor importante en los procesos asociativos, ya que se caracteriza por su potencialidad para estimular transformaciones político-subjetivas y ampliar el espacio de lo público no estatal, y por contar, asimismo, con capacidad para forjar alternativas socio-económicas sustentables o sostenibles (Gracia, 2015).

Para analizar las estrategias de intervención estatal en el heterogéneo movimiento cooperativo, desde la recuperación de la democracia en 1983 hasta el 2023, adoptamos un enfoque predominantemente cualitativo, otorgando un lugar especial a las voces. El objetivo de este trabajo se centra en reconstruir el camino de las acciones estatales hacia el cooperativismo a partir del relato de dos agentes que son referentes territoriales claves en Entre Ríos. Dichos agentes, cuentan con extensas trayectorias en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Instituto Provincial de Cooperativismo y Mutualidades de Entre Ríos (IPCYMER) que han generado diferentes estrategias para el fomento del cooperativismo rural a nivel provincial.

En nuestro trabajo, nos enfocamos en estas instituciones porque son las que generan las principales acciones hacia el cooperativismo rural en la provincia, de todas maneras, no desconocemos que hay otras instituciones estatales que han aportado a su desarrollo y al fortalecimiento del trabajo colaborativo en el sector.

Nuestro trabajo se encuentra estructurado en tres momentos claves. En el primer apartado, nos interrogamos sobre los puntos nodales de la intervención estatal del ámbito nacional en el cooperativismo rural entrerriano. En la segunda sección, nos centraremos en las principales estrategias que se han desarrollado desde el área subnacional para la promoción del cooperativismo y generar estrategias de integración cooperativa. En cada uno de estos momentos examinaremos las acciones coordinadas entre diferentes organismos públicos. Por último, desarrollaremos las principales conclusiones a las que arribamos en nuestro análisis, con un especial énfasis en los puntos de contactos y convergencia entre los relatos de los agentes entrevistados.

 

La intervención en el cooperativismo rural desde la trayectoria de los agentes

 

Para aproximarnos a comprender las intervenciones estatales hacia el cooperativismo desde el gobierno nacional en las áreas rurales de la provincia de Entre Ríos, nos acercamos a uno de los referentes territoriales del INTA, institución creada el 4 de diciembre de 1956, a través de la Ley N° 21680/56, con la finalidad de “impulsar, vigorizar y coordinar el desarrollo de la investigación y extensión agropecuaria y acelerar, con los beneficios de estas funciones fundamentales, la tecnificación y el mejoramiento de la empresa agraria y de la vida rural” (CFR, ART. N° 1 Ley 21.680) y se constituyó como una de las instituciones con más trayectoria en el desarrollo rural y mayor alcance geográfico nacional.

En sus inicios, los lineamientos principales de la extensión en INTA fueron, por un lado, la asistencia técnica y por otro la educación,[4] con la finalidad de aumentar la producción agropecuaria y mejorar la vida en el medio rural. En este contexto, la dirección de extensión de INTA en el año 1973 afirmaba que los objetivos para mejorar las comunidades rurales eran específicamente:

 

1) Desarrollar el espíritu de comunidad en el agricultor y la población rural en general, propendiendo a la más íntima solidaridad y preocupación mutua por el progreso y bienestar económico y social común del campo y la ciudad. 2) Estimular y desarrollar el espíritu de cooperación. 3) Promover el desarrollo de organizaciones juveniles agrarias tendientes a la capacitación técnica” (Losada Flores,1986)

 

De esta forma, INTA generó diferentes estrategias en pos de estos objetivos, entre ellas destacamos la creación de Agencias de Extensión Rural (AER).

La creación de las AER en 1956 tenía como objetivo inicial aumentar la producción para generar divisas que ayudaran al desarrollo de la industria nacional. Para tal fin era esencial la transferencia de tecnología al sector agropecuario, entendiéndose al desarrollo “como un pasaje lineal de la sociedad de tipo tradicional (...) hacia la sociedad moderna donde predominan los patrones de lucro, neutralidad afectiva, universalismo, especialización y soluciones técnico-científicas para la solución de los problemas comunes” (Machado, 1975, citado por Alemany, 2011, p.142).

Bajo esta premisa fue creado el servicio de extensión de INTA, con el objetivo transformar la realidad rural a partir de la innovación tecnológica y del conocimiento “como medio para salir del atraso y del bajo nivel de vida del medio rural” (Alemany, 2011, p. 5).

En sus inicios, los proyectos de extensión INTA basaron sus líneas de acción en la conformación de grupos de trabajo formados a partir de intereses comunes que presentaban los distintos integrantes de la familia rural. De esta manera, se crean tres tipos de grupos de trabajo: 1) el grupo de productores/as destinado fundamentalmente a transmitir y enseñar nuevas técnicas y tecnologías relacionadas a la actividad agropecuaria, 2) el club de hogares destinados a las mujeres para abordar las problemáticas relacionadas al hogar y 3) el club 4-A formado por jóvenes hijos/as de productores entre 10 y 18 años. (Losada Flores ,1986).

Esta forma de fomentar los procesos asociativos productivos desde el INTA, continúa con el retorno de la democracia. En los grupos 4A de jóvenes rurales, los y las extensionistas de INTA impulsaron la generación de proyectos productivos individuales, los cuales se basaban en la cría de animales, siembra de cultivos, mejora de viviendas, entre otros. Dichos espacios asociativos se generaban en los territorios rurales y se denominaban igual que sus distritos de pertenencia para fomentar el arraigo territorial, como nos comenta uno de los agentes respecto de sus experiencias realizadas en los años noventa:

 

En la zona de Ramírez (...) el grupo de Chilcas que es un distrito y el de Isleta que es otro distrito, eran los lugares donde nosotros a través de la escuela hacíamos reuniones en la zona y desarrollamos estas actividades con los jóvenes, que no solamente trabajamos los temas técnicos, si no se trabajaban muchos temas y eran grupos mixtos, de mujeres y varones (Entrevista a agente[5] del INTA. 19 de agosto 2025. Entrevistadoras: Paula Roses y Daniela Gamboa).[6]

 

Es en este grupo de jóvenes (4A) principalmente los y las extensionistas abordan los principios del cooperativismo y los beneficios socio económico-productivos que la conformación de cooperativas trae aparejado, entendiendo al cooperativismo como una herramienta para impulsar el desarrollo rural y la permanencia de productores/as y su familia en el campo.

Otra de las iniciativas estatales hacia el cooperativismo que se llevaron adelante desde el servicio de extensión de INTA, está relacionada con los encuentros de los diferentes grupos de jóvenes de la provincia en el Centro de Capacitación Integral INTA (CECAIN), donde además de la sociabilización y capacitación en cuestiones relacionadas a la producción, se impulsaba el movimiento cooperativista.

 

Aproveché las relaciones con el movimiento cooperativo y empezamos a hacer (...) capacitaciones. Y empezamos a trabajar con las cooperativas, la de Crespo, porque en aquel tiempo (...) fomentamos algunas reuniones entre varios grupos de jóvenes con las cooperativas. Esa experiencia de haber conocido otros grupos que estaban vinculados a la Asociación de Cooperativas Argentinas, [nos permitió armar] un pequeño programa de Capacitaciones. [Hacíamos] reuniones de estos grupos de jóvenes trabajando también en el CECAIN (Entrevista a agente del INTA. 19 de agosto 2025. Entrevistadoras: Paula Roses y Daniela Gamboa).

 

El CECAIN, se crea según Goette (2024), a finales de la década de los 60 y surge como un espacio de capacitación y formación dentro de la estructura de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) INTA Paraná fue un lugar de encuentro, constituyéndose como un lugar icónico de reunión en los años noventa, donde se convocaba a las y los jóvenes para formarse no solo en cuestiones técnicas sino también en lo referente a la conformación y sostenimiento de las cooperativas.

 

En el mismo sentido y siendo una de las características distintivas de su implementación en la provincia de Entre Ríos, se incluyó a personas que habían trabajado anteriormente en un proyecto de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) que buscaba fomentar el crecimiento de las cooperativas rurales y también abordaba el problema del arraigo juvenil. Esto posibilitó fusionar las dos estrategias y generar mayor cooperación de las y los integrantes de diferentes instituciones locales:

 

Hubo muchas cooperativas que también aprovecharon para desarrollar su proceso de intervención a través del programa. Por ejemplo, recuerdo a la Cooperativa de Lucas González (...) no podía solventar al técnico porque era chiquita. Entonces a través del programa Cambio Rural, él entró, armó un grupo de productores de la cooperativa y la cooperativa le ayudaba económicamente y con un vehículo ¿no? Entonces (...) son modalidades de intervenciones mixtas entre el cooperativismo y el Estado que empezaron a funcionar. Yo terminé con la cooperativa y como agente del proyecto de cambio rural, donde también siempre se fomenta el trabajo desde el punto de vista cooperativo. Esto fue en el 93. (Entrevista a agente del INTA. 19 de agosto 2025. Entrevistadoras: Paula Roses y Daniela Gamboa”).

 

Esta actividad desarrollada de manera conjunta entre el Estado y las cooperativas consistía principalmente en el asesoramiento de las y los técnicos profesionales a los grupos de productores/as. Las instituciones estatales ponían a disposición los recursos humanos y las cooperativas brindaban apoyo económico y contribuían con la logística del traslado requerido para realizar las reuniones en diferentes localidades de la provincia.

Esta forma de intervención mixta Estado-cooperativa permitió a las y los productores/as desarrollar proyectos productivos individuales con el asesoramiento profesional, y a su vez, permitió que se inicien y consoliden procesos colaborativos entre los mismos.

A mediados del 2000, Agencias de Extensión Rural (AER- Paraná) en conjunto con la Federación Agraria de Entre Ríos y algunos estamentos del gobierno provincial trazaron estrategias de trabajo con grupos de jóvenes rurales. Tenían la finalidad de fomentar la autonomía productiva de las y los jóvenes, a través de la creación de emprendimientos productivos y/o la prestación de servicios de maquinaria, estas últimas facilitadas a las y los jóvenes por las cooperativas locales.

Este plan de trabajo delineado en conjunto entre AER de Paraná y AFA tenía como objetivo fundamental la permanencia de las y los jóvenes hijos/as de productores/as en las localidades rurales. 

 

El arraigo es una bandera que pone la Federación Agraria, y bueno en ese marco se trabajan estos temas. O sea, nosotros decíamos: "si el joven tiene campo, estaría bueno ayudarlo a que se independice o destete a través de una ayuda económica y que pueda (en una) porción de tierra (...) completar su ciclo de productor”, que no lo tiene. Porque él hace una parte y el padre le hace otra.

[ la otra línea de trabajo era] cuando los jóvenes tomaban una actividad que no tenía que ver con la del padre y la desarrollaban, y [ la otra línea era] la posibilidad de servicios, que esto tampoco lo logramos hacer, que era que a través de la cooperativa se consigan alguna maquinaria y que los jóvenes brinden un servicio. Esas eran las tres líneas de trabajo que teníamos siempre detrás de lo que era la capacitación y todo eso. (Entrevista a agente del INTA. 19 de agosto 2025. Entrevistadoras: Paula Roses y Daniela Gamboa).

 

Es importante destacar que la incorporación del cooperativismo en la agenda del INTA fue impulsada por el interés de las y los agentes de extensión que integraban las AER, a partir de las relaciones establecidas anteriormente con otras instituciones. Por este motivo, nos parece importante resaltar este vínculo inicial que dichos/as agentes han establecido con la experiencia[7] "Acción Cooperativa de Extensión Rural", la cual  fue el semillero para pensar estrategias de inclusión para las y los jóvenes. En términos de los agentes:

 

No estaba institucionalizada. Porque desde el INTA lo que sí estaban institucionalizadas eran las capacitaciones, porque nosotros a los jóvenes los llevábamos al INTA y armábamos capacitaciones donde participaban actores del INTA, cualquier profesional que sé yo, incluso lechería, lo que fuera y también participaban algunos capacitadores de Federación Agraria (...) Y bueno, ellos colaboraban y nosotros también para estas capacitaciones. Y después cuando terminaban, yo solo o con Alfredo nos íbamos a las distintas localidades, nos quedamos y hacíamos algunas reuniones a la noche. Y después fuimos tratando de fomentar que las cooperativas contraten a una persona para ese fin. (Entrevista a agente del INTA. 19 de agosto 2025. Entrevistadoras: Paula Roses y Daniela Gamboa”).

 

Las acciones que realizaba el INTA hacia el cooperativismo no formaban parte de los objetivos iniciales de la institución, no obstante, los incentivos hacia dichas iniciativas se encuentran presentes en los requerimientos de los programas y estrategias de desarrollo rural (Cowan Ros y Berger, 2018).

Durante el periodo comprendido entre los años 2003-2008 se firmó y materializó el convenio entre INTA y las Cooperativas Agropecuarias Federadas de Entre Ríos (CAFER). Dicho convenio generó un espacio donde se enlazaron los objetivos de las instituciones participantes y se diseñaron estrategias de acción conjuntas teniendo como finalidad el desarrollo del medio rural aplicando los principios solidarios del cooperativismo como una herramienta para tal fin.

 

CAFER colaboró económicamente para trabajar en dos frentes o dos estrategias. Una, formar centros de Federación Agraria vinculados a las cooperativas y la otra era armar un equipo de capacitación con los profesionales de las cooperativas. O sea, todos los que estaban vinculados a las cooperativas nos reunimos, yo no me acuerdo si mensualmente o más o menos con una tendencia así de varias veces, para trabajar temas vinculados a la profesión, a capacitación. (...) 10 grupos, uno en cada cooperativa digamos. Cada grupo tenía variados números entre 10 y 30 personas. (...) le hacíamos trabajar determinadas temáticas a los jóvenes y esas temáticas estaban vinculadas a un encuentro que se hacía todos los años. (Entrevista a agente del INTA. 19 de agosto 2025. Entrevistadoras: Paula Roses y Daniela Gamboa”).

 

 

A la acción conjunta INTA-CAFER se le suma la Federación Agraria Argentina (FAA) que tenía como propósito inicial capacitar a las y los profesionales que trabajaban en las cooperativas de Entre Ríos en temas vinculados al cooperativismo. Sin embargo, a partir de los requerimientos de las y los profesionales las capacitaciones se reorientaron para enfocarse en temas relacionados con la producción. 

A partir de los relatos de las y los agentes se observa que el trabajo en conjunto entre las instituciones estaba principalmente focalizado hacia los jóvenes rurales. Se fomentaba la creación de grupos que funcionaban en el interior de las cooperativas y se generaban encuentros anuales entre los grupos conformados. En dichos encuentros se impartían capacitaciones sobre cooperativismo, así como sobre cuestiones técnicas vinculadas a la producción.

Por último, observamos que la acción de las y los agentes de las AER INTA, jugó un rol importante en la formación y fortalecimiento del Cooperativismo en la ruralidad de la provincia de Entre Ríos.  Los trabajos realizados mancomunadamente entre las cooperativas y las y los agentes de extensión permitieron la resolución de desafíos de índole productiva y posicionar al cooperativismo como una herramienta valiosa para el desarrollo del sector agropecuario, para abordar la problemática de la permanencia de las juventudes en el medio rural y como una forma de hacer frente a las necesidades comunes de la vida en la ruralidad.

 

La intervención estatal a nivel subnacional. La perspectiva de las y los agentes en el cooperativismo provincial

 

En lo que respecta a las iniciativas dirigidas al cooperativismo desde el gobierno subnacional, cabe destacar la sanción de la Ley Provincial Nº 8130 en el año 1988, mediante la cual, la provincia adhirió a la Ley Nacional Nº 23.427. Además, generó diversas normativas complementarias a lo largo del tiempo. Entre estas, se pueden citar los decretos provinciales N° 1694/89, N° 5773/92, N° 929/96 y N° 1032/14, que permitieron un margen de acción estatal. Como se afirma en esta entrevista:

 

Nosotros los entrerrianos tenemos la suerte que [contamos con] una ley provincial N° 8130 (...) [que establece que los] fondos que bajan a la provincia a través de la coparticipación federal, una vez que el gobernador ingresa el presupuesto, esos fondos afectados nos permitían desde el IPCYMER, dar crédito y subsidio. (Entrevista a ex-director del IPCYMER. 18 de septiembre de 2025. Entrevistadoras: Paula Roses y Daniela Gamboa).

 

Al establecer un fondo económico específico, se otorga cierta autonomía para impulsar iniciativas que fomenten el cooperativismo y la educación cooperativa, que son metas que se encuentran claramente explicitadas en la ley 8130. A partir de ello, se establece que “los recursos que por el régimen de coparticipación federal le corresponden a la provincia en los mismos términos que los previstos para la secretaría de acción cooperativa por la Ley 23.423, sean administrados por la Dirección de cooperativas y mutualidades de Entre Ríos” (ley provincial N° 8.130), dirección que posteriormente obtuvo el rango de instituto, y actualmente, es el denominado IPCYMER. 

De esta forma, a través de dicha normativa se manifiesta la importancia de generar políticas públicas hacia el sector, y se fijan fondos específicos para llevar adelante “la misión de promover la acción mutual y cooperativa en Entre Ríos según lo establecido en los convenios suscriptos con el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES)” (Gobierno de Entre Ríos, S/F).

Por lo tanto, existe una comunicación constante entre el gobierno subnacional, a través del IPCYMER, y el gobierno nacional a través del INAES. Este último, fue creado en el año 2000, a través del decreto 721/2000, dependía del Ministerio de Desarrollo Social (actualmente el Ministerio de Capital Humano) y se constituyó como el organismo que regula la política pública del sector cooperativo. También promociona la actividad cooperativa a partir de la Ley Nacional Nº 23.427 que da origen al Fondo de Educación y Promoción Cooperativa, y fue modificada por la Ley Nacional N.º 25.791 y su Decreto Reglamentario N.º 1948/87.

 

El INAES es el Instituto Nacional, órgano de aplicación de toda la política nacional [sobre el] cooperativismo y mutualismo. Luego por convenio se les otorga a los órganos locales, caso IPCYMER, caso del Instituto de Córdoba, caso del tema de Santa Fe, se le otorga facultad de fiscalización pública porque la fiscalización privada de las cooperativas la hacen los síndicos. (....) La fiscalización pública es la que tenemos nosotros los órganos locales en nuestra jurisdicción. (...). Entonces el INAES después por convenio delega esas facultades de fiscalización pública. Lo demás, el otorgamiento de las matrículas, el kit de las matrículas, los sumarios nacionales y todo, pasa por la órbita del INAES en consonancia o en un trabajo conjunto con los órganos locales (Entrevista a ex-director del IPCYMER. 18 de septiembre de 2025. Entrevistadoras: Paula Roses y Daniela Gamboa).

 

Se pueden observar diferentes componentes que se establecen desde el INAES sobre las intervenciones del gobierno subnacional. Dentro de las principales funciones que tiene actualmente el IPCYMER se encuentra: asesorar a las personas que quieran formar cooperativas y mutuales, firmar libros sociales y contables, vigilar que se cumpla la Ley de Mutualidades Nº 20.321/1973 y la Ley de Cooperativas Nº 20.337/1973 y las normativas provinciales que las complementan. También se encarga de capacitar y asesorar en la elaboración de políticas públicas y acciones vinculadas al mutualismo y cooperativismo en la provincia (Gobierno de Entre Ríos, S/F).

A partir de este marco, se generaron diferentes estrategias para desplegar acciones hacia la promoción del cooperativismo en los territorios. No obstante, esto variaba en función de las orientaciones de cada espacio gubernamental:

 

Vuelvo a repetir que ahí también pasaba, yo que estuve en varias gestiones, hubo gestiones que nos daban mucha bola a los órganos locales y otras gestiones que, como hacen los porteños, creían que el país terminaba allá en la General Paz. (Entrevista a ex-director del IPCYMER. 18 de septiembre de 2025. Entrevistadoras: Paula Roses y Daniela Gamboa)

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En este contexto de diferentes percepciones sobre las formas de hacer política y las dificultades de articular entre diferentes estructuras y gestiones políticas, el IPCYMER buscó generar distintas acciones con los gobiernos locales.  Entre ellas, es importante mencionar, las capacitaciones en cooperativismo, el acompañamiento en los procesos de constitución de cooperativas, la promoción como forma de desarrollo local y en algunas oportunidades, se establecieron áreas municipales que abordaron las problemáticas del sector:

 

Armé la [dirección] de Concordia, armamos la de Paraná que sigue existiendo y armamos la de Santa Elena. Tuvimos cuatro direcciones municipales de cooperativas. Con convenios sin transferirles la fiscalización pública. Después la de Gualeguaychú [a través de la cual] hicieron una radio cooperativa que creo que sigue existiendo. (Entrevista a ex-director del IPCYMER. 18 de septiembre de 2025. Entrevistadoras: Paula Roses y Daniela Gamboa).

 

Estas acciones con los gobiernos locales permiten un mayor control y acompañamiento sobre la gestión de las cooperativas y las cuestiones burocráticas y legales de la inscripción y sostenimiento de las cooperativas. Asimismo, se generaron estrategias de colaboración con otras instituciones públicas para abordar problemáticas vinculadas al desarrollo del cooperativismo en el ámbito rural. Un ejemplo rememorado por los agentes se desarrolló en la década de los noventa con un programa destinado a fomentar la juventud:

 

La Dirección de Cooperativas, nos ayudaba económicamente para poder juntar los chicos y llevarlos al CECAIN. El CECAIN es un centro de capacitación que está en el INTA, no sé si conoces (...) en algún tiempo donde se llevaban jóvenes a capacitar al INTA de Paraná (...) Parte se desarrollaba en el CECAIN y parte digamos era en los campos mismos de los productores, donde ahí el extensionista del INTA acompaña estos procesos. Y nosotros con los jóvenes cooperativistas hicimos algo parecido, a las a la escuelas EFAS[8] con los distintos grupos de las juventudes ¿no? Los llevábamos al CECAIN y los capacitamos, ahí en temas vinculados al cooperativismo y algunas temáticas técnicas, de paso mostramos el INTA. Bueno, esa estrategia de trabajo fue como ir mezclando un poco lo que era el CECAIN, con un poco la historia dentro de las juventudes de las cooperativas y con un financiamiento (...) a través de lo que era la Dirección de Cooperativas [y Mutualidades de la provincia de Entre Ríos]. (Entrevista a agente del INTA. 19 de agosto 2025. Entrevistadoras: Paula Roses y Daniela Gamboa).

 

 

A partir de esta iniciativa gestada por los y las agentes del INTA y con el acompañamiento de la Dirección de Cooperativas y Mutualidades (hoy IPCYMER), se abordó la problemática del arraigo rural y las juventudes, con la finalidad de generar estrategias asociativas para que las juventudes se queden en el campo.

Por otra parte, se fueron desplegando distintas estrategias para tener una mayor acción en los territorios provinciales. Entre las medidas implementadas por el IPCYMER se incluyó apuntalar los vínculos entre cooperativas y emprendimientos que crean, producen y comercializan productos o servicios que están conectados entre sí. Aunque no se originan cadenas de valor, en ciertos sectores se logró establecer una articulación entre cooperativas y experiencias autogestivas.

Cuando nosotros asumimos no había ninguna federación ni nada y logramos gracias al Consejo Apícola Provincial,[9] [la conformación de] 26 cooperativas apícolas en la provincia, de las cuales, hemos realizado bastante intermediación, hay tres [de ellas] que pueden exportar directamente, que antes el exportador le decía "te pago tanto el tambor si la quieres bien, sino (...)". Y te encontrás con estas cosas, han podido lograr que todos los fondos vengan a la Federación, entonces ellos armaron un fondo rotatorio, que es lo bueno. Entonces no tenían que estar los gobiernos atendiendo teniendo problemas individuales de cada uno, sino que había problemas de financiamiento para un negocio común e iban a la Federación y la Federación les decía "Bueno ¿qué vamos a hacer? ¿Cuántos tambores necesitas? (...) En la apícola de Paraná 40 (...) en Victoria 20, (...) allá de la Picada tantas”. Hacían compras conjuntas, que es lo importante, no solamente de tambores sino de insumos, colmenas, cuadros, etcétera. (Entrevista a ex-director del IPCYMER. 18 de septiembre 2025. Entrevistadoras: Paula Roses y Daniela Gamboa).

 

El trabajo articulado que se ha promocionado sobre las cooperativas apícolas de la provincia de Entre Ríos, es un ejemplo importante sobre cómo generar estrategias para apuntalar a un sector productivo y fomentar la autonomía de las cooperativas. En este caso, la unidad del sector cooperativo constituye un camino útil para insertarse en un comercio más justo. En este sentido, unirse entre cooperativas o experiencias asociativas permite a las y los productores ejercer una presión hacia los valores de venta de sus productos y tener una mayor ganancia.

En sintonía con esta problemática de comercialización se encontraba el sector lechero, los tambos han sido perjudicados históricamente al momento de insertar su producto en el mercado. Por este motivo, se creó en el año 1969 la Cooperativa Entrerriana de Productores Agrarios del departamento La Paz Ltda., popularmente conocida como CEPAL, con el objetivo de generar un agregado de valor a los tambos de la zona a través de la elaboración de distintos tipos de quesos. En los últimos años —ante las dificultades que atravesó la producción tambera— el Estado provincial a través del IPCYMER acompañó en un proceso de unificación con La Cooperativa Agropecuaria La Paz (CALP), para de esta manera sostener “la cuenca lechera”, evitar el cierre de pequeños tambos de la zona (Roses, 2025).

La CEPAL estaba quebrada desde el año 50, debía no sé cuántos papeles, no producía y de las cinco integraciones que yo te mencioné que pude hacer, esa es una. Hoy es una potencia, el almacén de campo no sé si lo han visto, camino a San Gustavo (...) Ellos empezaron haciendo cuatro tipos de quesos, porque tiene una plantita chica de procesamiento de leche y después le agregaron esto. (Entrevista a ex-director del IPCYMER. 18 de septiembre de 2025. Entrevistadoras: Paula Roses y Daniela Gamboa).

El almacén de campo les permite a las y los productores vender directamente sus productos a un precio más justo, además la cooperativa La CEPAL cuenta con el sello de “Comercio Justo”, que certifica una forma de trabajo respetuosa con el ambiente y con sus trabajadores/as. La integración entre cooperativas ha permitido mejorar la situación de la entidad, en términos de sus integrantes:

Se compra leche se elaboran y comercializan quesos, trabajamos en conjunto con la CALP, hace más de diez años nos integramos porque nosotros somos una cooperativa chica, estuvo a punto de cerrar en su momento, hasta que ellos hicieron una inversión, puso calderas, y empezamos a elaborar. Antes se vendía la leche a Cotapa, a Paraná (El miércoles Digital, 28 de marzo de 2021).

 

Aquí es importante mencionar la importancia de generar ciertas articulaciones entre los actores del mismo sector rural, más aún cuando son producciones que se insertan en un mercado muy competitivo y de grandes condiciones de vulnerabilidad social. Estas experiencias generaron una mayor autonomía productiva de las cooperativas y mejoraron su posición en el mercado. Aunque los y las mismos/as agentes destacan que es un desafío y una deuda generar más integraciones en el territorio.

Aunque el IPCYMER es el principal organismo provincial que interviene hacia el cooperativismo, también existen experiencias de fomento al cooperativismo rural vinculadas a otros organismos estatales. Al contar sus trayectorias las y los agentes estatales resaltan rápidamente dos políticas públicas claves que se gestaron a partir de los años 80 y tuvieron un impacto significativo en tiempo y espacio: Los Grupos de Intercambio Solidario de Entre Ríos (GISER) y el Programa Cambio RURAL.

El programa GISER surge a partir del proyecto elaborado por el Instituto Provincial de Transformación y Colonización Agraria (IPTACAER) en 1988, para abordar la problemática de la escala de producción de los y las productoras a partir de  impulsar “por medio de su organización en grupos que mediante el asesoramiento de un profesional recepcionan e incorporan tecnologías, intercambian experiencias productivas y/o se integren horizontal y verticalmente” (Programa Grupo de Intercambio Solidario Entre Ríos 2011. Citado en Goette, 2014 p.4).

 A partir de este programa, se genera una asistencia técnica y se promueve el asociativismo de pequeños/as productores/as para resolver cuestiones vinculadas al volumen y calidad de la producción y la apertura de nuevos canales de comercialización.

Otra de las acciones hacia el fomento del cooperativismo que ha tenido una amplia trayectoria y aparece en las voces de las y los entrevistados es el programa Cambio Rural que comenzó a ejecutarse en mayo de 1993 por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (SAGyP) y se llevó adelante de forma articulada entre dicha secretaría y el INTA (Boivin,1997).

Finalmente, es importante destacar que la Secretaría de Economía Social de la provincia de Entre Ríos ha implementado algunas acciones hacia el asociativismo rural. En el período 2013-2015, se estableció un consorcio de gestión rural que abarcaba todo el territorio provincial, lo que resultó en una línea de microcréditos rurales (Cfr. Pérez et al., 2018). Aunque las acciones de esta Secretaría se centraron principalmente en el ámbito urbano, en el período 2019-2023 se incrementaron las acciones dirigidas a la agricultura familiar y a las y los sujetos rurales (Roses, 2025).

 

Conclusiones

 

En este trabajo analizamos la intervención estatal en el cooperativismo rural en la provincia de Entre Ríos, enfocándonos en la perspectiva de los agentes. Partimos de las primeras experiencias de acciones hacia el cooperativismo rural que se llevaron adelante desde la recuperación de la democracia hasta el 2023. En un primer momento, muchas iniciativas estatales hacia el cooperativismo son principalmente promocionadas por sus agentes, como desarrollamos en el caso del INTA, es decir, se conforman “desde adentro de las instituciones”, aunque no integran los objetivos institucionales. A su vez, los agentes estatales han considerado al cooperativismo como una herramienta para abordar la problemática del arraigo de las juventudes en el ámbito rural.

Una de nuestras principales apreciaciones está relacionada con la trayectoria de trabajo colaborativa entre las distintas instituciones, lo que les ha permitido crear estrategias más efectivas para promover el cooperativismo rural con limitados recursos económicos, algo que las instituciones no podrían haber logrado por separado.

Estas articulaciones constituyen la base de una amplia gama de acciones hacia el cooperativismo rural, no obstante, se encuentran limitadas por las dificultades para conectar diferentes estructuras y gestiones políticas y por las visiones sobre “cómo hacer política” que se encuentran inmersas en ellas.

 Por último, es importante destacar que la heterogeneidad de sujetos y procesos productivos que están vinculados al cooperativismo, representan un desafío para las y los agentes estatales al tratar de generar estrategias sustentables y sostenibles hacia el sector.  Algunas cooperativas se encuentran en una mayor situación de vulnerabilidad social y desigualdad ante el mercado, por lo cual, consideramos que la intervención del Estado es esencial para fortalecer los procesos de integración y cooperación entre los actores que forman parte de una misma cadena de valor.

En este sentido, las acciones conjuntas entre las instituciones estatales y las cooperativas permiten propulsar y fortalecer la diversidad de actividades productivas que abarca el sector agropecuario entrerriano.

 

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Entrevistas:

Entrevista a agente del INTA. (19 de agosto 2025). Realizada por Daniela Gamboa y Paula Roses en la ciudad de Paraná. Transcripción de Pamela Urich.

Entrevista a ex-director del IPCYMER. (18 de septiembre de 2025). Realizada por Daniela Gamboa y Paula Roses en la ciudad de Paraná. Transcripción de Pamela Urich.

 

[1] Facultad de Trabajo Social (UNER). Instituto de Estudios Sociales INES (CONICET UNER). Correo electrónico: paularoses1986@gmail.com

[2] Instituto de Estudios Sociales INES (CONICET UNER). Correo electrónico:

danielamarinag@yahoo.com

 

[3] En el CNA 2018 no se encuentra discriminado que las personas pueden participar en distintos grupos de forma simultánea, por esta razón la suma de los porcentajes parciales (114,5%) exceda el 100%.

 

[4] Por esto cada Estación Experimental de INTA cuenta con Agencias de Extensión Agropecuarias distribuidas en el territorio, cuyo personal en una primera instancia estaba conformado por técnicos y técnicas, asesoras de hogar y asesores y asesoras juveniles. Actualmente, el personal de las agencias tiene perfiles específicos, son mayoritariamente ingenieros/as agrónomos y médicas/os veterinarios.

 

[5] En estas páginas preferimos omitir los nombres de los agentes estatales para preservar la identidad de las personas que tanto han contribuido a nuestro análisis.

[6] Se agradece a la licenciada Pamela Urich integrante del Instituto de Estudios Sociales por su labor en la transcripción de las entrevistas realizadas para este artículo.

[7] La Asociación de Cooperativas Argentinas establece en 1980 el servicio de extensión cooperativo (SECOOP), dando lugar a 130 núcleos de Acción Cooperativa de Entre Ríos (ACER). Muani J. (1994) citado por Goette José (2014).

 

[8] Las Escuelas de las Familias Agrarias EFAS eran un modelo de escuelas secundarias que se basaba en la pedagogía de la alternancia; este modelo integraba dos secuencias, una semana de convivencia en las escuelas con la formación teórica en el aula y una semana con la práctica en el ámbito familiar y rural de las y los estudiantes.

[9] El Consejo Consultivo para el Desarrollo de la Cadena Apícola Provincial (CODEAPI) de la provincia de Entre Ríos fue reconocido como organismo de asesoramiento, propuesta y consulta del gobierno provincial a partir de la ley provincial LEY PROVINCIAL 10831/2020.

 

Una aproximación histórica a las cooperativas de Entre Ríos

Karen Catelotti [1]

Maximiliano Camarda[2]

Cristian Wilson [3]

 

 

 

  1. Introducción

El cooperativismo en Entre Ríos acompañó desde sus orígenes al desarrollo cooperativista nacional. Según el análisis de Plotinsky (2015), la primera cooperativa de consumo, “La Asociación Panadería del Pueblo”, fue fundada en la ciudad de Paraná en octubre de 1857. La primera cooperativa agraria denominada: “El Colmenar”, fue creada -también en Paraná- en 1865. Una de las primeras cooperativas de crédito fue el Fondo Comunal Sociedad Cooperativa Agrícola Ltda. de Villa Domínguez, también en Entre Ríos. Sostiene Plotinsky (2015) que las primeras cooperativas fueron creadas, en gran medida, producto de la expansión de las colonias agrarias y la migración europea, quienes traían consigo diversas ideologías y pensaban que las cooperativas eran “(…) una manera de construir una sociedad libre, moderna, democrática y solidaria. Desde las corrientes del pensamiento vinculadas al socialismo y al anarquismo se las concibe, además, como una escuela de fraternidad humana” (Plotinsky, 2015, 159). En las décadas siguientes continuaron proliferando en gran número las cooperativas en el territorio entrerriano, en particular las cooperativas agrarias.

En las últimas décadas se multiplicaron los estudios vinculados al cooperativismo entrerriano. A los trabajos pioneros de Celia López sobre Villa Domínguez (1987) y Colonia Clara y Lucienville (1994), se le sumaron trabajos sobre la Cooperativa Arrocera de Villa Elisa -de Graciela Mateo (2011)- y sobre la Cooperativa Agropecuaria de La Paz -Ferreyra (2021), Camarda (2022), Ferreyra y Camarda (2023), y Wilson (2022). También Truffer y Gamboa (2009) abordaron el estudio de las Cooperativas Agropecuarias Federadas de Entre Ríos (CAFER) y, más recientemente, Roses (2025) se focalizó en el desarrollo del movimiento cooperativo de los departamentos de Feliciano, Federal y La Paz.

En este breve trabajo realizaremos una aproximación a la expansión de las cooperativas en Entre Ríos desde fines del siglo XIX hasta la década de 1970.  Aunque nos centramos en el devenir de las Cooperativas Agropecuarias y de Servicios Públicos, nuestra pretensión es más amplia para próximos trabajos. Dado que recuperar los ciclos de ambos tipos de cooperativas permite reconstruir el desarrollo del movimiento como tal, y el propio desarrollo económico de la provincia con sus correspondientes avatares.

Nuestra hipótesis de trabajo es que la expansión del cooperativismo en las primeras décadas se produjo a partir de la triangulación entre producción agraria, formación de colonias y expansión del ferrocarril. Las cooperativas agrarias se formaron, entonces, para concentrar la producción agraria producida en las colonias por las y los pequeños y medianos productores. A partir de la década de 1920 -con la expansión de los caminos- lentamente se va a ir reconfigurando la formación de las cooperativas, ya no ancladas en las localidades con estaciones ferroviarias, sino con caminos consolidados. La segunda etapa se produjo a partir del segundo plan quinquenal (1953 – 1955), el cual incentivó la instalación de un gran número de cooperativas de distintas características en todo el territorio.

  1. Los orígenes del cooperativismo agrario entrerriano

La provincia de Entre Ríos es un territorio que, desde muy temprano, estuvo marcado por el desarrollo de la ganadería. Esta actividad le dio renombre, sustentó su protagonismo en las guerras civiles y configuró de manera particular su organización social hasta mediados del siglo XIX. La escasez de mano de obra -acentuada por las continuas levas para servir en las luchas fratricidas- fue compensada por el carácter extensivo de las prácticas ganaderas, así como por una marcada tendencia a restringir la movilidad de las y los trabajadores y a paralizar las condiciones del mercado laboral.

A partir de la década de 1860 se inició en Entre Ríos un proceso impulsado por el Estado provincial, orientado a crear las condiciones necesarias para el establecimiento de un mercado de tierras y de trabajo, sin los cuales la expansión agraria resultaba inviable. En este contexto es importante señalar que, durante un largo período, los participantes en las campañas militares encabezadas por los caudillos provinciales habían sido recompensados con permisos de población. Sin embargo, dichos permisos no otorgaban derechos de propiedad sólidos, lo que limitaba la consolidación de un régimen jurídico estable sobre la tierra (Camarda y Serfaty, 2024, p. 3).

El desarrollo de la agricultura en la provincia dependía de la expansión de las colonias y de la red ferroviaria. En la denominada “media luna del sur”, se concentró la mayor cantidad de colonias (Paraná: 14, Colón: 16, Gualeguaychú: 43 y Gualeguay: 33) y, sobre todo, de tierras cultivadas. Mientras que, en el norte y centro, donde la agricultura tuvo menor incidencia, las colonias fueron mucho más escasas: Concordia (5), Feliciano (1) y La Paz (3). La cantidad de hectáreas otorgadas en las colonias cambió sustancialmente entre los distintos departamentos, y su distribución no siempre estuvo relacionada con el número de colonias establecidas. Sin embargo, esa distribución de tierras en colonias no coincidió con la superficie efectivamente cultivada: mientras que las colonias se extendieron de manera más dispersa, la agricultura se concentró en pocos departamentos. En efecto, Gualeguaychú, Paraná y Diamante reunieron el 32 % de las tierras en colonias, pero concentraron el 50 % de las tierras cultivadas.

En suma, hubo una concentración de la producción agraria en algunos departamentos, centralmente los de la media luna del sur. En gran parte del resto del territorio también se fundaron colonias, pero, pese al esfuerzo institucional, su desarrollo estuvo más vinculado a la ganadería que a la agricultura.

 

 

La expansión del ferrocarril en Entre Ríos tuvo -desde las últimas décadas del siglo XIX hasta mediados de la década de 1910- una línea central que conectó a Paraná con Concepción del Uruguay, donde se desprendieron líneas secundarias que conectaban a este ramal con las ciudades más importantes: Victoria, Gualeguay, Gualeguaychú, Colón y Concordia, siendo Basavilbaso el nudo conector.

 

 

 

El movimiento cooperativo agrario se consolidó en Entre Ríos a partir de la instalación de un grupo de colonos, en este caso judíos, que fundó el 12 de agosto de 1900 la colonia Novibuco (Colonia Lucienville), la primera sociedad agrícola israelita, con el propósito de ensayar distintos cultivos y adquirir a precios económicos los artículos que fueran necesarios para el trabajo de la tierra. La ubicación de la cooperativa en Basavilbaso no fue una casualidad: esta localidad fue el eje del ferrocarril en Entre Ríos, ya que conectaba la línea central de Paraná-Concepción del Uruguay con la proveniente del Noreste. Este punto estratégico, que permitió la concentración de silos graneros, fue un factor de mucha importancia en la consolidación de la cooperativa como un actor clave en la producción agraria provincial, que se sostuvo a lo largo de los años. Para 1974, el periódico Información Agraria describe la realidad de la cooperativa resaltando sus alcances e infraestructura:

…pudimos apreciar su poderío económico a través de sus alcances, - tienda, ferretería, repuestos, etc.- la construcción de cuatro silos, mientras que 8 están depositados y que serán instalados posteriormente, la fábrica de alimentos balanceados dotada de modernos elementos electrónicos, depósito de materiales, secadores de granos, clasificadoras de huevos etc. que estimativamente todo supera a los 1000 millones de pesos m/n y donde trabajan más de 60 personas (Información Agraria, 15/02/1974, p. 2)

La cita anterior da cuenta de la capacidad de aggiornamento y de diversificación experimentada por las actividades que hacían parte de la cotidianeidad agraria y el proyecto cooperativo que la sustentaba.

Como sostiene Graciela Mateo (2011), desde inicios del siglo XX el cooperativismo agrario presta importantes servicios a las y los asociados en materia de abastecimiento, comercialización y transformación. Aportando a un uso más efectivo de la tierra; mejorando el volumen de negocios, la calidad del producto, la eficiencia del capital y el aumento de la demanda. Un ejemplo de ello lo encontramos en La Agrícola Regional Cooperativa Limitada, de la localidad de Crespo, en el departamento Paraná.

En 1878 se instaló en la Colonia Alvear -departamento Diamante- una comunidad de alemanes del Volga, que comenzaron a producir trigo. Unos años más tarde, en 1890, compraron 6000 hectáreas a Don Ignacio Crespo, lindantes con la estación Crespo del ferrocarril Urquiza, la cual empalma los ramales que llegan en una vía a esta estación hacia Diamante y Paraná, por un lado, y hacia Concepción del Uruguay y Curuzú Cuatiá por el otro. En 1896, Otto Sagemüller, tras su desembarco desde Alemania, se instaló en ese territorio e invirtió en el desarrollo de molinos harineros.

Las dificultades en torno a la articulación entre las zonas productoras, los molinos y los puertos lo llevó, junto al gerente del banco regional Alejandro Mohor, y también a Luis Etchevehere (representante de una de las familias terratenientes más importantes y posteriormente gobernador de la provincia) al desarrollo de una cooperativa que nuclea a las y los productores. Como sostuvo Pedro Göette en la memoria de la Cooperativa de 1939:

(...) la necesidad de trabajar juntos en una colonia que habíamos fundado juntos, donde sembrábamos y cosechábamos juntos, trajo consigo la idea de trabajar juntos, en sociedad. Los colonos necesitábamos muchas cosas. No solamente comestibles, sino también arreos, máquinas, bolsas, lubricantes, etc. Si vendíamos el cereal nos pagaban lo que querían y si comprábamos alguna cosa debíamos pagar lo que nos pedían.

La Agrícola Regional Cooperativa Limitada de Crespo se fundó el 29 de abril de 1910. Durante las primeras décadas se generó un proceso de articulación entre las actividades expansivas de la cooperativa, en particular el desarrollo de silos, y los molinos de Sagemüller, que permitió un crecimiento exponencial durante esas décadas. Desde mediados del siglo XX, se produjo una expansión conjunta en relación a la promoción exitosa de granjas avícolas en la zona, para lo cual la cooperativa comenzó a producir alimento balanceado para aves y Sagemüller las instalaciones (galpones) y maquinaria. El ejemplo señalado se produjo a partir de las características de la zona en donde se encontraban instalados los molinos, la vinculación estrecha con las y los productores, la participación de actores económicos y políticos provinciales. Sin lugar a dudas, es una experiencia exitosa que, por los resultados que mostramos, no se replicó en la mayoría de las empresas molineras.

 

 

La primera estadística completa de cooperativas en Entre Ríos la encontramos recién en 1937, donde se realizó un censo cooperativo que establece el nombre, la finalidad y su ubicación. Sesenta fueron las cooperativas censadas de las cuales cuarenta y una eran agrícolas, se encontraban distribuidas en forma desigual en el territorio, con un predominio en Villaguay, Concepción del Uruguay, Concordia, Colón y Paraná y en su mayoría su ubicación se encontraba en las estaciones de ferrocarril.

Los otros tipos de cooperativa no habían logrado aún una presencia territorial importante, si bien ya se observa una expansión de las cooperativas eléctricas que en las siguientes décadas tendrán una importancia central en el crecimiento de la distribución de energía eléctrica en la provincia, tanto en el espacio urbano, como en el rural.[1]  La primera cooperativa de electrificación rural se formó en Viale y se denominó: El Quebracho, la segunda fue la de San Cipriano, que se fundó en la década de 1970. Este proceso estuvo íntimamente ligado con las necesidades propias del desarrollo productivo del sector agropecuario. En este sentido el presidente de la Cooperativa de Electrificación Rural de San Cipriano manifestaba en 1974 que “el segundo plan de electrificación rural a través de la cooperativa será en la zona de San Miguel, Villa Eliza, 3 de Febrero, Colonia Velázquez, Las Pepas, es decir una zona arrocera por excelencia, que se verá beneficiada por el uso de motores eléctricos en el bombeo de sus explotaciones” (IA, 15/02/1974, p.14), lo que destaca una conexión manifiesta entre los proyectos cooperativos de servicios y la producción. Lo mismo sucede en relación a los caminos, su mejoramiento y la ejecución del Plan Nacional de Electrificación Rural.

 

 

En la figura que presentamos a continuación ubicamos a las cooperativas agrícolas en el mapa provincial, donde se observa que en su mayoría se encuentran localizadas en las estaciones del ferrocarril o en sus inmediaciones.

En el plano institucional y de organización sectorial, cabe mencionar que la provincia fue escenario de Congresos Cooperativos desde las primeras décadas del siglo XX. Más precisamente, en 1913 se llevó a cabo el Primer Congreso de las Cooperativas de Entre Ríos, en Lucas González, con la presencia de seis entidades; el segundo se llevó a cabo el mismo año en Basavilbaso y una particularidad de interés es que allí se decidió editar un órgano propio de difusión denominado El Colono Cooperador, lo que nos permite entrever las implicancias para el movimiento que tenían las y los productores rurales organizados en colonias. En 1919 se retoma la iniciativa del evento con la celebración del Tercer y Cuarto Congreso, donde se manifestaron importantes demandas al gobierno nacional sobre la organización y regulación de las entidades cooperativas (Plotinsky, 2009)

Por su parte, el II Congreso Argentino de Cooperativas se desarrolló en Paraná en el mes de noviembre de 1921, y el gobierno provincial tuvo un rol central para su organización. Es de destacar, al mismo tiempo, que fue el único celebrado fuera de Buenos Aires, lo que da cuenta de la representatividad de Entre Ríos, ya por entonces, dentro el movimiento cooperativo argentino.

 

 

 

  1. Las cooperativas a partir de la década de 1930

Asumiendo el desafío de cuantificar el devenir del movimiento cooperativo entrerriano, y tomando como punto de referencia los dos grandes grupos de cooperativas que han motorizado este proceso expansivo -agropecuarias y de servicios públicos- consideramos relevante enfatizar en las implicancias del cooperativismo para el desarrollo productivo de la provincia, y como motor de su diversificación. Justamente, las transformaciones y la expansión de las producciones intensivas, desde la segunda mitad del siglo XX en adelante, han sido ampliamente apuntaladas por la organización en torno a cooperativas que incluso han sido el soporte para la superación de momentos de profundas crisis de rentabilidad.

Recuperar los ciclos de ambos tipos de cooperativas nos permite reconstruir el desarrollo del movimiento como tal, y del desarrollo económico de la provincia con sus correspondientes avatares.

En el caso de las cooperativas agropecuarias, podemos establecer -a partir de las cifras- tres grandes momentos de impulso expansivo, primeramente a la par del proceso de articulación territorial en torno al desarrollo de las Colonias y las estaciones de ferrocarril, como una forma de agilizar la circulación de la producción hacia los mercados -proceso que contó con un fuerte apoyo del gobierno provincial-. Un segundo momento expansivo se sitúa de manera contemporánea a la puesta en vigencia del segundo plan quinquenal y el apoyo estatal, acompañado de un fuerte financiamiento para su conformación. Por último, el tercer impulso de creación se da con el retorno del peronismo al gobierno en la década de 1970. En este sentido, a nivel provincial se constituyeron como las grandes aliadas del plan económico del gobierno de Enrique Cresto, fundamentalmente asociadas a las producciones regionales, -como la avicultura-, que habían sufrido numerosos altibajos y dificultades de comercialización en las décadas previas.[4]

 

Fuente: elaboración propia a partir del “Informe Provincial de Cooperativas de Entre Ríos de 1974”.

Paralelamente se consolidaron las cooperativas de Servicios Públicos; inicialmente en la década de 1930,  fundamentalmente cooperativas eléctricas, para diversificarse en las décadas de 1950 y 1960, momento en que se sumaron cooperativas vinculadas al mejoramiento de caminos, agua, y electrificación rural -.[5] Este proceso no está del todo desvinculado de la estructura productiva del mundo rural. Dado que, como ya mencionamos, muchas de estas iniciativas funcionaron como apoyaturas para el desarrollo productivo y la tecnificación de viejas y nuevas actividades rurales llevadas adelante en la región.

Como afirma Graciela Mateo (2012) durante el peronismo y en particular a partir del segundo plan quinquenal se produjo una expansión de las cooperativas en la Argentina. Se multiplicaron en gran parte del territorio, siendo Entre Ríos un lugar muy propicio para ello, ya que durante ese periodo se incrementaron las explotaciones agropecuarias y se redujo el tamaño de las unidades productivas.

La política impulsora del desarrollo cooperativo del primer plan quinquenal (1946 – 1951) buscaba, en varios de sus apartados, la promoción de la conformación y fortalecimiento de instituciones cooperativas de producción, consumo, trabajo o servicios. En ese contexto, hacia 1950, en la ciudad de La Paz -y con el auspicio de las y  los empresarios y dirigentes de su Sociedad Rural- se constituyó la asamblea que dio origen a la “Cooperativa Ganadera de La Paz”, con el objetivo de oficiar de consignataria de venta del ganado de sus asociados/as, a la que luego renombraron como “Cooperativa Agropecuaria La Paz Ltda.”, reafirmando la tendencia productiva que se manifestaba tanto en la provincia como en el departamento, dado que muchos/as productores realizaban actividades mixtas -agricultura y ganadería-, y gestionaron créditos para la compra de maquinarias, tractores y semillas (Ferreyra, 2021).

 

 

De acuerdo a lo reflejado en el gráfico nos encontramos con un incremento de las pequeñas y medianas explotaciones agropecuarias y con un Estado nacional muy activo en la concreción de cooperativas. Esa conjunción fue clave para la expansión de este modelo.

Las cooperativas de servicios públicos tuvieron un desarrollo tardío en relación a otros territorios de la Argentina. Como afirma Daniel Plotinsky (2015), el inicio de las cooperativas eléctricas se generó en la década de 1920, ya que las pequeñas poblaciones que presentan escasa rentabilidad, quedó en manos de los actores locales. En 1926, en la provincia de Buenos Aires, la localidad de Punta Alta, ante las tensiones que se generaban producto de los precios abusivos, una asamblea vecinal constituyó la Sociedad Cooperativa de Luz y Fuerza Eléctrica e Industrias Anexas de Punta Alta Ltda. El éxito de esta cooperativa generó réplicas en otros territorios, San Martín (Buenos Aires, 1930), Río Tercero (Córdoba, 1933), Bahía Blanca y Zárate (Buenos Aires, 1934), y otras en las provincias de Chubut, Santa Fe y La Pampa. Una década más tarde, en 1938 se realizó el Primer Congreso Argentino de Cooperativas Eléctricas, al que asistieron 54 delegados y delgadas en representación de más de 100.000 asociados y asociadas de cooperativas. Al año siguiente, se crea la Federación Argentina de Cooperativas de Electricidad y otros Servicios Públicos (FACE).

 

 

Como observamos en el gráfico, las cooperativas de servicios, en particular eléctricas, se crearon a partir de la asunción de Arturo Frondizi como presidente de la Nación y Manuel Uranga como gobernador de la provincia de Entre Ríos. En un reportaje realizado por el Diario de Paraná al gobernador electo Raúl Uranga en febrero de 1958, el mandatario desarrolló los ejes centrales que pensaba profundizar en su gestión, y afirmó que “(…) cinco serán los puntos fundamentales: pavimentación de mil kilómetros de caminos para sacar por fin a Entre Ríos del barro, el aislamiento y el atraso” (El Diario, 26/02/1958). Los otros ítems serían la colonización, “para dar tierra a los hijos de los chacareros, a los actuales arrendatarios amenazados de desalojo y a los peones entrerrianos que quieran y sepan trabajar” (El Diario, 26/02/1958), la promoción industrial, mediante “el establecimiento de fábricas que manufacturan las materias primas entrerrianas que producimos masivamente pero que son transformadas fuera de la provincia, por lo que Entre Ríos se halla colocada en la condición de colonia de Buenos Aires y Santa Fe” (El Diario, 26/02/1958), y la creación de fuentes de energía. Sobre este aspecto resaltó su necesidad hasta que la Nación construya la presa Salto Grande, y por ultimo refirió a la reforma del sistema educativo.

  1. Conclusiones

Reflexionar sobre el desarrollo histórico de las cooperativas en Entre Ríos implica reconocer la centralidad que han tenido como actores socioeconómicos dichas entidades en la provincia.  Su relevancia dentro del entramado productivo se remonta a los inicios del siglo XX, de la mano de la expansión de la colonización agrícola y de los avances en torno a la infraestructura ferroviaria. Este no ha sido el único impulso expansivo, también de la mano de la diversificación productiva y las necesidades propias del desarrollo regional se ha impulsado la creación de cooperativas en otros períodos históricos.

A lo largo de las páginas del presente estudio destacamos la relevancia que cobraron dentro de este entramado las cooperativas agropecuarias y las de servicios públicos. Las cuales, a su vez, han sido apuntaladas en muchos casos por políticas públicas y esfuerzos de actores socio productivos enfocados en la articulación de las condiciones materiales y relacionales necesarias para el sostenimiento de la economía regional y el mejoramiento de las condiciones de vida en el territorio.

La preeminencia de las dos tipologías de cooperativas no responde a objetivos diametralmente opuestos, sino que pretende dar respuesta a las problemáticas propias de cada momento histórico y se articula como apoyatura al desarrollo socioeconómico de la provincia y el sostenimiento de las producciones regionales.

Observamos, entonces, que las políticas públicas realizadas desde fines del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX de colonización y de infraestructura ferroviaria posibilitó la proliferación de cooperativas agropecuarias en las zonas rurales vinculadas a la agricultura. Una segunda etapa, se produjo a partir de los beneficios que otorgó el segundo plan quinquenal del peronismo, lo que propició la instalación de cooperativas agropecuarias en gran parte del territorio, ya no solo en las cercanías del ferrocarril, sino en la zona norte provincial. Finalmente, la expansión de la red eléctrica en la provincia, consolidó la instalación de cooperativas electrónicas hacia fines de la década de 1950.

 

  1. Bibliografía

Camarda, M. (2022). La Cooperativa y Puerto de la Paz y el desarrollo regional, 1950-2019. Tiempo de Gestión Nº 31, Primer Semestre, FCG-UADER.

Camarda, M. y Serfaty, N. (2024). El desarrollo de la ganadería y la agricultura en la Entre Ríos de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Historia Regional, ISP Nº 3, Villa Constitución, Año XXXVII, Nº 53, Septiembre-Diciembre, pp. 1-19.

Ferreyra, A. (2021). La Cooperativa Agropecuaria de La Paz ante la crisis de la convertibilidad y sus estrategias de desarrollo (1994-2003). Revista de Estudios Marítimos y Sociales, Nº 19, julio, pp. 149-174.

Ferreyra, A. y Camarda, M. (2023). Cooperativismo y género. El caso de la Cooperativa Agropecuaria de La Paz Ltda. (Entre Ríos, 1950- 1974). Descentrada, Revista interdisciplinaria de feminismos y género, La Plata.

López, C.  (1987).  Cooperativismo y Cultura.  Historia de Villa Domínguez:  1890-1940.  Paraná.  Editorial de Entre Ríos.

López, C.  (1994).  Panorama general de las Colonias Clara y Lucienville entre 1930 y 1940. Resistencia: Instituto de Investigaciones Geohistóricas – CONICET.

Plotinsky, D. (2015). Orígenes y consolidación del cooperativismo en la Argentina. Revista Idelcoop, N°215, 157–178. Disponible en: https://www.idelcoop.org.ar/sites/default/files/revista/articulos/pdf/re...

Roses, P. A. (2025). Las cooperativas en el lejano norte entrerriano: un análisis de su devenir en los departamentos de Feliciano, Federal y La Paz. Ejes De Economía Y Sociedad 9(16), 1–20.

Truffer, I. y Gamboa, D. (2009). Las Cooperativas Agropecuarias Federadas de Entre Ríos (CAFER) en la trama innovativa agrícola local. 2000-2009. XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología. VIII Jornadas de Sociología de la Universidad de Buenos Aires. Asociación Latinoamericana de Sociología, Buenos Aires.

Wilson, C. (2022). Transformaciones productivas e impactos en el territorio de la Cooperativa Agropecuaria de La Paz, Entre Ríos (1995-2009). Revista Idelcoop, Nº 237, pp. 105-129. Disponible en: https://www.idelcoop.org.ar/sites/www.idelcoop.org.ar/files/revista/arti...

 

 

[1] INES-CONICET-UNER, UADER. Correo electrónico: karen.catelotti@uner.edu.ar

[2] INES-CONICET-UNER, UADER. Correo electrónico: maximiliano.camarda@uner.edu.ar

[3] INES-CONICET-UNER, UADER. Correo electrónico: cristianjswilson26@gmail.com

 

[4] Ver figura: evolución de la creación de cooperativas agrícolas y ganaderas 1928-1974.

[5] Ver figura: evolución de la creación de cooperativas de Servicios Públicos 1928-1974.


Memoria viva: el archivo de la Cooperativa Lucienville y la historia del cooperativismo argentino

 

Maricel Massera[1] y Maximiliano Camarada[2]

Entrevistada: Nora Fistein – Encargada del Archivo de Cooperativa Lucienville

 

Introducción: una mirada al territorio entrerriano de principios de siglo XX

En el año 1900 se fundó la primera cooperativa agrícola de la Argentina en Basavilbaso, por iniciativa de los pobladores judíos que llegaron al país a instancias de la “Jewish Colonization Asociation” (JCA), una asociación fundada por el barón Maurice de Hirsch en 1891 para ayudar a inmigrantes judíos de Europa del Este a establecerse como agricultores en diversas partes del mundo, incluido nuestro país. Entre las causas de la creación de la cooperativa, se encuentra la necesidad de organizar y expandir la producción y comercialización agrícola de la colonia, en un nodo central de las conexiones ferroviarias: la estación Basavilbaso.

En la Memoria de Gobierno del Ingeniero Alberto Méndez Casariego (1904) se describen las características de la empresa del Barón Hirsch que colonizó 109.334 hectáreas en la provincia en siete departamentos (Villaguay, Concordia, Colón, Concepción del Uruguay, Gualeguachú, Paraná y La Paz). El centro de la colonización se encontró en el departamento de Villaguay (Colonia Clara) y en Concepción del Uruguay (Lucienville). Según esta Memoria, en las colonias establecidas vivieron 677 familias, habitando 987 casas con 16 escuelas y un hospital.

Estas primeras familias provenían de Rusia, Rumania, Austria Hungría, Lituania y Turquía. A cada una de ellas la empresa colonizadora les entregaba 50 hectáreas de terreno para las labores. Se distribuían de tres formas distintas: en aldeas (con chacras y potreros comunes), en grupos de 4 a 6 familias, o en chacras familiares. Estos/as colonos/as tuvieron muchas dificultades para producir, tal como afirma Méndez Casariego (1904), ya que en su mayoría eran obreras y obreros y desconocían las actividades agropecuarias al arribar al territorio.

La colonia Lucienville, como mencionamos anteriormente, fue una de las más importantes. En ella se encontraban a principios de siglo 177 familias, tres escuelas y cuatro templos. Se cultivaron 7644 hectáreas (2420 de trigo, 3174 de lino, 2000 de maíz y 50 de alfalfa), contaron con 1216 bueyes, 1706 vacas lecheras, 2150 vacas de crías, 854 caballos y 898 yeguas, todo registrado en dicha Memoria.

Un aspecto central de esta colonia —que marcará profundamente tanto al asentamiento como al surgimiento de la cooperativa— es el ferrocarril. Sus conexiones en la provincia de Entre Ríos conectaban el oeste (Paraná) con el este (Concepción de Uruguay), y el Norte (Mocoretá) con el sur (Gualeguachú). En este entramado de estaciones, el punto de conexión desde fines del siglo XIX fue la Estación de Basavilbaso, la cual no solo operó como estación de carga y descarga, sino como centro logístico del ferrocarril, y como espacio de concentración de la producción agraria del territorio.

Imagen 1: Estaciones de ferrocarril y cantidad de bolsas de cereales en cada estación. Entre Ríos, 1903[a1] 

 

Fuente: Méndez Casariego, 1904

 

La Estación Basavilbaso, tal como se refleja en el mapa, se ubicaba como la cuarta en importancia (detrás de Concepción del Uruguay, Domínguez y Crespo) con 75.600 bolsas. La potencialidad que tenía la estación para transformarse en centro de acopio fue un factor central en la creación de la cooperativa, y así también lo relata Nora Fistein, en una charla que recupera no sólo la historia de la Cooperativa Lucienville, sino también de la colonia y de la colonización judía en la zona, rescatando la memoria de esta región entrerriana.

Donde la historia respira: los primeros pasos de un archivo

Nora Fistein es Profesora en Historia, con una larga trayectoria docente y en cargos de supervisión educativa, y hoy está encargada del armado del archivo de la Cooperativa Lucienville, organización de la que su propio abuelo fue socio. Ella nos cuenta que la contactaron desde la cooperativa para consultarle qué hacer con todos los documentos que la organización tenía archivados. ‘De acá no se tira nada, acá todo se guarda’, fue su primera respuesta.

En una primera etapa se dedicó a limpiar, con guantes, barbijo y pincel, papeles que llevaban décadas guardados, y realizar una primera selección. La cooperativa puso a disposición un espacio del edificio más antiguo para dicha tarea. Allí fue poniendo en cajas y carpetas los papeles que antes estaban sueltos, y encontrándose con cosas valiosísimas que le permitieron reconstruir gran parte de la historia de la cooperativa. ‘El acta de fundación está en yiddish que después se tradujo, esa es la joya’ cuenta Nora, y agrega que la publicación que conmemoró sus 25 años tenía una parte en castellano, reflejando la incorporación de colonos no judíos a la organización, con el paso del tiempo.

El archivo hoy está en sus primeros pasos y aún no expuesto al público, pero en esta entrevista Nora nos cuenta algunas de las cosas con las que se encontró, que permiten reconstruir la historia de la cuna del cooperativismo agropecuario argentino. Así comienza su relato sobre los orígenes de la Cooperativa Lucienville.

Los pioneros: el esfuerzo compartido en el nacimiento de Lucienville

[La cooperativa] surge por iniciativa del administrador de la empresa colonizadora. Un maestro que había llegado junto con ese grupo, de esos primeros grupos inmigrantes, y 15 colonos que se reunieron porque se encontraron con que era muy difícil sobrevivir. No se les había regalado tierras, sino que tenían que pagar anualidades, tenían un contrato de arrendamiento. Por lo tanto, en 1900, a poco de llegar (en 1894 llegan) se organizan, y tiene un rol muy importante el administrador, que era un ingeniero agrónomo. A diferencia de otros administradores que después hubo en la colonia y las otras colonias judías, él estuvo pensando casi como clandestinamente… fue organizando a este grupo para lo que después va a ser una cooperativa. Y ese grupo no solo va a atender la mejora de las condiciones, para buscar mejores precios, también después fue cumpliendo otras funciones económicas, sociales, de salud… Porque va a tener participación en una biblioteca, va a tener participación en la organización del primer hospital. Iba cada vez abarcando más aspectos para mejorar la calidad de vida de los socios y con una gran extensión. Incluso en algunos casos hasta cumplió funciones de arbitraje entre la empresa colonizadora y los colonos que eran socios cuando tenían dificultades para pagar sus arrendamientos, o cuando había problemas entre vecinos de la colonia.

Volviendo a los orígenes de la cooperativa ¿Qué factores piensa que fueron los más relevantes en su creación?

Tenemos que contextualizar… estamos hablando de una inmigración europea, que venía de Europa Oriental específicamente, mayoritariamente de lo que era el Imperio Ruso. Tenemos que ubicarnos también en las distintas corrientes, las ideologías políticas que iban surgiendo a fines del siglo XIX frente a las crisis por las que atravesaba el capitalismo. El objetivo de la empresa colonizadora en su momento no fue pensar en buscar proyectos comunes. El proyecto común era poder sacarlos de las zonas rurales de las que mayoritariamente venían, para darles una posibilidad de vida que no estaba dada en ese lugar. No estaba en un proyecto el modelo cooperativo en sí. La idea era que cada productor, cada uno de esos colonos, sorteara las dificultades por sí solo, o con su grupo familiar. Cuando planificó desde sus comienzos la JCA eran familias, el objetivo era que pudieran trabajar la familia.

Si bien fue un proyecto para ayudar a los judíos de Europa Oriental, para darles otro proyecto de vida, para que puedan volver a trabajar la tierra, no se regaló nada. A la muerte del barón Hirsch, que fue a poco de haber empezado el proyecto, la empresa colonizadora va a adquirir un perfil mucho más comercial, y de ahí viene también la manera en que se va a relacionar cada administrador con el colono, que tenía un contrato de arrendamiento, o un contrato de arrendamiento con promesa de venta.

Una de las cosas que siempre destaco es lo siguiente: cuando ellos llegaron tuvieron que abrir camino, desmontar el montecito entrerriano, porque eran tierras totalmente vírgenes, grandes extensiones de tierra. Y no por casualidad siempre va a haber una estación -que después se va a convertir en una población importante-, porque era importante sacar la producción. Y alrededor de la estación y en las zonas que hoy podemos decir céntricas de Basavilbaso se fueron estableciendo los espacios donde se hacía el acopio de cereales.

La producción era el trigo, el maíz, algunas forrajeras. No estaba en el proyecto la producción ganadera, por ejemplo. Era el objetivo la producción agrícola, coincidente con la política nacional de convertir a Argentina en el granero del mundo. Y por el otro lado se dieron cuenta que a poco de llegar podían cultivar, sembrar y cosechar trigo, pero llegado el momento no tenían harina. ¿Por qué? Porque tenían que entregar la producción. Estos van a ser algunos de los factores por los que se van a unir. No solo para asesoramiento en las actividades agrícolas, obtener mejores precios, para comprar semillas o para vender la producción, sino también garantizar los alimentos básicos que necesitaban. Para que a cada colono por lo menos no le faltara la harina, para el pan de cada día. Después ya van a pensar en comprar maquinarias, y en cómo obtener mejores precios.

Una figura muy importante es la de quien fue el administrador en ese periodo, el ingeniero León Nemirovsky, que fue clave en este proceso. Hay un libro, la primera historia de la colonia, que está escrita en yiddish, que era la lengua que hablaban estos inmigrantes. Y justamente en la década del 2000 hay un señor ya mayor que estaba en Mallorca, y él decide traducir el libro. Él había crecido en la colonia, y después un familiar que está en Barcelona hizo los ajustes a esa traducción, y es lo que nos ha permitido recuperar con una riqueza los orígenes de la colonia, y por ende del cooperativismo. Para mí es como el manual al cual recurro a buscar muchísima información. Cuenta muchos aspectos, porque pasa desde lo de la cooperativa a cómo surgió el cementerio, cómo atendieron la parte sanitaria... Y él refiere muy bien a cómo fue clave León Nemirovsky, hasta casi de manera clandestina, porque no pidió permiso para organizar a los colonos, a estos colonos, sino que una vez que ya estaban, que se había definido que se iban a juntar, que iban en la búsqueda de algo común para poder sostenerse, es cuando lo da a conocer. Y no habla de un modelo de cooperativa, pero este es el primer asociativismo podríamos decir.

Después van a aparecer algunas figuras que van a ser claves, que eran intelectuales, como es el caso del ingeniero Miguel Sajaroff, que le van a dar forma y sentido al movimiento cooperativo. Y vamos a ir viendo que este modelo de cooperativas se va a ir replicando en todas las colonias de la JCA, no solo en Entre Ríos, sino que se va a dar en la provincia de Buenos Aires, en la provincia de Santa Fe, donde se van desarrollando las colonias. Y no se manejaban de manera aislada, ya que dentro del cooperativismo están las organizaciones de primer grado, de segundo grado, la Fraternidad Agraria, todo esto está documentado en el archivo, con incluso notas de Sajaroff de puño y letra, o notas de socios que están escritas en yiddish, que ameritan una traducción. Hay cosas que tienen 50 años, otras tienen 100, que estuvieron dormidas podríamos decir y que ahora podríamos ponerlas en valor y darle vida.

En el año 1938 se hizo un censo, y hay una parte de eso que está también en el archivo, donde estaban los colonos que estaban en relación de dependencia con la empresa colonizadora a través de ese contrato de arrendamiento. Aquel colono que ya no tenía un contrato de arrendamiento porque había adquirido la propiedad de la tierra, era un colono emancipado. Fíjense en los términos que estamos utilizando. Y en ese detalle decía nombre, apellido, de dónde venía, qué hacía, en algunos casos qué actividad tenía en su lugar de origen, cómo estaba conformado su grupo familiar e incluso a veces no aparecía el nombre de la hija porque ya estaba casada, pero sí el dato del yerno. Qué producía, qué cantidad de huevos entregaba la cooperativa, si tenía deudas con el banco, si tenía deudas con la cooperativa y por último decía ‘observaciones: es un buen elemento, no es un buen elemento, puede que mejore porque tal cosa’. Este era el nivel de detalle que llevaba el administrador de la empresa.

¿Y la incorporación de las y los criollos se dio también en forma natural?

La cooperativa desde el primer momento se ajusta a la legislación argentina… Originalmente los socios iban a ser aquellos colonos. Pero desde el momento en que se adecua a la legislación argentina, a lo que es una cooperativa, automáticamente se produce la apertura y se incorpora a todos los productores agrícolas que quieran formar parte.

Sí se puede observar que en la década del 70 recién hubo un presidente de consejo de administración que no era judío. Y esto nos está dando cuenta también de cómo fueron evolucionando los productores judíos, que tiene que ver con un contexto donde también disminuyó la colectividad judía en Basavilbaso, porque sus hijos, sus nietos o ya sus bisnietos no están allí, ni en la zona rural. Sí podemos destacar algunas familias que ya hoy forman parte de una cuarta, de una quinta generación que siguen estando y trabajando en la misma tierra. Pero son los menos, los podemos contar con los dedos de las manos.

Vaivenes y transformaciones.

¿Cómo fue la evolución económica de Lucienville y sus colonos/as?

En el momento en que surge la cooperativa todavía no estaba conformada toda la colonia, porque la colonia Lucienville tiene un espacio geográfico de 40.000 hectáreas de campo. Eso nos está dando la magnitud de socios que llegó a tener, que en su mayoría eran pequeños productores que lo máximo que llegaban a tener eran 100 hectáreas de campo. Algunos llegaron a adquirir la propiedad de la tierra pasados los 10 primeros años, y a otros les llevó 20, 30 o 40 años.

Ahí viene otro proceso, que también se dio a nivel país, de cómo se produce ese paso de la vida rural a la vida urbana, y la continuidad de las generaciones en el trabajo de la tierra. Por un lado, está la evolución de la propiedad de la tierra, por otro las generaciones que siguen o no trabajando esa tierra. Y una de las cuestiones es cómo va disminuyendo en alguna medida la cantidad de esos productores de las colonias; porque por un lado los hijos no estaban mayoritariamente para trabajar, porque también hay en paralelo otro proyecto de vida, que era la posibilidad de la educación, el poder acceder a estudios superiores, no todos. En muchos casos quizás en una familia un hijo quedaba trabajando en el campo mientras otro podía acceder a los estudios.

En esto tenemos que contextualizar los momentos de la economía argentina, el impacto y las vicisitudes por las cuales ha atravesado la cooperativa, incluso hasta en este último cuarto de siglo. Se pueden ir marcando momentos de crisis en la institución, que tenemos que entenderlos en el contexto de las políticas económicas nacionales, que no son casuales, más las dificultades que habitualmente se generan en una producción agrícola, las vicisitudes de las sequías, el exceso de lluvias, la plaga de langostas, en su momento.

Por ejemplo, hasta los 2000 la cooperativa había adquirido un perfil arrocero, porque predominaba esa producción entre los productores. Con la gran crisis se tornó insostenible la producción arrocera, y viene el proceso de la soja. Ahí cambia el perfil de ese productor agrícola y también fue desapareciendo a tal punto que hoy no está el molino arrocero… es al norte de Entre Ríos y Corrientes que ha quedado centralizada la producción arrocera.

¿Y la producción arrocera por qué cayó en la zona?

Por los costos. Y la presencia de la soja en algún momento les permitió a esos productores sanear sus economías a partir de la producción de soja, y coincidentemente no solo fueron los productores agrícolas, sino que también muchos que eran ganaderos dejaron la actividad ganadera para o bien pasarse a la producción de soja, o bien arrendar sus campos. Todos esos vaivenes son los que uno va a ir observando a través del tiempo y cómo se vivió en la cooperativa. Cómo fueron atravesando cada uno de esos momentos buenos y esos momentos de crisis que les tocó vivir.

¿Cómo fue el devenir de la cooperativa durante las últimas décadas?

Hoy en la cooperativa Lucienville hay una fuerte presencia de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA). Incluso tiene la auditoría, hubo un rescate en algún momento de ACA en los últimos diez años, que fueron los más críticos.

En términos de producción, durante los últimos 25 años hubo un predominio de la producción sojera, como pasó en la mayoría del país. Pero así mismo hoy vemos cómo fueron apareciendo algunos pools de siembra, ya no era el dueño de la tierra el que se dedicaba al cultivo de la soja, sino que estaba arrendado el campo. Pero también, por el otro lado, hay socios de la cooperativa que nunca dejaron de ser los que cultivaban la tierra. O sea, podemos observar diferentes situaciones. Sí fue cambiando el paisaje, en algún momento había más equilibrio entre agricultura y ganadería en la zona, en un momento predominó la agricultura, sobre todo en estas últimas décadas. Y ahora otra vez está ganando predominancia la ganadería.

La relación con el territorio: la ciudad de Basavilbaso y un proceso de integración

Volviendo a la historia de Basavilbaso, atravesada por el desarrollo del ferrocarril y la colonización, ¿cómo desarrolla la cooperativa su vínculo con este territorio? ¿qué relevancia tienen estos dos factores?

Los colonos en 1900 se reúnen en uno de los asentamientos, en el primer asentamiento que se había dado, que podríamos decir que era como una aldea. Y ya para 1906 estaba funcionando en estación Gobernador Basavilbaso, ya se había trasladado.

Una de las causales es que a partir de 1904 se amplían las extensiones de tierra, debido a las dificultades que generaba el hecho de que no eran unidades económicamente productivas [a escala suficiente] para poder mantener la producción. Entonces ahí viene también la ampliación, y la cooperativa -ya como cooperativa, pero que seguía con el nombre de Sociedad Agrícola Israelista- se traslada a la estación Gobernador Basavilbaso, porque todavía no era un pueblo. El nombre se lo estaba dando la estación. Después, recién en 1917 se va a crear la Junta de Fomento de Basavilbaso, que tiene algo más de 2000 habitantes.

Desde la década del 40 en adelante gran parte de Basavilbaso había quedado en terrenos que pertenecían a la JCA que fue vendiéndolos a medida que se iba ampliando su población. La mayoría de los edificios públicos fueron donaciones que hizo la JCA de esos terrenos. Que esto lo podemos encontrar, así como en Basavilbaso, seguramente en cada uno de los lugares donde se desarrollaron las colonias, donde originalmente estaba la estación, el pequeño espacio que estaba determinado para ese pueblo que se iba a organizar. Pero a medida que el pueblo iba creciendo, la JCA (que era la propietaria original de todas las tierras) fue vendiendo los lotes, y por eso Basavilbaso se consolida como el centro urbano de la Colonia Lucienville.

Son procesos paralelos, y no se puede pensar uno sin el otro, si bien el ferrocarril es quien da el primer paso en la existencia de Basavilbaso.

Pero, más allá de esta base común, ¿logró la cooperativa generar una mayor cohesión social en la colonia?

A Basavilbaso lo marca a fuego el ferrocarril. Y quizás el ferrocarril fue el que más aglutinó, porque involucró a otros sectores de la población, a otras corrientes inmigratorias también, porque vinieron italianos, polacos, que fueron parte del desarrollo del ferrocarril y que se integraron a la ciudad.
Y paralelamente sobre la inmigración judía, una de las cosas que actuó en contra, por ejemplo, fue que cuando había un hijo de un colono que quería formar su familia, y quería entrar en las mismas reglas que había ingresado su papá como arrendatario primero (porque después fue arrendamiento con promesa de venta), no le permitían hacerlo cerca de su familia. Por ejemplo, si había un campo al lado del de su padre, la política de la empresa colonizadora no lo apoyaba. Sí les daba la oportunidad de que se instalaran en otro lugar, como por ejemplo en la zona cercana a Bovril, en Alcaraz, en otras colonias del norte cerca de Concordia, y eso también fue un factor negativo porque dispersó a la familia. Mayoritariamente quienes quedaron fueron los que en su momento pudieron ampliar esa propiedad.

Hay otra cooperativa muy importante en Basavilbaso, que es la Cooperativa Ganadera El Pronunciamiento. ¿Qué impacto tienen ambas en dicha población?

Hoy lo que todavía en Basavilbaso creo que no se dimensiona, es el impacto en fuentes de trabajo que aportan las dos cooperativas. Las dos cooperativas también lo que intentan es poder acercar a la educación el tema del cooperativismo, sobre todo con las escuelas secundarias. En todos los niveles, primaria y secundaria, que vean que hay opciones de organización económica. Incluso las dos cooperativas tienen pasantes en sus oficinas, en las tareas que realizan con alumnos, especialmente de la escuela agrotécnica de Basavilbaso.

Desde el año 2007, por una ley nacional y por esta cooperativa, el Congreso de la Nación declaró a Basavilbaso cuna del cooperativismo agrario argentino, y el 12 de agosto, que es el día de fundación, como el día del cooperativismo agrario. Hay una plazoleta que por ordenanza municipal, es la plazoleta del cooperativismo.

 

Desafíos presentes y futuros: entre la fidelidad y la educación de las nuevas generaciones

Mirando al futuro, ¿cuáles considera como los principales desafíos de la cooperativa?

Primero y principal, los desafíos que tiene el socio, el productor. Estamos hablando de una institución donde sus socios originales y por décadas fueron militantes del movimiento cooperativo. Hoy hay que sostener esa conciencia de que yo produzco, soy parte de la cooperativa, y tengo que comercializar desde la cooperativa, sin depender de la circunstancia.

La fidelidad de los y las socios…

Exacto, que no solo es al comprar las semillas porque me conviene, sino que cuando llega el momento también, voy a comercializar en la cooperativa o a través de la cooperativa. Y creo que el gran desafío es, para sostener una cooperativa, a las nuevas generaciones formarlas desde los principios de cooperativismo. Antes se transmitía de padres a hijos, hoy yo creo que ese es el gran desafío desde mi mirada. Yo no soy productora y no soy cooperativista, pero crecí en una ciudad y en alguna medida mi abuelo también fue socio a la cooperativa, fue un inmigrante judío que llegó, hasta que adquirió la propiedad de la tierra, ya sus hijos no estaban. O sea, con todas las vicisitudes y toda su vida transitaba por la cooperativa. Porque no solo fue para el acopio de cereales, sino en un momento tenía la tienda, el almacén, la ferretería, todo se compraba en la cooperativa… Una asamblea de la cooperativa y era la obligación de todos los socios a asistir. Hoy son muy pocos los que asisten cada vez que se convoca a una asamblea, y creo que el desafío más grande es el tema de las generaciones, de los jóvenes, de formarse en el modelo cooperativo.

Por eso también se intenta trabajar y la idea es que compartan los alumnos, que conozcan, que visiten las dos cooperativas. Que no solo existe un nombre, sino que qué hacen, quiénes están, qué producen, cuáles son sus instalaciones. Que vuelvan a tener el protagonismo social, no solo el protagonismo económico.

Conclusiones

Siguiendo entonces el relato de la entrevistada, se observa que el legado de aquellos primeros colonos no solo se preserva en el archivo, sino que se materializa en el paisaje urbano, en la educación de las nuevas generaciones y en el reconocimiento oficial que posiciona a este pueblo entrerriano como un lugar fundamental en la historia económica y social de Argentina.

 

 

El futuro de la cuna del cooperativismo agrario no se juega sólo en los campos de cultivo o ganado, sino en las aulas y en la fidelidad de sus socias y socios. El rescate del archivo es el primer eslabón de esta cadena: al poner en valor su historia, la cooperativa busca inspiración para enfrentar su desafío más grande. Formar herederos/as de un legado de colaboración que transformó la vida de una comunidad y que hoy busca renovarse en las nuevas generaciones.

Bibliografía

MÉNDEZ CASARIEGO, Alberto (1904). Memoria presentada a la Honorable Legislatura de la Provincia por el Ministro de Gobierno. Tomo II, Compañía Sud-Americana de Billetes de Banco, Buenos Aires.

 

[1] Dra. en Economía, becaria posdoctoral en INES (CONICET/UNER). Correo electrónico:  massera.maricel@gmail.com

[2] Dr. en Historia, investigador adjunto en INES (CONICET/UNER). Correo electrónico:  maximiliano.camarda@uner.edu.ar

 


La Cooperativa Agropecuaria de La Paz: una historia ligada al desarrollo económico del norte entrerriano.

Entrevista a Ronald Garnier

Cristian Wilson[1]

 

 

 

Introducción

La Cooperativa Agropecuaria de La Paz Limitada (CALP), fundada en 1950 como “Cooperativa Ganadera La Paz” se encuentra en el departamento La Paz, al norte de la provincia de Entre Ríos. Su frontera norte es con la provincia de Corrientes, al sur con el departamento Paraná, al este con el departamento Feliciano y al oeste con el río Paraná. La entidad es fundadora y está adherida a CAFER (Cooperativas Agropecuarias Federadas de Entre Ríos); pertenece a FEDECO (Federación de Cooperativas Entrerrianas) y por ello también a CONINAGRO (Confederación Intercooperativa Agropecuaria). En el año 2018 se concretó su adhesión a ACA (Asociación de Cooperativas Argentinas).

Si volcamos una mirada hacia la historia de la CALP, identificamos que la producción económica más importante de La Paz, desde el siglo XIX, fue la ganadería vacuna, la cual pastaba en grandes propiedades rurales y se componía de ganado criollo o mestizo. La falta de caminos y ferrocarril que conectasen el hinterland con el puerto, sumado a la falta de puentes que permitiesen sortear los innumerables arroyos, mantuvieron a la producción ganadera como la única alternativa productiva viable.

Este departamento fue uno de los que contó con la mayor cantidad de cabezas de ganado vacuno y ovino, aunque también uno de los que registró la menor presencia de la agricultura. Si bien se crearon algunas colonias agrarias, la formación de pequeñas y medianas explotaciones para la producción agrícola tuvo un devenir más lento que en la mayoría de los restantes departamentos de la provincia. La producción ganadera, primero procesada para tasajo y carne salada durante el siglo XIX, posteriormente sirvió para elaborar corn beef, ya que los y las empresarios canalizaron gran parte de la producción ganadera del departamento hacia el frigorífico de capitales ingleses: Establecimientos Argentinos de Bovril Ltda -instalado en 1909-. En el año 1904 se fundó la primera asociación agropecuaria del territorio: la Sociedad Rural de La Paz, la cual en sus inicios nucleó en su seno a empresarios ganaderos medianos y grandes.

Si avanzamos por el siglo XX y tomamos como referencia algunos hechos de la historia nacional y provincial que incidieron en la CALP, vemos que durante el primer gobierno de Juan Perón -durante la década de 1940- y, en el marco del “Primer plan quinquenal”, se buscó la promoción y fortalecimiento de instituciones cooperativas de producción, consumo, trabajo o servicios. A esto se sumaron las estrategias de inversión hacia el sector agropecuario -a partir de créditos- por el Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI) y políticas de acceso a las pequeñas y medianas propiedades rurales. A nivel provincial comenzó un proceso de multiplicación de las unidades productivas junto a un incremento relevante de la actividad agraria departamental, que se evidencia en el censo de 1947 con el incremento notable en la cantidad de hectáreas cultivadas con trigo, lino, maíz y avena, en el marco de una dinámica de desarrollo económico que se mantendrá durante las décadas siguientes.

En ese contexto nacional y provincial se realizó en 1950 -en la ciudad de La Paz y con el auspicio de los empresarios y dirigentes de su Sociedad Rural- la asamblea constitutiva de la Cooperativa Ganadera de La Paz. Su objetivo central fue el de oficiar de consignataria de venta del ganado de sus asociadas y asociados y afrontar colectivamente la demanda, tanto en remates feria periódicos o como proveedores de tres grandes frigoríficos entrerrianos (Bovril, Gualeguaychú y Yuquerí -Concordia-).

En 1956 las y los socios de la cooperativa resuelven cambiarle el nombre a la entidad,  pasando a ser “Cooperativa Agropecuaria”, reafirmando la tendencia productiva que se manifestaba, dado que muchos de sus productores realizaban actividades mixtas -agricultura y ganadería- y precisaron la gestión de créditos para la compra de maquinarias, tractores y semillas.[a1]  Con inversiones significativas, en los años siguientes se avanzó en la construcción de silos para el almacenamiento de cereales y su comercialización, así como también del muelle portuario y embarcadero -en inmediaciones a sus instalaciones- para el traslado de la producción hacia las empresas cerealeras y agroindustriales de Rosario.

Ya hacia el último cuarto de siglo y, como consecuencia de las políticas económicas de la dictadura cívico-militar que persistieron en las décadas siguientes afectando al mundo cooperativista en Argentina, las y los productores del departamento y de la CALP atravesaron graves dificultades financieras que la llevaron a la quiebra en la década de 1990. Esto obligó a una reconversión productiva e institucional -que tuvo al cultivo de la soja como motor de crecimiento, junto a la orientación empresarial de su dirigencia-. Pero, una vez superada la quiebra de la entidad, ésta inició un período de expansión, aumentando su capacidad productiva y comenzando -en la primera década de 2000- una ampliación de su infraestructura y un proceso de diversificación productiva, a partir de la inversión en plantas de alimento balanceado, producción de fertilizantes y productos lácteos.

En ese marco, Cristian Wilson (CW) junto a Maximiliano Camarda (MC) -investigador y docente de UNER y del INES-CONICET-, entrevistamos a quien fuera presidente y dirigente histórico de la CALP, Ronald Garnier (RG) -actual presidente de FEDECO-, para que nos comente su visión sobre el devenir de la entidad, los problemas vinculados al desarrollo económico del territorio, las estrategias institucionales para articular a los productores de la zona, y los desafíos y perspectivas de una cooperativa que ha logrado convertirse en una institución agropecuaria de referencia para el norte entrerriano.[2] 

 

Historia familiar, identidad y vínculo con la tierra

¿Su familia es de acá (de La Paz) también?, ¿de chico siempre estuvo acá?

Sí. Ileana (empleada administrativa de la CALP) se ríe cuando le digo que casi nací en la cooperativa (risas). Desde que tengo uso de razón estoy en la cooperativa. Sí, yo soy descendiente de inmigrantes franco-italianos, mi apellido es bien francés, pero en sí mi bisabuelo vino de Italia, se fue de vuelta algún tiempo y volvió cuando mi abuelo tenía 10 años de Italia y ya se quedaron en la zona, se instalaron en la zona de San Gustavo, mi bisabuelo por esto de su vida fue productor agropecuario acá, mi abuelo también, mi padre también y yo también. Si bien nos fuimos cambiando de zona, mi bisabuelo, se lo escuché decir, y mi padre siempre lo repetía, que la forma de progresar en la zona era tener un puerto. A ellos les encantaba, es más, trataban de comprar campos que estén sobre el río. Cuando llegó mi bisabuelo compró algunos terrenos al norte, Arroyo Hondo se llama la localidad, mi abuelo compró un poco más, después mi tío, que entró hasta el río, pero bueno... Ellos decían que siempre el transporte por río era muchísimo más barato, y sí. Costo y volumen, son dos cosas que se suman, poder cargar un gran volumen y por supuesto a bajo costo.

¿Vino cuando se hizo la colonia San Gustavo?

No. Ellos vinieron después. La colonia San Gustavo se hizo bastante antes y fue poblada por suizos. Principalmente su fuerte era la siembra de trigo, inclusive hicieron un molino en esa localidad, tuvieron varios problemas: la sequía, las plagas, la langosta en ese entonces, la comercialización. Volvemos al tema puertos otra vez, tuvieron muchos problemas, ellos querían embarcar su producción, lógico, eran suizos y soñaban con abastecer [con] la falta de alimentos que había en Europa en [ese] entonces, de llevar la producción para allá, no sé por qué no lograron gestionar suficiente los embarques del puerto, lograron embarcar por lo que no les servía la producción y empezaron a vender y a irse y quedaron una o dos familias, se fueron todos. Ahí viene una nueva migración que, ahí sí, eran casi todos italianos, son la mayoría de nuestras familias, digamos, nosotros venimos de una religión católica-protestante, valdense se llama, y vinieron a Uruguay, de Uruguay hicieron las gestiones y comenzaron a asentarse la mayoría en San Gustavo. Eran todos los campos que iban dejando los suizos que se iban y habían quedado una mayor parte en poder de los bancos, por la crisis que habían sufrido estaban hipotecados, creo que la mayor parte se los compraron a los bancos y otros fueron gestionados a Bunge y Born, creo [que] era la firma que distribuía y se los iba vendiendo, y mi abuelo sí compró algún lote a otro propietario, y uno de los lotes sí lo compró en una subasta pública, él pagó la subasta antes, pagó la hipoteca, hizo el negocio y quedó con una de las chacras en San Gustavo. Después salieron, porque San Gustavo tiene su círculo, y ahí comenzaron a irse algunos para Arroyo Hondo, de mi familia la mayor parte estaba en esa zona. Si bien me crie hasta los 13 años en esa zona y después nos fuimos a otra, pero siempre dentro del departamento y siempre en [la] producción agropecuaria.

¿Ellos van comprando tierras o arrendaban generalmente?

Arrendaban hasta que lograban comprar un pedazo y así seguimos hasta ahora [risas]. La verdad que lo hizo mi padre y lo logré hacer yo también, si bien hoy es muy difícil, hace dos años logré desarmarme, en este momento yo estoy trabajando más ganadería, hice agricultura, mi vida fue [la] agricultura, pero bueno, la falta de tiempo y demás me llevó a dejar la agricultura, o dejo esto [la cooperativa] o dejaba la agricultura, dos sentimientos ahí medio bueno (...). Nuestro objetivo en la familia es alquilar hasta que logramos tener un bien propio, o por lo menos de la producción. Alquilar es caro y acá en la zona es muy caro conservar un establecimiento alquilado, zona que invade mucho monte, el mantenimiento de la tierra es caro, cuidarla, es ondulada, trabajar cuidando el suelo [para] que no se erosione... que se mantenga con fertilidad un tiempo también tiene su costo, y bueno, hay propietarios que lo entienden muy bien, son cuidadosos y otros que les interesa más la parte económica que el campo, entonces a veces cuando el productor está alquilando no le queda margen para dedicarle cierto dinero o cierto volumen de su producción a la conservación del suelo, que a nosotros nos interesa mucho.

Entonces, cuando te interesa mucho la conservación del suelo, te puede dejar afuera del contrato de arrendatario, o no, hay gente que le interesa mucho, propietarios que les interesa mucho que se la trabajen [a] la tierra pero que se la conserven. Hay propietarios que les interesa el ingreso, y nada más. El campo lo tiene porque lo tomó la familia, porque lo heredó o porque en el fondo después lo vende, esa es la situación de la zona. La mayoría de los campos, todos los productores nuestros que trabajan el 70% sobre campo alquilado, de ese 70% más del 50% son propietarios que lo han recibido de herencia. Uno que vive en el campo... u otro que lo agarra de afuera, son dos situaciones distintas.

¿Su padre estuvo vinculado a la Sociedad Rural de La Paz?

Sí, mi padre estuvo muy, muy vinculado, y después lo seguí yo. Y mi bisabuelo (...) tampoco estaba la cooperativa, él llegó en [el año] 1900 y la cooperativa se hizo en el 1950. Mi abuelo también ya había dejado la parte agrícola cuando se fundó la cooperativa, y creo que esa fue la razón por la que ellos no trabajaran con la cooperativa, uno porque no estaba la cooperativa, otro porque ya había dejado su producción agrícola, digamos. Pero mi padre sí, desde muy joven, desde que tengo uso de la razón… Los integrantes del Consejo presidimos la Rural, el tesorero nuestro que fue tesorero toda la vida, fallecido, se fue joven, digamos, presidió dos períodos la Rural. Es algo que nos trae mucha satisfacción, poder seguir trabajando juntos todas las entidades. Casi todas las entidades que están adheridas al ámbito agropecuario están juntas en una Mesa. A veces tenemos distintas ideas, pero el gesto del diálogo, que yo siempre… lo solucionamos. Sí la Sociedad Rural fundó la cooperativa.

 

Los inicios de la CALP, crisis y expansión

Nos llamaba la atención que en los comienzos la denominación de la cooperativa es Ganadera de La Paz, y después cambia a Agropecuaria.

Sí. En realidad “Agropecuaria” era muy limitada en esos años, en el departamento. Había actividad agropecuaria, había una casa antigua, que era la acopiadora, la que compraba acopios privados y compraba toda la producción de la zona, que también tenía un embarque sobre el río y tenía un túnel, que lo abandonaron, que se ve sobre la costanera ahora, era un túnel todo de pinotea, tablas de pinotea, era todo en bolsas, que ahí le pasaban aceite de lino y largaban bolsas, estaba hecho para que llegue a la barcaza y se pare ahí cuando llegara a la barcaza. Barcazas, por supuesto, mucho más chicas que ahora, eran otro tipo de producción, otra cantidad, otro volumen. Pero bueno, se trabajaba todo en bolsas. Estaba el túnel desde el galpón que estaba arriba, esa casa era casi la única que hacía toda la parte agrícola… Pero la cooperativa comienza su gran actividad cuando viene acá. Estaba en calle Italia y Brown, cuando se trabajaba todo en bolsas, pero cuando ya comenzó en los años ’70 con la producción más expansiva a granel, se instalaron acá. Esto era una vieja usina de corriente continua, una empresa suiza.

Después se funda la Cooperativa Eléctrica, que también es una cooperativa, ésta queda en desuso, estos galpones eran para los motores, bueno se instalan acá, ya ahí con el sueño del puerto, se instala la primera planta de silo, que después la desarmamos porque era chiquita, ya venían más tecnificadas, con zarandeadoras, clasificadora de cereales, todo, ya después se hacen las otras plantas, en la década del ’70, eso sí ya me acuerdo bien cuando se instaló y se fundó el puerto. El presidente de entonces, el sueño de él era el puerto y lo logró. Pero sí, nació como Ganadera, la fundó la Sociedad Rural para tener su comercialización de ganado, ese fue el primer objetivo. Ellos ya tenían, los viejos ruralistas ya tenían el sueño que sea de producción mixta, pero la fundación se la hizo para comercializar la producción.

¿Cómo fue su proceso de vinculación con la cooperativa?

Yo siempre le cuento mi historia a Ileana o los chicos que vienen acá, les digo: mirá, yo tengo recuerdo que tenía 7 años y le acomodaba la zaranda arriba de un camión que mi padre cambiaba cuando la cooperativa se cambió del centro para acá. Yo estuve siempre en la cooperativa, desde que venía de chiquito con mi padre, hasta que la cooperativa entró en este proceso de la década de fines del '70 y del '80 donde colapsó totalmente. Yo estaba comercializando con la cooperativa y estaba en mi periodo ahí, entre los 20 y 30 años. Soy nacido en el año '58, así que en el '88 estaba cumpliendo los 30 años recién y la cooperativa ya estaba en el horno, como decimos nosotros... Pero en ese lapso tenía mucha comercialización, tanto en ganadería como en agricultura. Yo hacía mis cultivos de lino, hacía bastante y se vendía por medio de la cooperativa, y me iba a la cooperativa, trabajaba con remate de feria, iba y compraba hacienda a la cooperativa, hacía invernada, sobre todo de vacas viejas o a veces de otras categorías, pero de la mayor parte vacas, y a veces las volvía a vender adentro de la cooperativa, digamos. Hasta que llegó el último remate de la cooperativa [risas] y bueno, ahí yo tenía una venta, tenía ventas de lino hechas y de haciendas hechas, me quedaron... no pagó más la cooperativa, colapsó.    

Cuando leemos las Actas, lo que vemos es que al principio era una cooperativa ganadera, después da la sensación de que hay una presión de los productores agrarios, de hecho, lo dicen, están pidiendo silos, “vamos a construir silos” en la década del '60. Después, la cooperativa entra en crisis a mediados de los '70 con la dictadura y en los '80. La sensación cuando se leen las Actas es que la cooperativa se desacomoda hasta que llega la crisis, vienen los acreedores, la quiebra y después viene el acuerdo con CARGILL y hay un despegue. Hay un cambio y después empieza a crecer, se diversifica muchísimo.

Enzo Cardozo [quien fuera presidente de la CALP] era uno de los pioneros, Julio Sáenz era otro, mi padre también estaba, si bien en ese momento hacía unos años ya que no estaba en [el] Consejo, hacía ya varios años, pero (...). Ya, ¿qué haces?, me dicen (...). ¿Y?, ¿la vamos a dejar caer a la cooperativa?, ¿vamos a dejar que se funda? Qué se yo (…), yo un poco ahí que no tenía (…), no había cumplido los 30 años todavía, me parecía un mundo medio (…), y me dicen: vos estás trabajando bien y vas a seguir afuera, con cooperativa o sin cooperativa yo voy a seguir mi producción, pero vos date cuenta que acá se nos caen, entre los que van a estar todos tus amigos y tu familia. Un buen lote de productores desaparece, porque no hay en este momento una empresa acá que se haga cargo de la parte que está tomando la cooperativa, si bien hay empresas privadas que vienen y trabajan en la zona, pero no van a tener el financiamiento que necesitan para seguir (...). Acompáñame y veinte al Consejo, vamos a formar un nuevo consejo y vamos a ponerle el hombro, y eso hicimos.

Y ahí me vine al Consejo, después salí otra vez del Consejo algún tiempo, volví otra vez hasta que, bueno, después quedé ya estable. Llegamos un momento en que era[mos] sólo nosotros, llegamos en un momento en que no sabíamos cómo había caído, (…) estábamos en un colapso total, hasta que tomamos la decisión (...) vamos a concursar a ver quiénes son todos nuestros acreedores: a quiénes le debemos, y lo decidimos ahí, en el ‘92 se concursó la cooperativa, así que llamamos a todos los acreedores, llamamos a los bancos, les pagábamos a los bancos, tuvimos que hacer concurso personal, digamos... Le pagamos al Supremo Gobierno de la Provincia [con el] que teníamos otro crédito, nos dio muchos plazos (…) se llama a todos los acreedores (…) y estuvimos pagándole hasta el ‘97, y bueno ahí tuve que ponerla en marcha de vuelta otra vez. Lo que pasa es que algunos prácticamente no nos dejaron ir más. Yo he hecho la propuesta, a veces, es la última vez que me [quedo]... y termino este año otra vez, mis tres años de consejero y que me reemplacen, digamos, como consejero inclusive… Ahí viene el problema, es como que uno heredó el cargo y tiene que quedar ahí.

 

Producción agrícola en el departamento La Paz

En cuanto a los rindes por hectárea en distintos cultivos: soja, maíz, trigo ¿ven que son muy inferiores a lo que son en la zona de Diamante, (de) Victoria? ¿De cuánto son más o menos? Para tener una idea.

Depende del cultivo. Con maíz es el más notable, porque maíz y trigo son más notables, si bien con trigo nosotros anduvimos con rindes muy aceptables este año, estamos en un 20% por debajo de ellos, siempre. En maíz más, [es] más alto, y bueno [la] soja dentro de la provincia se pelea un poco más, siempre es un 15% abajo. Ahora con la zona núcleo estamos a más del 50% de diferencia. Estamos sacando los rindes en un año y medio [y] nosotros quedamos a la mitad, es así.

En las Memorias y Balances se refleja el tema del uso de agroquímicos que tiene que ver con el problema de la conservación del suelo ¿Era así tan drástico el tema de suelos que necesitan mucha cantidad de agroquímicos?

Sí, sí, necesitan muchísima cantidad. Son faltos de nutrientes nuestros suelos, tenemos zonas que cuando comienza a llover no para más, entonces tenemos que ser muy cuidadosos, [por] todas estas pendientes se nos van muchísimo los nutrientes, se nos va materia orgánica, se lavan mucho los suelos. Y de por sí son suelos casi muy impermeables, no son como las zonas de Victoria y de Diamante, si bien son súper quebradas, pero llueve y el suelo absorbe mucho y conserva mucho la humedad, entonces no llueve veinte días en verano y ellos tienen humedad, [a] nosotros no nos llueve a los diez días en verano y estamos mirando para arriba y en veinte días tenemos una crisis hídrica, porque no resumen lo suficiente, no contienen el agua, son muy duros y se secan y cuando llueve es un pantano, pero bueno no filtran lo suficiente, no permeabilizan, entonces no se secan, cuando se secan se pasan de vuelta, se secan del todo.

¿Y han explorado nuevos cultivos, así como fue con el algodón, o el arroz en esta zona?

Se han probado muchísimos cultivos, hemos hecho convenios, todo. Son difícil[es] de adaptar [a] la zona de cultivo. Tenés el girasol, por ejemplo, [que] es una de las que más compite, pero muy difícil. El productor tiene que estar muy bien equipado, muy bien organizado y asimismo sufre el embate de las aguas, por ejemplo, porque está súper solito cuando sale desde un arroyito sube una loma, otro arroyito, un monte acá, otro allá y todos nuestros centros de cultivo son lotes dentro del monte. El girasol está maduro y hay que trillarlo, sí o sí, o se lo llevan las palomas. El girasol maduro ve que es una nube de palomas, uno pasa, pega un bocinazo y es una nube de palomas el cultivo. Bueno, eso si quiere dejar una hectárea sin trillar de girasol a los veinte días va y no va a encontrar [más] granos, se lo[s] comió todo el pájaro, por ejemplo. Intentamos con la colza, [y] no. Se hizo varios años colza, no la pudimos adaptar a la zona, si bien hay algún productor muy organizado [que] la está haciendo, están sobre caminos afirmados, sobre ruta también que tienen suelos más consolidados la hacen (...).

El algodón dejó de funcionar en la zona, mucho por una situación de precios internacionales negativa, si bien en la década del '80 y '90 anduvieron muy bien, sobre todo en la década del '90 tuvo una expansión grande acá el algodón, después la fibra de algodón no es la mejor en la zona, nunca se puede llegar a lo que es Chaco, o algo así, por las temperaturas, y si bien en el departamento de Feliciano se hizo una desmotadora no tuvo éxito el algodón acá. Se fue, era caro todo el proceso de producción, comenzaron a no dar los números y se cambiaron. Algo que se disipó, era un cultivo muy interesante porque era muy familiar, era de pequeño productor, que lo hacía particular. El arroz sí, tiene una zonita que si usted se va al norte de La Paz hasta Corrientes se ven las arroceras, pero son las arroceras que están muy aledañas al río, donde nuestro terreno pierde la zona barrancosa, las barrancas son playitas, nosotros acá tenemos veintipico de metros, donde queremos hacer el puerto nuevo tiene cuarenta y tres metros de alto sobre el agua, y ahí están a seis o siete metros, entonces logran bombear, los terrenos pierden la ondulación y logran la producción de arroz, ahí sigue desarrollándose el arroz, pero son zonas muy limitadas las superficies de suelo donde se hace arroz.

¿Y la historia del lino acá en el departamento La Paz cómo fue? Entre Ríos era gran productora de lino en gran parte del siglo XX y después se vino abajo.

Sí, era la producción de la provincia. Es más, te digo, mi producción de agricultor era de lino y maíz muy fuerte. Si bien sembraba otras cosas, mi producción de invierno era lino, [al] trigo prácticamente no lo contaba como producción porque era muy chiquitito, era el lino y el maíz. Yo empecé a los veinte años la producción agrícola digamos, produje en los campos de mi padre, después fui progresando un poco, pero comencé en los campos de él, haciendo producción agrícola, era lino y el cultivo grueso era el maíz. El lino entró en un proceso… cuando avanza la soja, la soja sube y el lino cae su proceso, las aceiteras se interesaron por el prensado de soja, no de lino. Era un volumen mayor, y el lino comenzó a no tener más comercialización como [lo] tiene hoy. Hoy haces un cultivo de lino y prácticamente tiene que ir a los depósitos y comenzar a buscar mercado, es muy posible que, en este tiempo, después estamos llegando a mayo o junio puedas vender el lino que sembraste en mayo del año anterior, y los productores hoy, a diferencia de años atrás, van muy al límite con los costos, a veces están vendiendo anticipado. Acá tenemos una cantidad de cosecha ya vendida para lograr seguir su movimiento con ventas a futuro. De acá salen una cantidad de cheques de ventas a futuro que se hacen.

El lunes tenemos una reunión de Consejo [de Administración] y estábamos sacando que nos falta un tonelaje de sorgo que estamos bastante apurados que nos de la situación climática para trillarlo, porque lo tienen que entregar porque ya lo tienen vendido hace un mes y medio, ya está vendido y está cobrado, es una venta a futuro y en Administración nosotros le damos el cheque, pero que nosotros tenemos que cubrirlo con mercadería, tenemos un tiempo digamos, pero el tiempo se nos va acortando, entonces llega un momento en que la cooperativa tiene que buscar recursos de ese cereal de otro lado o lo tiene que pagar, no podemos llegar e incumplir un compromiso de esos. Bueno [es] eso el productor va muy al límite con la producción. Tenemos productores que van vendiendo anticipado la producción, otros las venden, va llegando a la chacra, la van vendiendo, otros venden una mitad, se reservan un poco. El lino llega a eso, cosechan y se tiene que guardar la producción y no lo soporta. Y hay muy poco comercio, hoy el lino se está mirando más hacia la fase alimenticia, Brasil consume mucho lino.

Para la industria cosmética también se utiliza…

También, bueno todo eso es un proceso mucho más largo, entonces para todo necesita una clasificación de granos, una limpieza extraordinaria, una calidad, se hace, pero lleva mucho tiempo y de ahí a la cobranza lleva otro tiempo que el productor no soporta, esa es la razón, digamos. Y en la cooperativa vendemos por cuenta y orden, no compramos cereal, salvo lo que va a ser para fábrica de balanceado, [a] la industria de balanceado la cooperativa sí le compra al productor el cereal que necesita, pero no otro tipo, se comercializa por cuenta y orden del asociado, entonces la mercadería que llega la deposita en la sección a la orden de venta y se vende, en el caso del lino nos dan la orden pero no hay negocios de venta, con volúmenes muy chiquitos, eso fue lo que en toda la provincia el lino nos llevó. Y es un cultivo muy interesante, a nosotros nos interesa mucho lograr un comercio mucho más fluido porque se adapta mucho a la zona, es un cultivo propio de la zona, de Entre Ríos, ¿no?

Lo tratamos todos acá, trabajamos mucho con el INTA [Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria] en una variedad que se adapta mucho al departamento, se hizo la multiplicación. Acá, inclusive en la cooperativa, nosotros tenemos un semillero de multiplicación que trabaja en el Parque [Industrial] y que está haciendo trigo y soja básicamente, pero también hicimos lino, y tuvo un impulso dos o tres años que logramos algunos negocios, y salieron rápido a vender, a hacer el cultivo y, después, ya volvimos para atrás, no conseguíamos la comercialización rápida.

 

Comercialización de la producción

¿Cómo trabajan con la comercialización? Respecto del tema de la demanda, ¿trabajan con ACA?

Básicamente con ACA. Cuando reactivamos el puerto trabajamos mucho con Cargill,[3] prácticamente el 90% llegamos a trabajar con Cargill.

¿En el '98, '99, por ahí?

Sí, sí, hasta 2017 prácticamente todo era Cargill, y algo más afuera que hacíamos. Ahí había una relación más personal, digamos, que nos llevó a esa comercialización. El gerente general de compras de Cargill era muy amigo de uno de nuestros consejeros, fallecido que está ahí en la foto [Julio Sáenz], era muy amigo y después terminamos en una amistad justamente conmigo personal con el gerente Vázquez, y de una confianza mutua, digamos, inclusive una confianza de que si [los] productores necesitaban nos mandaba el adelanto Cargill, y no mandaba a cargar la mercadería, la dejaba acá, la embarcaba después. Bueno toda esa vida llegó hasta que Vázquez se retira de Argentina, porque lo llevan a Paraguay para hacer un desarrollo en Paraguay y Bolivia. Bueno, ahí las relaciones comerciales cambiaron, empezamos a hablar con gente que no conocíamos, así que los trámites tenían que ser muy de rigor, digamos. Y llega ACA ofertándonos mejores precios y buques que Cargill no tenía, que en Argentina no tenía buques de carga, tenía todo en Estados Unidos. Bueno, comenzamos con algunas comercializaciones de maíz muy atractivas, nos llevaban el maíz a precios mejores, inclusive en algunos momentos nos hacían algunas ofertas de comercialización de granos que Cargill no las tenía muy... no les interesaba mucho tampoco, y ahí comenzamos corriéndonos hacia ACA. Bueno, ACA entonces nos dice: ustedes son una cooperativa, necesitamos que estén asociados con nosotros, están comercializando un gran volumen. El gran detonante de nuestra asociación con ACA es, justamente, el tema puerto, ellos tienen el buque que nos abarata los costos, y nuestra misión es defender al asociado acá, nosotros tenemos que defenderle el bolsillo y sus condiciones de producción.

¿Los compradores de la producción de Cargill y de ACA eran los mismos? ¿El mercado asiático o la industria alimenticia de acá? ¿Son los mismos?

Sí, son los mismos. En los dos casos, por ejemplo, Cargill fue más, creo [que] desarrolló más eso, si bien ACA también, pero la producción de soja de Cargill no sé, creo que no embarcó ningún grano o poroto Cargill al exterior, digamos. La táctica de ellos es que nosotros trillemos, almacenemos y ellos iban llevando para abastecer la industria que tienen en Rosario, la descargaban directamente para la industria, lo está haciendo ACA también ahora, no pasan al barco el grano, digamos. En soja no lo hacen, pasaron algunos, creo que dos años lo hicieron, no lo hacen más, lo usan al buque para abastecer la industria aceitera. Sí la harina tiene el mismo destino y también el aceite, por lo menos el 80% del aceite tiene el mismo destino, y la harina es casi todo Asia, la mayor parte China, pero todo Asia tiene la comercialización argentina de harina de soja, y el aceite tiene variedad, tiene mucho más comercio, digamos, pero sí más o menos los mismos comercios, los dos, es variante.

El maíz ya tiene otra aplicación, un poco más diferente, abastecen mucho el consumo interno, inclusive nosotros vendemos de acá para consumo interno, para pollos, desarrollo de la industria avícola, porcina, abastecemos a las empresas de acá que se están desarrollando en la producción porcina, dejamos una parte, compramos nosotros los productores, lo que te dije hoy para balanceado, compramos como parte de sorgo, lo mismo que el maíz, va mucho para consumo interno, y bueno lo demás se embarca. El embarque sí, los mismos destinos, pero son muy distintos países o lugares a los que venden maíz.

 

Consecuencias de eventos climáticos sobre los productores y estrategias cooperativistas

RG: En algún momento, una crisis como tuvo el 2016, tuvo dos situaciones muy graves La Paz. El 2 de abril de 2016 comenzó a llover y se llovió más de 1.000 mm sin parar hasta que no quedó un sólo grano de soja, hay gente que no trilló un sólo grano de soja ese año, perdieron la cosecha entera, perdieron gran parte de lo que les había quedado de maíz, ya el maíz estaba trillado en una gran parte, pero lo que quedó se perdió, quedaron muy golpeados [los productores y las productoras], no pudieron cubrir las cuentas, así que tuvo que salir la cooperativa, y ahí ACA nos daba una mano, digamos. Nos daba un adelanto para estos productores que quedaron comprometidos. Le cumplimos, pero el 11 de septiembre de ese año vino la pedrada más extraordinaria, que espero no volvamos a ver en la vida los que la soportamos. Una franja que nos agarró, yo tengo dos establecimientos, y me pasó por los dos, las piedras superaban el tamaño de un huevo de gallina, entre 12 y 15 cm de piedra en el suelo, no quedó nada de nada, nada, ni para ganadería, así que eso fue devastador.

En mi casa había 40 hectáreas de trigo, yo lo había tercerizado con un amigo [y] no levantó una espiga, no quedó nada, y así fue en toda la línea de productores que agarró, el trigo para cosechar casi nadie lo había trillado todavía, había muy poquitas hectáreas trilladas, el maíz que ya estaba floreciendo y soja sembrada, no quedó nada. De vuelta hubo que empezar, así que bueno ahí tuvimos algunas reuniones de Consejo bastante discutidas, la cooperativa ya no tenía la cobertura necesaria para seguir adelantando a esos productores y también ahí ACA nos hizo un préstamo en dólares para seguir. Así que ahí se fue afianzando más ese vínculo con ACA. Nosotros lo hablamos con Cargill, nos dicen: bueno claro, capaz si estaba Vázquez, él habla por teléfono a Estados Unidos y se los manda al préstamo, nosotros no (...). La situación cambió, una situación de personas más que de estructura.

 

Escaso desarrollo de infraestructura y emigración rural

Una pregunta en relación con el Estado y la infraestructura. El tema de los caminos rurales de los campos, ¿no hay una tensión al tratar de avanzar ahí?

Es un tema provincial ese. No logramos en la provincia de Entre Ríos la atención, no la logramos. Ni la infraestructura de puertos. No te sé decir los kilómetros que he invertido en viajar para lograr [reconstruir] las estructuras de puentes que tenemos tirados en el suelo, sobre los ríos que nos limitan, no lo logré. Avanzamos bastante un tiempo, cambiaron las personas, los legisladores, se nos fue todo para atrás. Esa es una materia pendiente, y los caminos son muy deficientes en nuestra zona.

¿Y eso no ha variado también en las producciones? Digo en la ganadería u otras…

Sí, sí. Te lo ejemplifico un poquito. Nosotros tenemos la ruta 12, el Paso Telégrafo que se llama, que es el puente que nos une con Corrientes. Sobre Entre Ríos, paralelo al [río] Guayquiraró va un camino bordeando hasta otro paso que se llama Paso Yunque, ese puente no existe hace años, cayó al suelo. Lo hemos gestionado a ese camino y a otro que sale a lo que se llama Paraje Ombú, que hay un ripio. Mi hermana tiene establecimientos sobre ese camino ahí, tiene 13 o 14 km desde el ripio hasta ese paso Yunque, del lado de Entre Ríos tiene una zona extensa, como 4 kilómetros que son blanquizales, pobrísimos, inundables, vos subís a la barranca de Corrientes y es totalmente agrícola, que en este momento, no sé cuánto habrá de monte, me dijeron que se está haciendo monte todo y salir a la [ruta] Nº 12 tampoco tiene caminos Corrientes, aparte que le queda una distancia que prácticamente vuelven para atrás para tomar la ruta, tampoco tiene caminos. Ahí estaba la producción fuerte de algodón y tabaco que hablábamos al principio, muy fuerte, que fue otra de las consecuencias, porque de esa zonita era muy agrícola, que a nosotros nos súper interesa, de todo cultivo, arroz, maíz, lino, los productores de sandía, mucho pero mucho algodón, tabaco, eso se perdió todo. Lo compraron para zona ganadera, empresas que pusieron desarrollo ganadero, producciones extensivas y no muy organizadas tampoco, porque como no tienen caminos (...), principalmente no tienen caminos ni puentes.

Ese [faltante del] puente trajo un atraso infernal a la zona, es una zona que nosotros la contamos muy fácil, si tuviéramos ese puente tenemos seguro un volumen bastante mayor acá, y otro es el camino que va a Federal por la ruta Nº 5. Bueno eso ya no nos hacemos la ilusión porque varias veces nos prometieron que iban a hacer asfalto que venía la línea del interconectado de corriente eléctrica el anillo norte lo iban a pasar por ahí para abastecer un alto voltaje, para abastecer pozos de riego, todas esas cosas. Nos llegamos al río Feliciano y está el paso del Rinchín, ese puente también cayó al suelo. Hace unos meses ya fuimos, los intendentes de la zona, estuvimos ahí, miramos, me preguntaron, le digo: mirá, acá si mirás para cada lado adonde llega el puente tenés 20.000 hectáreas de campo, 18.000 vos las podés hacer agrícolas, buenos suelos. Dentro de lo malo que son los suelos, esos son de los mejores, pasamos el puente, avanzamos 1,5 km y ya tenemos para desarrollo agrícola o ganadero bastante intensivo, lo que quieras, pero hay para desarrollo de cultivo, una zona muy buena [que] está perdida. Tiene que salir y tiene que hacer 60 km, quedan los camiones empantanados, que no pueden llegar, que no pueden hacer la trilla.

No hay desarrollo en la zona por falta de infraestructura, de puentes y caminos. Y para nosotros es un porcentaje altísimo que nos queda fuera de producción. Esa es una materia pendiente, que no logramos. Lo hemos intentado, eh. Adonde me llaman viajo por eso, pero no (...). Hay una relación directa de infraestructura con crecimiento, no hay crecimiento sin caminos y sin infraestructura.

 

Objetivos de la CALP, servicios al productor y perspectivas a futuro

¿Cuál es la expectativa que tienen a futuro? Es decir, ¿la cooperativa qué sueña? O, ¿cuál sería el objetivo a diez años?

Nuestro objetivo principal es un poco lo que estuvimos hablando... Es una cooperativa que tiene muchos productores medianos y pequeños. Nuestro objetivo es seguir modernizándola, sin entrar en la locura, digamos. Pero que sea una empresa totalmente inclusiva de la gente, que no llegue el momento en que sea una empresa que, bueno, para tal escala de productores tiene y los otros no. Que sea totalmente inclusiva. Es tratar de seguir desarrollando la mayor diversidad de producción que tenemos, que eso te lleva a la integridad de los productores, qué otros cultivos. El otro día estuve con productores, ¿qué pasa con la chaucha?, la producción de chaucha vamos a investigarla. No es meterse en todo, sino lograr la inclusión y el desarrollo de todas las familias que están en el campo, la mayor que podamos, ese es nuestro anhelo de acá para adelante. Si tenemos que desarrollar algún otro cultivo, ponerle todas las pilas para desarrollar un cultivo [para] que no se nos vayan [las] familias del campo. Un poco es a diez años decir: el productor que llega a la cooperativa tiene que tener todas sus inquietudes satisfechas y toda su necesidad también, de todo lo que es insumo y desarrollo agropecuario tiene que lograrlo en la cooperativa. No puede tener un 10%, un 20% y salir a correr a otro lado.

Tenemos que ser lo suficientemente eficientes para brindarle lo que el productor necesita, sobre todo la mayor cantidad de inquietudes del productor, tendríamos que tener todas las respuestas en la cooperativa, ese es el objetivo nuestro. No tanto el súper crecimiento económico sino el crecimiento un poco más intelectual, si querés, e integración comunitaria de la masa societaria. Y, sobre todo, un objetivo que quisiéramos tener es gente joven dentro de diez años. Y si los podemos tener dentro del Consejo, mucho mejor.

Es nuestro anhelo, si dentro de diez años vamos a tener productores jóvenes en una asamblea, en una reunión, en la mesa de capacitación, y vamos a tener aunque sea los consejeros suplentes jóvenes acá adentro. Les digo en la asamblea: sepan gente que yo no tenía treinta años cuando llegué al Consejo, no era un director, era un chico que llegó a aprender, pero ya estaba dentro del Consejo de la cooperativa. Hoy capaz que no tendría que estar con 64 años, tendría que estar mirándolos a ustedes cómo están trabajando o a disposición para cuando me hagan una pregunta, si quieren. Pero yo ya ni debería estar en la conducción de la cooperativa, deberían estar los más jóvenes. Ese es el anhelo nuestro, a diez años por delante o algunos años por delante. Es un cambio que de alguna forma tenemos que lograrlo. Decir: bueno, yo llego a la cooperativa, si tengo un problema tiene que estar la solución.

Una plaga nos llegó para la cosecha pasada, el pulgón de la caña de azúcar, acá nadie lo conocía y se llevó el 70% del cultivo de sorgo por falta de conocimiento. Cuando vino, llamamos a todos los técnicos: chicos, a esto hay que investigarlo rápido, y salieron uno para un lado, otro para otro, agarraron el teléfono. Sí, porque es el pulgón de la caña de azúcar (...) llegaron tarde. Pero este año, ya no. Este año estuvieron preparados, bueno eso es lo que necesitamos, y a futuro tenemos que estar más capacitados con eso, si apareció un problema, la cooperativa tiene todos los equipos técnicos para todos los asociados, sin excepción. Tienen que tener la respuesta. Pero con gente joven, nosotros los viejitos, a un costadito.

 

Bibliografía

Camarda, M. y Serfaty, N. (2024). “El desarrollo de la ganadería y la agricultura en la Entre Ríos de fines del siglo XIX y principios del siglo XX”. Historia Regional, ISP Nº 3, Villa Constitución, Año XXXVII, Nº 53, Septiembre-Diciembre, pp. 1-19.

Ferreyra, A. M. (2021). La Cooperativa Agropecuaria de La Paz ante la crisis de la convertibilidad y sus estrategias de desarrollo (1994-2003). Revista de Estudios Marítimos y Sociales, Nº 19, julio, pp. 149-174.

Wilson, C. (2022). Transformaciones productivas e impactos en el territorio de la Cooperativa Agropecuaria de La Paz, Entre Ríos (1995-2009). Revista Idelcoop, Nº 237, pp. 105-129.

 

[1] Profesor en Ciencias Sociales de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Entre Ríos (FHAyCS-UADER). Especialista y Magister en Historia Económica y de las Políticas Económicas por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Becario doctoral del Instituto de Estudios Sociales, Universidad Nacional de Entre Ríos, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (INES-UNER/CONICET). Correo electrónico: cristianjswilson26@gmail.com

[2] La entrevista se realizó en el marco del Proyecto de Investigación y Desarrollo de la Facultad de Ciencias Económicas (FCECO), Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) Nº 410/19: “La vinculación territorial de las cooperativas agropecuarias en Entre Ríos”.  

[3] Cargill es una multinacional agroexportadora con sede en Minnesota -Estados Unidos-. En Argentina opera desde 1947 y ha logrado constituirse en una de las mayores empresas de procesamiento y comercialización de cereales y oleaginosas, además de ofrecer servicios financieros y de gestión de riesgo y agroinsumos a los productores. Según su página web en la actualidad posee “establecimientos industriales, terminales portuarias, acopios y oficinas comerciales en más de 60 localidades en 8 provincias” (www.cargillargentina.com.ar/es/sobre-cargill).